Muchos años pasaron en las páginas de nuestra historia. En un «tour» rural dos amantes viajeros van hacia los pintorescos pueblos de la cordillera del Ilamatepec. En una de las vueltas del camino el autobús se detiene para contemplar desde lo alto el inspirador paisaje. A la distancia se ven las selvas lejanas y un vuelo de mariposas «ángel» sobrevuela el viento. Al fondo de la barranca se ven los restos de un antiguo Ford de los años setenta. Uno de los lugareños dice al grupo: «Ese auto cayó al abismo hace mucho tiempo. Se dice que en él iba una pareja de novios que perecieron en el accidente. Sin embargo, sus cuerpos nunca fueron encontrados. Los supersticiosos poblanos creen que nadie conducía el automóvil.» Al escuchar aquello, Belle y Marco se toman de las manos estremecidos, viéndose a los ojos con ternura. Se abrazan entre lágrimas. «¡Pobre de ellos!» -exclaman los demás. Después de un momento el autobús turístico emprende marcha. Nadie se da cuenta que dos viajeros faltan entre ellos: Marco y Belle. El ángel mariposa se pierde rumbo a los montes. El amante poeta se arrodilla ante Belle, abrazándola febril. Ella dice apasionada «¡Ámame; hazme tuya el resto de nuestro sueño! No importa si llegamos a desaparecer un día entre tantos. ¡Al fin de todo, habremos vivido la otra parte de la vida!» Entonces -llevando en sus manos coloridos farolitos de celofán para la Virgen María- se dicen su nombre y su promesa inmortal. Un día en las cumbres los amantes de ayer… (yXXVII) De: «La Selva Umbría que Aprendió a Volar» ® de C.B.