A las puertas del Panamá vs. El Salvador para el cierre de las Eliminatorias Mundialistas, recordamos a los talentos canaleros más destacados
A las puertas del Panamá vs. El Salvador para el cierre de las Eliminatorias Mundialistas, recordamos a los talentos canaleros más destacados

En la historia del balompié salvadoreño hubo panameños con grandes actuaciones para recordar. Pero sus gestas van más allá de los números, sugiriendo que estos baluartes puedan gozar en el caló popular del mote notable de «leyendas». De personajes que dejaron huella en los corazones futboleros en El Salvador, y en algunos casos, también afuera del territorio cuscatleco.
El talento panameño no se cuenta por centenares como los brasileños, argentinos o colombianos en la Liga Mayor. Sin embargo, la importante mayoría de ellos vinieron a El Salvador para aportar algo más que su reputación, su currículo o sus buenas intenciones. «Cayeron» a suelo cuscatleco para demostrar su integridad, fortaleza, determinación y capacidad.
Nicolás Muñoz es sin duda el máximo representante del talento canalero que arribó a la Liga Mayor. Tras un breve paso por el Envigado de Colombia «Nico» llegó al Chalatenango, a donde no hizo mucho ruido pero se dio a conocer por su impronta, volvería por un torneo corto al San Miguelito, equipo que lo formó para recalar en FAS.
En su primera etapa con el conjunto asociado compartió con talentos como Luis Castro, William Machón, el finado Alfredo Pacheco, Marvin González, Ramón Flores, Víctor Velásquez, Emerson Umaña, Cristiam Álvarez, GIlberto Murgas, Juan Carlos Panameño, Víctor Mafla, Alejandro De La Cruz, Williams Reyes entre otros. Ahí brilló y fue campeón.
También jugó varias etapas con Club Deportivo Águila, un paso poco recordado por Alianza, destacó en Vista Hermosa e hizo historia en Metapán. Además, militó en Firpo, Pasaquina, El Vencedor y en Municipal Limeño, a donde redondeó su bestial gesta de los 303 goles en el máximo circuito del balompié local. Una auténtica locura.
Quizás Muñoz y todos los panameños a quienes destacamos en este artículo tienen en común también la modesta reputación que les precedía, ya que nadie venía con un «gran cartel». ¡Y en lo que se terminaron convirtiendo! Talento de altísima calidad deportiva y humana.
Luis «Cascarita» Tapia es recordadísimo tanto por jugadores como aficionados en El Salvador. Vino a la Universidad Nacional pero duró muy poco ahí ya que de Alianza FC se pusieron las pilas para arrebatárselos a los escarlatas. En el conjunto paquidermo dio una cantidad ingente de asistencias y algunos goles de resaltada importancia. Formó parte de la famosa «Orquesta Alba», un mote que hace honor al exquisito juego exhibido en cancha y a la exacerbada algarabía que despertaba en propios y extraños.
«Cascarita» también pasó por Atlético Marte, la UCA, Juventud Olímpica y Negocios Internacionales. Otroras compañeros suyos como Tomás Pineda, Salvador Mariona, Mauricio «Pipo» Rodríguez o Jaime Portillo relatan que Tapia era un sensacional sobre los terrenos de juego, de gran calidad humana, muy sencillo y de excelso juego como extremo o finalizador.
También recordamos a Percival Piggot hijo quien estuvo en Luis Ángel Firpo entre 1994 y 1995. Un centrocampista de gran portento y colaboración en la cancha. Un fuera de serie que pese a su corto paso por la LMF dejó huella por su calidad superlativa. Luego brilló también en Costa Rica y su natal Panamá.
Otros también hicieron lo suyo como Roberto Chen o Armando Polo en tiempos más contemporáneos.
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