Soluciones hay, comenzando por implantar las 3R: Recolectar, Reciclar y Reutilizar, hasta las máquinas que pueden recolectar la basura y los plásticos en los ríos y los océanos.
Soluciones hay, comenzando por implantar las 3R: Recolectar, Reciclar y Reutilizar, hasta las máquinas que pueden recolectar la basura y los plásticos en los ríos y los océanos.
Impactante el reportaje de EDH del domingo anterior sobre las toneladas de basura y plástico que flotan en la zona próxima a la Central Hidroeléctrica Cerrón Grande de CEL… ¿Y de quién es esa basura y los envases de plástico? Pues, de quienes los compraron y no los reciclaron. Los fabricantes de los envases ya los cobraron, pues cuando compramos un producto envasado, además del contenido —agua, jugos, leche, yogurt, detergentes, lejías, champús, pastas de dientes, desodorantes, aceites— también pagamos el envase, y por lo tanto, los dueños de toda esa basura somos los usuarios.
Pero como nadie la quiere, porque mientras no se recicle sigue siendo basura y su valor económico solo es potencial, al final, sigue siendo de todos y de nadie, pero los efectos nocivos sí afectan a la gente que vive en los entornos de esa gran polución.
Y así sucede en todo el mundo con los desechos de plástico que siguen acumulándose en los océanos, donde ya existen cinco grandes islas en los llamados “giros tropicales en los océanos”:
El Giro del Pacífico Norte.
El Giro del Atlántico Norte.
El Giro del Océano Índico.
El Giro del Pacífico Sur.
El Giro del Atlántico Sur.
La isla más famosa y extensa es la GPGP, ubicada entre Hawái y California, con una superficie de 1.6 millones de kilómetros cuadrados, como dos veces Texas, 80,000 toneladas métricas de plástico y 1.8 billones de piezas individuales, según la IA.
¿Hay soluciones? Sí, pero es tanto el plástico, más el que se sigue produciendo, que harán falta décadas para recolectarlo y reciclarlo.
Fíjese: El dinero del petróleo del que se fabricó lo recibieron los países petroleros. Las ganancias de fabricarlos, los productores. Las de distribuirlos, los distribuidores… Y el valor del servicio de lo que venía en los envases, los usuarios, incluidos usted y yo. El precio del plástico siempre fue y sigue siendo bajo, porque nunca incluyeron los costos de reciclaje… Lo lógico sería que cada producto incluyera el costo de reciclarlo y se reciclara.
Ya existen las “máquinas de venta inversa” en algunos supermercados en Suecia y Alemania, en las que se introducen latas, botellas de plástico y vidrio, que leen las etiquetas y devuelven el dinero, que puede cambiarse o lo restan de la compra.
Y para limpiar los lagos y ríos hay barcos de diferente tamaño que recogen la basura y las plantas acuáticas, las trituran y descargan en la orilla en camiones que la transportan a estaciones de reciclaje.
Soluciones hay, comenzando por implantar las 3R: Recolectar, Reciclar y Reutilizar, hasta las máquinas que pueden recolectar la basura y los plásticos en los ríos y los océanos.
Quizás, cuando la proliferación de enfermedades causadas por el microplástico —que ya está en casi todos los alimentos— sea como con el COVID, se empiece a aplicar estas y otras soluciones.
Pero pensando en los ríos, lagos y las costas salvadoreñas, los que vivimos aquí tenemos que aprender y emprender sobre el uso del plástico y el manejo de la basura, pues aunque las empresas fabricantes y distribuidoras ya recibieron sus ganancias, la basura y sus efectos nocivos nos perjudican a todos y así, entre menos desechos generemos, mejor para todos.
Si salvar a la fauna de los lagos, el mar y la población del microplástico se reorienta de la rentabilidad económica a la rentabilidad social, sí se puede. La cuestión es: ¿quiénes tienen la mentalidad y el dinero para hacerlo? Para mí, las entidades de ingeniería y finanzas que sepan expresar la “rentabilidad social” que nos beneficia a todos en “rentabilidad económica”… La ecuación financiera es la misma: invertir para ganar, pero en este caso, para ahorrar los costos de las consecuencias nocivas de la polución.
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