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En busca de un segundo cielo

¡Ay, amor! Toma lo más hermoso de la vida. ¡Ay, amor! es todo lo que nos queda del deseo.

Según la leyenda de las cumbres en vuelo, después de un tiempo de idilio- Belle y el lírico viajero desaparecieron del lugar. Se cree que escaparon del pueblo en un viejo «Ford» de los años setenta. Al buscarles en el hostal encontraron la cabaña vacía con sus ventanas abiertas, por donde cruzaran en vuelo los papilios «ángel» hacia las cumbres y la selva azul de cafetos en flor. Al fin y al cabo, los paraísos escritos de un poeta suelen ser posibles en la rueda infinita del tiempo circular. Acaso Marco y Belle -el ángel y el poeta- tuvieron que fugarse en busca de un segundo cielo; la otra mitad de la vida que les faltaba por vivir. Un verso de su lira de cedro olvidado en la cabaña del hostal decía: «Al final del camino lo que importa no es todo lo hermoso y valioso que perdimos, sino lo dulce y humano que nos queda de la vida. Hay una canción de amor que flota en el aire y en el silencio se escucha su eco hechicero. Y en la noche clara de tus ojos dos luceros brillan… ¡Ay, amor! Toma lo más hermoso de la vida. ¡Ay, amor! es todo lo que nos queda del deseo. Hay una frase de miel que tiembla en tus labios y apenas dice en silencio el paraíso en flor. ¡Verso hechicero enamorado que nos falta por cantar a la vida! El mismo que en los labios torne a devenir en selva o mariposa…» Nadie supo explicar la desaparición de los extranjeros amantes. Se fueron furtivos hacia otros cielos que en sus vidas faltaban por nacer. (XXV) De: «La Selva Umbría que Aprendió a Volar» ® de C.B.

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