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El Mupi revela memorias del exilio del pintor Óscar Deras, quien migró hace 45 años

Cada hermano lejano construye una historia de memorias que enriquecen la identidad de El Salvador y es precisamente eso lo que el Mupi exhibirá por seis meses en sus instalaciones: una muestra de las «Memorias del Exilio» del pintor Óscar Deras.

Muestra "Memorias del Exilio" de Óscar Deras en el Mupi

Una obra de arte es más que el fruto de un proceso artístico, que desarrolla una idea concebida en la mente de su autor sobre un tema específico. Si detrás de cada ser humano se esconde una historia, detrás de cada pieza artística también. Por eso se dialoga con el Arte.

Y Carlos Henríquez Consalvi, director del Museo de la Palabra y la Imagen de El Salvador (Mupi), lo tiene muy claro. Por ello, en su afán de descubrir memorias, resguardarlas y revelarlas a los salvadoreños y el mundo, ha sabido identificar el legado de los compatriotas que constituyen la diáspora del país.

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Porque, sí, la comunidad salvadoreña en el extranjero es crucial para la esencia de la salvadoreñidad, aunque los detractores de la memoria histórica la invisibilicen. Incluso la IA entiende la importancia de atesorar el legado de los inmigrantes para cualquier sociedad. «Al vivir en otros lugares, las diásporas se convierten en ‘guardianas’ de la memoria, creando narrativas alternativas y plurales, asegurando que la historia no se olvide y promoviendo la identidad colectiva más allá de las fronteras territoriales».

Y la memoria, no solo son archivos periodísticos y literarios. «Nos interesa la historia contenida en la palabra hablada, en la imagen, en el maíz que comemos, la historia contenida en la destrucción de los bosques, y en aquello que se construye en sus cenizas, nos interesa la historia resguardada en los seres y comunidades anónimas, una historia desde abajo, la minuciosidad de la historia, que muchas veces nos da más explicaciones de las causalidades, que las que nos proporciona la historia con olor a moho, de monumentos de bronce y discursos laudatorios», detalla el director del Mupi en su artículo «El Salvador: País Portátil, Memorias e Identidades», publicado en el portal web caiman.de.

Muestra "Memorias del Exilio" de Óscar Deras en el Mupi
La exposición alberga 30 piezas del pintor salvadoreño radicado en Canadá Óscar Deras y se exhibirán hasta marzo del 2026. Foto: cortesía del Mupi

Fueron tales convicciones lo que permitieron a Henríquez Consalvi reconocer el invaluable aporte del pintor Óscar Deras, residente en Canadá desde 1984, tras la oportunidad de conocerle y conversar.

De aquel encuentro, surgió la retrospectiva de arte «Memorias del Exilio», que se exhibe en las instalaciones de dicho museo —ubicado entre la 19 y la 27 avenida norte, en el 1140 de San Salvador, a pocos metros del Colegio Gudalupano— desde el pasado 10 de octubre, y que estará expuesta por seis meses. Esta, incluye óleos, laca automotriz, grabados, cera y tinta china.

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Las diferentes tonalidades y técnicas pictóricas hablan de la historia del exilio que ha vivido el compatriota residente en Vancouver, Canadá.

Sin embargo, su historia en las artes plásticas comienza antes de que los albores del conflicto armado lo empujaran a migrar en 1980, en compañía de su ‘senséi’, Camilo Minero. Fue con él con quien comenzó a formar su personalidad artística, en la extensión universitaria que el maestro impartió en la UES, en los años 70.


«Óscar Deras, pertenece a una generación de artistas nacidos en la década de los años cincuenta – en el que me incluyo-; en su juventud, se compromete a su oficio de artista, persistentes muy a pesar de las vicisitudes y los avatares de la vida, propios de los que escogemos este quehacer en El Salvador».

Romeo Galdámez, artista visual salvadoreño, durante su intervención en la inauguración de la muestra.

Y aunque fue con él con quien logró dominar el dibujo y aprender la acuarela, su talento para las artes plásticas se hizo evidente en sus años escolares, durante los cuales descubrió que se le daba bien eso de dibujar.

No obstante, Minero no solo moldeó su talento, también compartió con él su filosofía de vida. «… él me dijo que practicara, que siempre practicara. Pero en los libros descubrí una frase de Plinio (El viejo): «Nulla dies sine linea, que significa: ‘Ningún día sin una línea'». Y la hizo suya.

