Light
Dark

Yaneth Solís, la mujer motorista de la ruta 52 

En un oficio dominado por el género masculino, Yaneth ha podido adaptarse y demostrar su capacidad al frente del volante

Yaneth Solis, motorista, mujer, microbus Ruta 52, San Salvador

Desde hace un año y ocho meses , Yaneth Solís, de 46 años y madre de dos hijas, trabaja como conductora de uno de los microbuses de la ruta 52 de San Salvador. Es la única mujer que trabaja como motorista en dicha ruta, que hace su recorrido del sector de la Tiendona hasta la colonia Escalón, cantón El Carmen, FESIARA y viceversa, en San Salvador.

Yaneth comenta que una amiga la animó para que aplicara a los empleos que ofrecían en los microbuses. La información publicada en Facebook decía que requerían también mujeres motoristas en la ruta 52, y ella fue la única de su género que lo solicitó.

«Cuando vi un montón de hombres me desanimé, no conocía a nadie, pero agarré valor y me fui quedando», dijo.

Comentó que en un principio trabajó solamente 15 días como motorista en la ruta, pues era muy pesado y duro por la rutina de manejar, ya que la hora de entrada es a las 3:30 a.m. Renunció al empleo. 

Yaneth Solis, motorista, mujer, microbus Ruta 52, San Salvador
Una buena presentación en cada ruta es primordial para Yaneth, quien busca arreglarse cada vez antes de salir del punto de la ruta. Foto EDH/ Jorge Reyes

No obstante, un directivo de la ruta fue a buscarla al mercado de Apopa, donde ella vendía lácteos, y le dijo que una empresaria de la ruta 52 necesitaba una motorista que le manejara el microbus. De esa manera volvió para quedarse en el trabajo, le gusta y lo realiza desde hace más de un año.

Solís afirma que la han tratado bien, aunque le ha costado reincorporarse. Sus compañeros se acostumbraron a ver una mujer y ella se adaptó a un «ambiente de hombres».

Agrega que es una labor pesada, pero lo disfruta y trata de hacer sus labores lo mejor que puede. Ella ve normal la relación con los compañeros y está acostumbrada ya a estar en un rol dominado por hombres.

 «El ambiente hay que irlo haciendo poco a poco, pero para mí fue algo bien difícil porque era un grupo de hombres y no mujeres», expresó Solís.

Los motoristas tienen que estar en el punto de microbuses entre 3:20 a 3:40 de la mañana cuando tienen hora de salida pautada, y los que no están con viaje planificado, llegan a las 4:30 a.m. 

Actualmente no hay datos precisos de cuántas mujeres conducen autobuses o microbuses en el país. Foto EDH/ Jorge Reyes

La conductora comenta que debe «que estar en el punto de la ruta en hora exacta porque tiene que revisar la unidad y no solo me voy a subir.»

Ella revisa el aceite del motor, power stering (dirección asistida), las llantas, que la solución de los frenos esté limpia y la unidad también.

Viaje con «La Nena» de la 52

En el punto de los microbuses de la ruta 52, ubicado entre la calle Varela y Alameda Juan Pablo II, cerca del redondel Reloj de Flores en San Salvador, el despachador de los microbuses anuncia que quien va en el siguiente viaje es Yaneth.

Ya está lista para salir del punto de la ruta en el viaje que sale a las 10:45 a.m. con el rótulo en el que se lee Paseo Hotel, que avisa a los usuarios el recorrido de la unidad. 

Una usuaria frecuente de esa ruta le dice a la conductora que ya tenía varios días de no viajar con ella. Los pasajeros se sorprenden y sonríen al ver a una mujer manejando la unidad de transporte colectivo. 

En el viaje, a la altura que va por el bulevar Tutunichapa, la motorista observa que va una niña de cinco años con su madre, le da un dulce y una paleta. Y en los parlantes se escucha música romántica.

Solís, cuando tiene la oportunidad, cede el paso a otros vehículos; pero en el redondel Salvador del Mundo un carro obstaculiza un carril y el tiempo corre para su viaje, por lo que le pita varias veces porque allí va «la Nena» de la 52.

Cuando baja sobre el Paseo General Escalón, con la unidad casi llena de pasajeros, Solís comenta que ha cambiado las pastillas porque huele muy fuerte a quemado. 

