La afición de L.Á. Firpo esperó 12 años para poder gritar que es campeona. Y no dudó en acompañar al equipo hasta Usulután, para extender el festejo en el pueblo, con su gente. Esto, tras la salida de los monarcas del estadio «Mágico» González.

Aún el estadio, con la explosión de felicidad y ofreciendo a la hinchada la copa, el plantel vivió un momento único. Y especial.

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En solitario, con la intimidad de familiares y amigos, los jugadores comenzaron a tomarse instantáneas y, luego, se unieron como equipo para alentarse a que son los nuevos reyes. Un tiempo grupal necesario tras el título 11 de los toros.

Pero a la salida del estadio, los jugadores se trasladaron hacia el oriente, en el autobús que llevaba la copa. Los seguidores esperaban a los campeones a la entrada de la ciudad usuluteca, con música, con carteles, con gritos, con todo su apoyo.

Desde ahí, los jugadores se bajaron del autobús y con los hinchas caminaron todos juntos, como una sola oleada, hacia el parque central, donde se realizó el festejo.

La idea fue entregarle a la gente el título. Muchas personas se congregaron enfrente de la iglesia, desde donde los emblemáticos jugadores celebraron con su afición por todo lo alto.

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Mostraron la copa y los jugadores cantaban, tocaron los instrumentos y el técnico Marvin Solano dio algunas palabras: «Celebren, porque este premio es para todos ustedes», manifestó.

Fue un recibimiento lleno de alegría de los pamperos presentes, esos para quienes la espera fue larga, pero la noche tan corta. El equipo, que llegó a Usulután a las 3:00 de la mañana, se despidió de la gente tras más de una hora, con el deber cumplido y con la ilusión de nuevos títulos.