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En un inicio, Deras alternó su trabajo con las clases de pintura, pero llegó el momento de tomar una decisión radical que lo enrumbó hacia las artes. Así, logró que el maestro Minero lo convirtiera en su discípulo, y para ello salía muy temprano en la mañana de su casa en el barrio Belén a la colonia Atlacatl de San Salvador.

Tras renunciar a su trabajo publicitario, y conocedor de su talento, optó por vender acuarelas en un centro comercial y un hotel capitalinos, para ganarse la vida. Fue así que mucha de su obra salió de las fronteras nacionales, en las maletas de los extranjeros que adquirieron alguna de sus piezas en esa época.

Muestra "Memorias del Exilio" de Óscar Deras en el Mupi
Una de las piezas de la exposición que evidencia la influencia de Camilo Minero en la obra de Óscar Deras. Foto: cortesía del Mupi

De esos años, figuran algunas pinturas en sus «Memorias del Exilio», mismas en las que se evidencia la influencia de su maestro, quien además le enseñó a trabajar la laca automotriz que descubrió en México, como parte de su aprendizaje junto a David Alfaro Siqueiros, uno de los tres grandes referentes del muralismo mexicano.

El Mupi exhibe justo un par de piezas en esa técnica, en la que se puede apreciar a una mujer de rasgos mesoamericanos. Se trata de quien fue la esposa de Deras, una salvadoreña que también migró en los años en que el pintor se trasladó a México junto al maestro Minero.

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En tierra azteca, Deras tuvo la oportunidad de formar sus capacidades en la Escuela Nacional de Artes Pláticas, en Xochimilco, por un año. Y, además, pudo conocer al director de cine español nacionalizado mexicano Luis Buñuel, en el antro El Ágora del D.F.

Luego de cuatro años en dicho país, decidió continuar su exilio en Canadá, migrando junto a su esposa en ese momento, con quien se reencontró en México, durante el exilio. Sin embargo, ya estando ahí, ser jefe de familia y migrante le significó dedicar la mayor parte de su tiempo a trabajar, en oficios que nunca imaginó realizar.

Muestra "Memorias del Exilio" de Óscar Deras en el Mupi
Una de las dos obras trabajadas en lacra automotriz que forman parte de la muestra de Óscar Deras. Foto: cortesía del Mupi

Aprendió a defenderse de los osos, para poder sembrar árboles en una montaña de una zona aislada, en un bosque donde llueve casi todo el tiempo, para lo que vivió en una tienda de campaña por un mes. También laboró en un museo militar haciendo un mural, y trabajó ocho años elaborando guitarras acústicas: «Ese ha sido el mejor trabajo que he tenido», asegura.

Luego aplicó para trabajar en la producción de vidrios industriales, de los que se usan para yates, vitrinas o puertas, pero lo consideró muy peligroso. Posteriormente, ingresó a la universidad y se convirtió en lo que él bautizó como ‘broomologis’: «Andaba barriendo los parqueos», explicó entre risas.

Pero todo ese tiempo, no dejó de realizar sus estudios en cuadernos de ejercicios y de pintar, realizando bocetos de todo lo que veía a su alrededor; todo porque su maestro, Camilo Minero, le advirtió que no terminara convirtiéndose en un pintor dominguero.

Muestra "Memorias del Exilio" de Óscar Deras en el Mupi
En esta pintura, Deras retrató a una novia japonesa que tuvo en Canadá. Foto: cortesía del Mupi

Ya jubilado, decide dedicarse a su pasión: la pintura, y le llega la oportunidad de exponer su obra por primera vez en su tierra natal.

Vale destacar que esas «Memorias del Exilio» que exhibe en el Mupi incluyen un autorretrato de 1977, con el que ganó un certamen de pintura impulsado por la Sala Nacional de Exposiciones, pieza que pasó a formar parte de la Colección Nacional de Arte.

«Hubo una pequeña controversia, pues cuando gané algunos protestaron y no sé por qué. Entonces le dije a mi mamá que era cosmetóloga, que me pusiera dos cachos; mi pelo era rizado, y ella me los recreó con papel aluminio. Ahí tenía como 25, 26 años», confesó el pintor en entrevista con EDH.

Lo cierto es que en esta exhibición, las piezas revelan las memorias que el discípulo de Camilo Minero cosechó a lo largo de su vida dentro y fuera del país, que ahora enriquecen la historia de El Salvador y el Mupi visibiliza.

Muestra "Memorias del Exilio" de Óscar Deras en el Mupi
El autorretrato del pintor radicado en Canadá que forma parte de la Colección Nacional. Foto: cortesía del Mupi
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