Y un pasajero pregunta : «¿qué pastilla?». Y ella responde: «son las pastillas de los frenos». El usuario hace el comentario: » pensé que eran las pastillas de Dolofín, Aspirina o Entero Guanil», haciendo reír a la motorista, quien suelta: «ya me quitó el estrés». 

Se tarda unos diez minutos en llegar a la parada que está antes de la Plaza y Monumento al Divino Salvador del Mundo. Se sube un pasajero al que le comenta que se meta bien, que va cerrar la puerta, «adelante van los señores de la justicia».

Yaneth Solis, motorista, mujer, microbus Ruta 52, San Salvador
Cada día, Yaneth se presenta al punto de la ruta 52 a las 3:30 de la madrugada para emprender sus trayectos desde el Reloj de Flores, hasta la colonia Escalón. Foto EDH/ Jorge Reyes

Un usuario que se bajó en la parada de la alcaldía de San Salvador aplaude a Yaneth por ser una excelente microbusera. Mientras que los conductores de carros particulares se admiran al ver a una mujer motorista manejando un trasporte público, y recibe hasta una sonrisa de aprobación por su trabajo.

Ella es bien conocida por otros conductores de rutas que circulan por las calles de la capital.

El recorrido lo hace en unas dos horas, dependiendo del tráfico, desde La Tiendona y regresando al punto que se encuentra cerca del Reloj de Flores, en la Alameda Juan Pablo II.

En su descanso aprovecha para pintarse los labios de color rojo viéndose en el enorme espejo del microbús.  

Comenta que el trabajo es bien pesado, y descansar un día de vez en cuando no es igual a tener dos o tres seguidos en la semana. Pero, cuando tiene libre es complicado también, por la falta de dinero.

Al principio, cuando empezó a trabajar en los microbuses de la 52, su familia le decía «que era trabajo de hombre». Pero ahora ya se acostumbraron y hasta lo ven normal.

PUEDE INTERESARTE: Familia encontró a su perrito Yocko tras días de búsqueda gracias a las redes sociales

Solís cuenta que su hermano le enseñó a manejar cuando tenía 24 años de edad, a veces con rudeza. Le ayudó poco a poco en un Toyota Hilux «de los más viejitos y que no eran hidráulicos» (son más duros del timón, y, por tanto, más difíciles de manejar), en el municipio de La Palma, en Chalatenango. 

 A los 25 años sacó la licencia de conducir y mencionó que se le hizo difícil el examen teórico, pero el práctico no le costó mucho. «Fui a recibir (clases) unas dos semanas en la escuela de manejo para reafirmarme en las subiditas, los túmulos, pendientes y redondeles», narró.

Yaneth, quien tiene la licencia pesada T que le acredita para conducir hasta rastras y camiones con más de 12 toneladas, ya ha manejado un camión con capacidad de cinco, un Nissan UD 3000, aunque sin carga pesada, sólo con leche para el negocio de lácteos de su hermano. 

Yaneth Solis, motorista, mujer, microbus Ruta 52, San Salvador
A pesar de las extensas jornadas de trabajo, Yaneth asegura amar su trabajo. Foto EDH/ Jorge Reyes

El primer acercamiento a manejar microbuses se dio cuando el presidente Nayib Bukele dio la oportunidad a las mujeres, luego de que se capturara al empresario Catalino Miranda y se le decomisaran microbuses de la ruta 42. Entonces, una de las medidas fue dar servicio gratuito, y para ello se convocó. Yaneth fue la única mujer que atendió al llamado.

No hay datos precisos sobre cuántas mujeres conducen autobuses o microbuses del transporte colectivo en El Salvador. Sin embargo, se sabe que solo el 22.66% de los conductores con licencia en todo el país son mujeres, según un informe de 2024 del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y del Observatorio Nacional de Seguridad Vial, respectivamente.

Aunque no se especifica la cantidad exacta en el transporte público, esta cifra indica una baja representación femenina en relación a sus pares dentro del sector de conductores en general. 

Por hoy, la «Nena del 52» es una excepción a la regla, una que se lleva los aplausos y agradecimientos de los usuarios de manera constante, gracias a su buen trato. 

MIRA TAMBIÉN: El 80 % de los factores de riesgo del cáncer de mama son prevenibles

Patrocinado por Taboola