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El legado de Charles Dorat, la flor de Pascua y la «Historia de la Ciencia en El Salvador»

Un botánico británico del siglo XIX, Charles Dorat, legó más de 100 acuarelas sobre flora medicinal de El Salvador y Honduras, un tesoro redescubierto en la investigación científica regional.

Acuarelas del botánico británico Charles Dorat
Acuarela de la flor de Pascua o flor de María, mejorada con herramientas de IA. Foto: imagen de carácter ilustrativo y no comercial / https://huntbot.org/artdb/art-collection-search?page=499

El calendario de Adviento, una tradición que anticipa la Navidad, ha servido este diciembre de 2025 como insólito portal para revisitar y actualizar la historia de la ciencia en Centroamérica.

El investigador y escritor salvadoreño Carlos Cañas Dinarte, residente en Barcelona, inauguró su recuento histórico en redes sociales con la imagen de la icónica flor de Pascua (Euphorbia pulcherrima), conocida en El Salvador también como flor de María o de Concepción.

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La imagen que compartió Cañas Dinarte no era una fotografía, sino una delicada ilustración botánica en acuarela, obra del científico británico Dr. Charles Dorat (1806-1873). Esta obra, junto a otras, forma parte de la colección del Hunt Institute for Botanical Documentation de la Universidad Carnegie Mellon, Estados Unidos.

Más allá del valor estético de la pieza, el divulgador salvadoreño informó un hecho de gran trascendencia académica: dicha ilustración será incluida en el segundo tomo de la «Historia de la ciencia en El Salvador», un proyecto que él y Patricia Guerrero-Medrano escriben para la Universidad Francisco Gavidia (UFG) y que está próximo a publicarse.

Este anuncio pone nuevamente el foco en la figura de Charles Dorat, un médico y naturalista que dedicó dos décadas de su vida a catalogar la farmacopea natural y la vida en los incipientes estados centroamericanos del siglo XIX. Pero qué es farmacopea: según la IA es el «libro oficial que contiene descripciones de medicamentos, sus ingredientes, su preparación, y los métodos para determinar su calidad, identidad y pureza».

Precisamente, es gracias al trabajo investigativo de Cañas Dinarte y Guerrero Medrano que la información conocida hasta hoy sobre Charles Dorat será actualizada y expandida en esta obra de la UFG, arrojando luz sobre facetas de su vida que antes eran desconocidas o simplemente especulativas.

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Su trabajo, aunque inicialmente poco conocido y con su proyecto editorial inconcluso, representa hoy una fuente fundamental para la botánica y la historia de El Salvador y Honduras.

Un médico en el trópico

Charles Dorat nació en una familia con fuertes vínculos en la medicina y las élites europeas. Fue hijo de Sir John Dorat (1779-1863), un distinguido cirujano general que ejerció en Bruselas, París y Londres, y que tuvo cargos diplomáticos y militares.

Acuarelas del botánico británico Charles Dorat
Lámina de la Agaltéca. Flor de San Juan, mejorada con herramientas de IA. Foto: imagen de carácter ilustrativo y no comercial / https://huntbot.org/artdb/art-collection-search?page=499

Siguiendo la senda familiar, Charles se convirtió en médico, un oficio que complementó con una vocación de naturalista y artista, y fue elegido miembro de la Sociedad de Literatura. A pesar de estos datos familiares, los investigadores del Hunt Institute han reconocido la dificultad para trazar con certeza los detalles de su vida temprana y su posición oficial a su llegada a Centroamérica.

Aproximadamente en 1850, Charles Dorat se trasladó a Centroamérica, una región recién independizada (1838) y marcada por una intensa inestabilidad política. Su destino principal fue El Salvador, aunque viajó por Honduras, permaneciendo en el istmo hasta alrededor de 1870.

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La correspondencia y los registros de la época han permitido determinar los lugares de residencia de Dorat en El Salvador, que se movió entre el Pacífico y el interior. Residió en Sonsonate (1857, 1861-1863, 1866-1870), La Unión (1858-1860) y posiblemente en Santa Ana ( entre 1864, 1865). Era una persona instruida, que hablaba varios idiomas y estaba familiarizado con profesionales médicos, funcionarios gubernamentales y clérigos centroamericanos.

Su pasión por la naturaleza y la ciencia lo llevó a registrar un amplio conocimiento sobre la flora y su uso medicinal, la fauna, la geografía y la historia de la región, prestando especial atención a la cultura de los pueblos indígenas. Sin embargo, el Dr. Dorat no limitó su actividad científica a la botánica y la medicina.

Acuarelas del botánico británico Charles Dorat
Acuarela del ruibarbo. Foto: imagen de carácter ilustrativo y no comercial / https://www.huntbotanical.org/admin/uploads/hibd-bulletin-29-2-update.pdf

Su fotografía en El Salvador

Otro aporte que Cañas Dinarte ha realizado sobre el botánico británico es la confirmación del papel de Dorat como fotógrafo y director de la tipografía oficial del país, según reveló vía mensajería a EDH.

