Es mi recordada historia de la mujer en la ventana a quien en verdad nunca llegué a conocer. El autobús me dejaba al principio de la avenida y era cuando comenzaba mi interior excitación al doblar la esquina para tomar aquel apartado callejón del tiempo. Todas las tardes regresaba del trabajo a la misma hora, bajo el vuelo vespertino de los pájaros urbanos. Mi seductor afán era ver a la dama que vivía en el edificio gris de verde entejado, a quien –de vuelta a casa—la descubría viendo pasar la vida desde el difuso cristal de su ventana. Siempre en la misma posición y con el mismo sublime mirar de una sensual aparición. Inmóvil en su eterna contemplación, parecía sonreírme y decir adiós con la mirada cuando yo pasaba de largo y me detenía un instante a contemplarla. Llegué a sentirla en mí -a pesar de no saber su nombre ni nada de ella- y de estar siempre distante de mí desde lo alto de la vida y el ventanal. Creí que era un ser de soledad, esperando ver aparecer por el camino al anhelado amor desde su lucera de cuatro ángulos. De cuando en vez le mandaba un saludo con las manos pero ella seguía indiferente. Repito que algunas veces me parecía verle sonreír y eso llenaba mi interior de un secreto aliento de dulzura. “¡Tan lejos de mis manos –me decía—y tan cerca de mi vida! la misteriosa mujer de cristal en la ventana! (I) “El Sueño de las Palabras”Libro ilustrado de C.B .Físico y digital. Pedidos: <arteditores7@gmail.com>
