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Karla Valle impresiona con sus coloridos bordados en homenaje a Salarrué

Inspirada por la obra del recordado escritor, la salvadoreña Karla Valle transformó los dibujos de “Cuentos de cipotes” en delicados bordados que hoy se exhiben en el Museo de la Palabra y la Imagen (MUPI). Su trabajo une memoria, arte y raíces desde la diáspora.

Karla Valle, bordadora de ilustraciones del "Cuentos de cipotes" de Salarrué

Una conexión profunda con su identidad cultural fue el punto de partida para Karla Valle, una salvadoreña residente desde hace 30 años en Oregón, Estados Unidos, quien decidió rendir homenaje a Salarrué y a su hija Maya, ilustradora del célebre libro “Cuentos de cipotes”, a través del bordado.

“La obra de Salarrué es una conexión con mi identidad cultural. Nunca hay que olvidarse de dónde venimos y quiénes somos”, comentó Karla, al recordar cómo un día decidió replicar una de las ilustraciones del libro y, desde entonces, no ha dejado de bordar.

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Su primera pieza fue pequeña, pero pronto optó por ampliar el formato para resaltar los detalles. Los cuadros comenzaron a decorar su casa: primero la sala, luego el dormitorio. Sin embargo, al ver el valor simbólico y cultural de su trabajo, Karla tomó una decisión significativa: donar sus obras al Museo de la Palabra y la Imagen (MUPI) de San Salvador.

“En el museo, mi trabajo sería valorado y más personas podrían conocer el arte de Maya y el legado de Salarrué”, expresó la artista.

Karla Valle, bordadora de ilustraciones del "Cuentos de cipotes" de Salarrué
Uno de los cuadros bordados de Karla Valle. Foto: EDH / Miguel Lemus

El MUPI reconoció el gesto y decidió montar la exposición “Cuentos de Cipotes. Karla Valle: diálogo con Salarrué desde la diáspora”, inaugurada la semana pasada con la presencia de Karla, familiares y amigos. Los asistentes aplaudieron la dedicación y la sensibilidad reflejadas en cada bordado.

“Para nosotros es realmente un honor ser el escenario de la muestra que es bordada desde la diáspora, y donde Karla manifiesta el cariño por el terruño, ese del que nos hablaba Salarrué. Karla nos manifiesta su amor por el país desde lejos, un amor tejido con unos colores extraordinarios”, comentó Carlos Consalvi, director del Mupi.

En la muestra, los dibujos de Maya cobran vida a través de hilos, texturas y colores que Karla entreteje con paciencia y amor. Junto a las piezas textiles, el MUPI exhibe manuscritos, ediciones y objetos personales del escritor, creando un puente entre el pasado y el presente.

Antes del acto inaugural, Karla compartió con El Diario de Hoy su emoción al saber que su arte sería contemplado por muchos.

Karla Valle, bordadora de ilustraciones del "Cuentos de cipotes" de Salarrué
Karla posando feliz junto a sus obras. Foto: EDH / Miguel Lemus

¿Cómo surgió la idea de recrear con bordados las ilustraciones de Maya en “Cuentos de cipotes”?

Durante mi niñez y adolescencia me enseñaron a hacer crochet, tricotot y a bordar. Todo eso lo aprendí en mi país, fue parte de mi educación cuando vivía aquí. Ya estando en Estados Unidos empecé a buscar un hobby y decidí bordar. Al principio no sabía qué replicar con hilos, fue hasta que vi las ilutraciones de mi libro “Cuentos de cipotes”, una edición del 95, que decidí inspirarme en ellas. Noté que las ilustraciones tenían diferentes colores y me encantaron.

El primer bordado fue un dibujo pequeño, pero, comparándolo con el libro, no se miraban y resaltaban mucho los detalles. Entonces, me surgió la idea de hacerlos más grandes.

Así es como comencé; uno me llevó al otro y al otro.

¿Y así dio el “salto” a los formatos más grandes?

Sí. Fue excelente el resultado. Hasta yo me quedé asombrada.

La obra de Salarrué es una conexión con mi identidad cultural. Nunca hay que olvidarse de dónde somos y quiénes somos.

¿Cuánto se tarda en hacer cada cuadro?

Más o menos un mes. Depende de lo sofisticado y de los detalles de la ilustración. Puedo llegar a tardarme dos semanas en uno que sea simple. Cada día le dedico una o dos horas.

No es difícil conseguir el material, lo más difícil es encontrar los hilos con los colores exactos.

Muchas veces no he acertado con los colores, pero sí he tratado de llegar al color que tiene la ilustración.

Karla Valle, bordadora de ilustraciones del "Cuentos de cipotes" de Salarrué
Karla es minuciosa con los detalles. Foto: EDH / Miguel Lemus

¿Cuántas ilustraciones trae el libro?

Alrededor de 20. No están ilustrados los cien cuentos del libro, solo como unos 20. No todos los voy a bordar; hay algunos que no los haré.

Me gusta ver los detalles. Para elegir una ilustración para bordarla tiene que haber algo que me parezca bonito, cuando eso pasa, pues vengo y lo bordo.

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¿Qué siente al ver sus cuadros terminados?

Siento una gran alegría. Es un recuerdo infantil, de esa niñez que viví aquí (en El Salvador). Las historias que Salarrué cuenta en su libro son tan inocentes; me recuerdan esa infancia y adolescencia que viví aquí. Es una especie de conexión con mis recuerdos. Es muy bonito saber quién uno es y de dónde viene.

¿Ha pensado alguna vez dedicarse solo al bordado artístico?

Me gustaría dejar mi trabajo que es en el área financiera y dedicarme a esto. También me gustaría poder enseñarle a alguien más, a las nuevas generaciones.

Karla Valle, bordadora de ilustraciones del "Cuentos de cipotes" de Salarrué
La artista le rindió homenaje a Salarrué, escritor salvadoreño. Foto: EDH / Miguel Lemus

¿Ha pensado en vender sus obras?

Mucha gente me ha preguntado si pienso vender mis cuadros, pero, por el momento no. No quiero hacer de esto algo comercial; no es ese mi propósito.

¿Cuándo entra en contacto con el Museo de la Palabra y la Imagen?

Yo viajé en marzo pasado a El Salvador y fue cuando decidí donar mis bordados de Salarrué al museo. Llegué al museo, me contacté con el señor Consalvi y le dije que si podía donarle estos bordados. Él muy amable me dijo que sí. Vine con tres bordados y él se impresionó al verlos.

Karla Valle, bordadora de ilustraciones del "Cuentos de cipotes" de Salarrué
La artista bordadora se tarda un mes en hacer una de sus obras. Foto: EDH / Miguel Lemus

¿Solo trajo tres al principio?

Sí. Los mandé a enmarcar. Hubo alguien que me hizo el favor de tener los cuadros ya listos solo para venirlo a poner. Pero los próximos 17 que doné los tuve que traer sin marco porque era algo complicada la logística. Tuve que encargarle a alguien que los viniera a dejar.

He donado con mucha emoción e ilusión estos cuadros al museo, porque sé que están en el lugar perfecto. Es un sitio donde los sabrán apreciar. Donde los visitante pueden verlos y apreciar, sobre todo los niños.

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