Según el investigador, el gobierno salvadoreño de la época reconoció las habilidades de Dorat más allá de la recolección botánica y el arte:

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Además de la «recolección botánica y hacer una especie de botánica dibujada, unas ilustraciones naturalistas, también tuvo oportunidad de dedicarse a la fotografía. Entonces, el gobierno de El Salvador lo contrató para que dirigiera una cosa que le llamaron en su momento tipografía nacional; que sí existía la imprenta nacional, la tipografía nacional era la que se encargaba de hacer las imágenes. Por eso lo contrataron, porque él sabía de procesos tipográficos y además porque trabajaba fotografías», destacó el también escritor.

Este cargo no solo demuestra que Dorat era un fotógrafo activo, sino que también fue una figura clave en la gestión de la producción de imágenes para el gobierno salvadoreño.

Acuarelas del botánico británico Charles Dorat
Ilustración de la acacia, flor de Guacamuyjo de San Salvador. Foto: imagen de carácter ilustrativo y no comercial / https://huntbot.org/artdb/art-collection-search?page=499

Un hito notable de su actividad científica fue su participación en una comisión gubernamental, junto a los doctores Rafael Zaldívar y Carlos Bonilla, para estudiar y reportar la causa de la erupción del volcán de Izalco en 1868. Su labor abarcó el registro de los fenómenos geológicos, en una conjunción de sus intereses científicos y su potencial habilidad como fotógrafo de sucesos naturales.

Acuarelas de la flora medicinal

El mayor legado material de Dorat se encuentra en su producción artística y documental. Para 1860, el naturalista había completado 150 acuarelas botánicas de plantas útiles. Su gran ambición era publicar una flora medicinal en serie que cubriera todos los estados de Centroamérica. Lamentablemente, este proyecto nunca se materializó.

Dorat optó por el dibujo porque las condiciones ambientales hacían que los especímenes recolectados se dañaran con frecuencia por los insectos, mientras que la acuarela permitía la retención de la vital información de color.

Sus acuarelas no eran meras ilustraciones; eran un registro científico «asegurado e informativo» que incluía detalles anatómicos (flores, semillas, raíces) y notas escritas a mano sobre los nombres locales y los usos medicinales.

Acuarelas del botánico británico Charles Dorat
Acuarela de la La Crespia, Blistering leaf, Cedros. Foto: imagen de carácter ilustrativo y no comercial / https://www.huntbotanical.org/admin/uploads/hibd-bulletin-29-2-update.pdf

Para recabar esta información, Dorat tuvo que superar una «inicial desconfianza» de los pueblos indígenas. Con el tiempo, logró tender puentes y obtener información crucial sobre los nombres nativos y los usos económicos y medicinales de las plantas.

El trabajo de Dorat fue validado por su extensa correspondencia internacional. Sus contactos incluían:

Dr. Joseph Carson (EE. UU.): En 1860, Dorat le escribió desde La Unión, El Salvador, con una detallada observación sobre el proceso indígena de extracción de resina del bálsamo de Perú (Myroxylon balsamum var. pereirae). Esta carta fue publicada en el American Journal of Pharmacy de 1869.

Daniel Hanbury (Inglaterra): El botánico y farmacélogo inglés mantuvo correspondencia con Dorat entre 1861 y 1871. Dorat le envió especímenes, información sobre materia médica y bocetos. Tres de las acuarelas del Hunt Institute, como la del  ruibarbo de Guatemala (Jatropha podagrica), coinciden con los especímenes documentados en el herbario de Hanbury. La información de Dorat sobre el bálsamo de Perú fue tan detallada que Hanbury la incluyó en su propio artículo de 1864.

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Las 42 acuarelas de Dorat que hoy posee el Hunt Institute llegaron en dos donaciones. La primera, en 1973, y consistió en 36 acuarelas de plantas medicinales de la zona de Cedros, Honduras. La segunda, en 1986, añadió seis acuarelas adicionales que representaban escenas de la aldea de Omoa, Honduras.

La donación se realizó en memoria de Amy R. Edwards y sus padres, Amory Edwards (1814-1881) y Sophia Jones Edwards. Amory Edwards fue Cónsul General de EE. UU. en Nicaragua y, crucialmente, presidente del proyecto fallido del Ferrocarril Interoceánico de Honduras (HIOR).

El artículo del Hunt Institute especula que Dorat, por su vasta experticia en recursos naturales, pudo haber sido el «médico que hacía doble función como mineralogista» en la expedición de 1853 para determinar la ruta del HIOR.

Esta conexión no solo daría una razón para la presencia de Dorat en puntos clave de Honduras como Cedros y Omoa, sino que también explicaría la razón por la cual las acuarelas de Dorat terminaron en manos de la familia Edwards, y de ahí, en la colección del Hunt Institute.

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