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El triunfo espectacular de Zohran Mamdani abre una nueva era en Nueva York

Mamdani recibió el 51 por ciento de los votos; Cuomo, el 41 por ciento, y el candidato republicano Curtis Sliwa, un magro 7,1 por ciento. Desde la década de 1960, ningún aspirante a la alcaldía de Nueva York había ganado por más de un millón de votos, como lo consiguió Mamdani.

Victoria en Nueva York: el candidato socialista Zohran Mamdani ganó la alcaldía de la ciudad en la elección del martes 4 de noviembre.

Mamdani, un joven político de 34 años, musulmán, nacido en Uganda de padres originarios de la India, derrotó por más de un millón de votos a Andrew Cuomo, ex gobernador del estado de Nueva York. Mamdani ganó a pesar de que Cuomo, que contaba con el apoyo de un grupo de multimillonarios, gastó muchísimo más en la campaña electoral. Cuomo también tenía el apoyo del presidente Donald Trump, quien advirtió —en tono abiertamente despótico— que si Mamdani ganaba, retiraría los fondos federales a Nueva York. La amenaza no hizo mella en la decisión de los neoyorquinos de dar un giro radical a la política en la Gran Manzana.

Mamdani recibió el 51 por ciento de los votos; Cuomo, el 41 por ciento, y el candidato republicano Curtis Sliwa, un magro 7,1 por ciento. Desde la década de 1960, ningún aspirante a la alcaldía de Nueva York había ganado por más de un millón de votos, como lo consiguió Mamdani.

El mismo martes, el Partido Demócrata consiguió también importantes triunfos en otros estados. En Virginia, la demócrata Abigail Spanberger ganó la gobernación, y en Nueva Jersey, Mikie Sherrill será la nueva mandataria de un estado que en muchas ocasiones había favorecido al Partido Republicano. El presidente Trump reconoció que la noche del martes no fue buena para su partido.

Hace un año, Mamdani apenas contaba con un respaldo del uno por ciento en las encuestas. Pero el martes pasado arrasó en las urnas. El triunfo demócrata revela un deseo de cambio entre amplios sectores del electorado y un rechazo a las políticas de Trump. El mensaje neoliberal, fundamento ideológico de la administración estadounidense actual, se ha ido a pique en Nueva York y en muchos otros lugares. Y cada vez irá más en retroceso, a medida que la gente se canse de las promesas incumplidas de los representantes de la clase rica atrincherados en posiciones de poder, de su retórica hueca. Y asimismo a medida que más jóvenes, los integrantes de la Generación Z, libres del discurso ideológico de la Guerra Fría, salgan a votar por candidatos que ofrecen un futuro mejor, con menos desigualdad social, menos precariedad laboral y menos crisis económicas.

“Desde que tenemos memoria, los trabajadores de Nueva York han escuchado de los ricos y los influyentes que el poder no les pertenece –dijo Mamdani el martes, en su discurso de aceptación–. Dedos magullados de tanto levantar cajas en el almacén, palmas callosas por los manillares de las bicicletas de reparto, nudillos con cicatrices de quemaduras en la cocina: estas no son manos a las que se les ha permitido ostentar el poder.

“Y sin embargo, en los últimos doce meses, se han atrevido a aspirar a algo más grande. Esta noche, contra todo pronóstico, lo hemos logrado. El futuro está en nuestras manos”.

Mamdani triunfó con la promesa de un cambio beneficioso para la mayoría en la urbe considerada la capital del mundo. El joven político, el primer musulmán que gana la alcaldía neoyorquina, propone hacer que las viviendas de la ciudad sean más asequibles, congelando los alquileres para un millón de inquilinos; ofrecer transporte gratuito en los autobuses urbanos; crear un programa universal gratuito de cuidado infantil, y abrir cinco supermercados subsidiados por el gobierno, entre otras ideas. Para costear estos planes, elevaría los impuestos a los residentes más ricos.

Y también ha prometido que Nueva York, fiel a su historia y a sus raíces, seguirá acogiendo a los inmigrantes, en el espíritu de los versos de Emma Lazarus grabados en la base de la Estatua de la Libertad: “Dadme a vuestros cansados, a vuestros pobres, a vuestras masas hacinadas que anhelan respirar libres”.

“Nueva York seguirá siendo una ciudad de inmigrantes –prometió Mamdani en su discurso–, una ciudad construida por inmigrantes, impulsada por inmigrantes y, a partir de esta noche, liderada por un inmigrante”.

Los conservadores han lanzado una andanada de críticas contra las propuestas de Mamdani. Pero la ciudad más cara de Estados Unidos necesita un cambio que beneficie a la mayoría. Que sus trabajadores puedan vivir en la ciudad, no en suburbios en Nueva Jersey, al otro lado del río Hudson, o en el condado de Westchester, o incluso más lejos, en el estado de Connecticut, porque sus salarios no les alcanzan para vivir cerca de donde laboran. Que los padres puedan ir a sus empleos sin tener que gastar una fortuna en la guardería de sus hijos. Que los inmigrantes puedan vivir y trabajar sin temor a que agentes enmascarados de inmigración lleguen a arrestarlos, muchas veces violentamente, la mayoría de las veces injustificadamente. Que la fabulosa ciudad de Nueva York sea aún más maravillosa no solo para los que tienen la cartera abultada, sino para todos sus residentes.

El 1 de enero, cuando Mamdani asuma la alcaldía de la ciudad que nunca duerme, una nueva era comenzará en la Gran Manzana. Una era que podría marcar el inicio de un cambio tan histórico como ineludible en Estados Unidos. Una vez más, Nueva York señala el camino. [FIRMAS PRESS]

Andrés Hernández Alende es un escritor y periodista radicado en Miami. Sus novelas más recientes son El ocaso y La espada macedonia, publicadas por Mundiediciones. También ha publicado el ensayo Biden y el legado de Trump con Mundiediciones y el ensayo Una plaga del siglo XXI, sobre la pandemia del COVID-19.

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