El programa Cosechando Sonrisas lleva años perfeccionando un sistema de autoabastecimiento de alimentos mas nutritivos que ha llegado a un nivel realmente notable transformando vidas de miles de salvadoreños.
Desde el 2018, Cosechando Sonrisas ha sido un proyecto transformador tanto para los voluntarios como para nuestras comunidades. Lo que comenzó como un modesto piloto con apenas 8 familias hoy en día se ha convertido en una iniciativa floreciente que abarca a comunidades enteras, con un impacto de aproximadamente 1500 familias desde sus inicios.
Hoy cada huerto desarrollado y construido desde cero son el reflejo del compromiso constante de cada familia. Cada fin de semana es un nuevo reto en las comunidades trabajando de la mano junto a ellas, organizando y diversificando los cultivos.
En el corazón de la capital, se están desarrollando espacios de convivencia, huertos comunitarios y micro granjas avícolas, con la fuerte convicción que si tenemos VOLUNTAD podemos mejorar nuestros espacios.
La mayoría de las comunidades, tenían espacios que durante mucho tiempo dejaban basura: botellas de vidrio, pañales, plásticos, cartón, electrodomésticos como lavadoras y otros desechos permanecían bajo el sol y la lluvia, contaminando el medio ambiente y poniendo en peligro a los residentes locales. Para mí, este proyecto es un sueño. Hoy en día muchos niños los verán jugar y ahora, por primera vez, tenemos un hermoso espacio verde y limpio donde pueden convivir en armonía con la naturaleza y aprendiendo el valor de cultivar cada alimento.
Las comunidades beneficiadas de San Salvador Centro hoy están disfrutando de este espacio que antes no tenía ningún valor, pero que, con visión, esfuerzo y dedicación de muchas personas, se convirtió en un lugar vivo.
Este cambio no se produjo de la noche a la mañana. Hicieron falta muchas manos, muchas horas y un enorme corazón para transformar un lugar tóxico en un huerto comunitario, acogedor y hermoso. El nuevo espacio ha cambiado la vida de la comunidad y su éxito duradero requerirá un esfuerzo continuo. Ahora, el reto es el mantenimiento y la conservación del espacio.
Con el programa Cosechando Sonrisas liderado por mi persona hacemos un enorme esfuerzo por entregar semilla, abono, fertilizantes, fumigaciones, pollitos, concentrado, granza entre otros insumos para iniciar desde cero un huerto comunitario y micro granjas de pollitos de engorde.
En un país donde la conexión con la naturaleza parece desvanecerse, los huertos urbanos son una solución efectiva para enseñar a las nuevas generaciones valores de sostenibilidad, autoconsumo y cuidado del medio ambiente.
La agricultura urbana se define como el cultivo de plantas dentro de los límites de las ciudades, desarrollándose en espacios diversos como traspatios, techos, paredes, balcones, terrazas y parcelas pequeñas. El impacto social de los huertos urbanos es profundo y multifacético. Estos espacios fomentan la cohesión social y la convivencia, especialmente cuando se desarrollan en espacios públicos o comunitarios.
La participación vecinal en la gestión de espacios en desuso genera un sentido de responsabilidad hacia el entorno, estableciendo relaciones comunitarias que trascienden la actividad agrícola.
La contribución a la seguridad alimentaria representa uno de los impactos más directos de los huertos urbanos. Garantizan que las personas tengan acceso físico, social y económico permanente a alimentos seguros, nutritivos y en cantidad suficiente. Más allá de esto, promueven la soberanía alimentaria: el derecho a disponer de alimentos producidos de forma sostenible y ecológica, adaptados a nuestra cultura.
Los huertos urbanos representan sistemas ejemplares de economía circular. La utilización de residuos sólidos inorgánicos (llantas, contenedores plásticos, madera) para construcción de estructuras amplía el periodo de uso de estos materiales, reduciendo su impacto ambiental.
El programa Cosechando Sonrisas de agricultura representa un caso excepcional de transición hacia la producción orgánica urbana, con la dinamización de espacios en desuso.
Los huertos urbanos representan mucho más que espacios de producción agrícola: son laboratorios de innovación social, aulas de educación ambiental y espacios de construcción comunitaria. Los huertos urbanos no son solo una respuesta a las crisis actuales, sino una inversión en el futuro sostenible de nuestro amado El Salvador.
Con mucho amor y esfuerzo continuare mi labor en las comunidades para seguir transformando significativamente nuestro sistema de producción alimentario en la capital; avanzando cada día a nivel nacional.
Ingeniera.