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Cuando Rob Reiner dirigió la película más romántica

Mucho antes de que la noticia del asesinato del reconocido cineasta y actor causara conmoción en Hollywood, su fama se debía, principalmente, a «Cuando Harry conoció a Sally», una comedia romántica que dirigió en 1988 y que fue un éxito instantáneo dentro y fuera de Estados Unidos.

Puede que, de primeras, muchos no reconozcan el nombre de Rob Reiner. Tristemente, en los últimos días acapara titulares por su trágica muerte, junto a su esposa, Michelle Singer. El mediano de sus hijos, con un largo historial de drogadicción, aparentemente los acuchilló en su hogar, en Los Ángeles, y posteriormente fue arrestado.

Mucho antes de que la noticia del asesinato del reconocido cineasta y actor causara conmoción en Hollywood, su fama se debía, principalmente, a «Cuando Harry conoció a Sally», una comedia romántica que dirigió en 1988 y que fue un éxito instantáneo dentro y fuera de Estados Unidos. Seguramente, ni Reiner, ni la autora del guion, la escritora y también cineasta Nora Ephron, soñaron que su proyecto llegaría a convertirse en un filme de culto dentro del género de los rom-com.

Al dúo Reiner-Ephron le sobraba talento: él despuntó muy pronto en la comedia como actor en la popular serie de televisión «All in the family», y cuando se atrevió a ponerse detrás de la cámara dirigió películas de éxito como «Misery», «Cuenta conmigo» y «La princesa prometida». En cuanto a Ephron, compaginó la escritura de guiones, ensayos y relatos con la dirección de filmes que también pertenecen al catálogo de inolvidables comedias románticas como «Algo para recordar» y «Tienes un e-mail».

Además de un agudo sentido del humor, Reiner y Ephron eran dos idealistas que creían en ese amor definitivo, por elusivo que resultara. Después de un tormentoso matrimonio con el periodista Carl Bernstein (pareja reporteril de Bob Woodward que destapó en el «Washington Post» el escándalo Watergate), Ephron halló la estabilidad conyugal junto al también periodista y escritor Nick Pileggi, autor de Wiseguy y Casino, dos novelas que llevó al cine Martin Scorsese.

Cuando en 1984 Ephron y Reiner se reunieron para colaborar en un guion, éste se encontraba desanimado por una serie de citas que no cuajaron después de su divorcio de la directora de cine Penny Marshall, que en su haber tiene otro clásico de la comedia, «Big», por la que Tom Hanks recibió su primera nominación a un Óscar. De las cuitas que le contaba Reiner a Ephron surgió la idea de la historia entre Harry y Sally, quienes comienzan una relación de amigos (en ocasiones accidentada) y acaban por romper la promesa de no mezclar la amistad con el sexo. La pregunta que se hacían Reiner y Ephron era: ¿Pueden un hombre y una mujer ser simplemente amigos y dejar a un lado cualquier sentimiento de atracción mutua? Lo cual suscitó otra pregunta: Si al final sucumben a la tentación, ¿puede sobrevivir la amistad?

Para responder estos eternos interrogantes en torno a las relaciones entre los dos sexos, hacía falta encontrar a la pareja de actores con la chispa necesaria –una perfecta combinación de vis cómica y química mutua– para darle vida al dilema que planteaban Reiner y Ephron a partir de sus propias experiencias. Y fue el tándem de Meg Ryan (actriz fetiche de Ephron) y Billy Crystal (amigo personal de Reiner que conocía bien sus tribulaciones amorosas) un emparejamiento perfecto para una comedia que hace reír sin que falte el toque romántico.

En estos días en que se publican obituarios y sentidos artículos sobre el sobresaliente legado artístico de Reiner, se ha recuperado una anécdota importante sobre el rodaje de «Cuando Harry conoció a Sally». Resulta ser que el final que conocemos –en la fiesta de despedida de año finalmente Harry y Sally se reconcilian y deciden apostar por su relación– no era el que tenían en mente Reiner y Ephron, ambos escaldados por más de una desilusión amorosa. Originalmente, los personajes que interpretaban Billy Crystal y Meg Ryan tiran la toalla, incapaces de resolver felizmente los dilemas que presenta la película en clave de comedia.

¿Qué hizo cambiar a Reiner de parecer y también a la igualmente escéptica Ephron? Durante la filmación, Reiner conoció a Michelle Singer, una fotógrafa que le presentó un amigo y sobre la que le dijo: «Cuando la conozcas, te enamorarás de ella». Dicho y hecho. Lo de ambos fue un flechazo y el director quiso el mismo final feliz en la gran pantalla para Harry y Sally; había recuperado la fe en el amor. Así fue cómo «Cuando Harry conoció a Sally» nos cautivó a todos. No habríamos querido otro desenlace para la célebre pareja de ficción.

Rob Reiner deja una filmografía importante, pero siempre será recordado por esa comedia romántica cuyo germen fueron sus desengaños en el apartado del romance. «Cuando Harry conoció a Sally» es de esas películas excepcionales que se pueden ver más de una vez porque su premisa no se desgasta con el tiempo y las modas al apelar a algo atemporal y universal: el deseo de enamorarnos y de que el amor perdure.

Gina Montaner (La Habana, 1960). Periodista y escritora. Desde hace más de cuatro décadas publica una columna semanal en el «Nuevo Herald» y en diversos periódicos en América Latina.

Su libro más reciente es «Deséenme un buen viaje. Memorias de una despedida» (Planeta 2024). En 2009 publicó la novela «La mala fama» (Plaza y Janés) y en 2006 coordinó y prologó «Un día sin inmigrantes» (Grijalbo).

*Twitter: ginamontaner

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