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Guerras y dictaduras siempre generan terribles hambrunas

La prioridad contra el hambre siempre deben ser los niños, pues la malnutrición deja graves secuelas.

Un niño famélico que sostiene una cuchara, su forma de pedir un poco de comida en tiempos de graves y mortales hambrunas, se publicó en diversos medios internacionales, tragedia que fue una de las consecuencias del nazismo y, por extensión, de todas las guerras y dictaduras a lo largo de la historia, como lo ilustra la situación que por desgracia se vive en nuestro suelo, cuando muchas familias no saben si van a comer ese día.

Los nazis fueron culpables directamente de la muerte de más de seis millones de personas durante el Holocausto, pero a ello hay que agregar las muertes por hambre, como las secuelas del «Niño», al desbaratar la agricultura y los servicios de muchos países, pues en tiempo de guerra todo se derrumba.

En Cuba, que sufre los estertores del castrismo, cada familia recibe «un pan» al día, lo que, como se suele decir, no es capaz de alimentar a un perro. En la Holanda de esos años la gente desesperada comía bulbos de tulipanes, grama… una foto que conmovió mucho entonces fue la de un anciano llorando al comer un poco de grama, lo que saca a la memoria a los españoles en ciudades sitiadas durante la Guerra Civil comiéndose a sus mascotas y las que encontraran deambulando sin dueño.

Pero es imposible poner en orden mental a los desquiciados, a los que roban y torturan, a los perversos de este mundo…

El papa León XIV ha denunciado el «uso de los alimentos como arma de guerra» y la escasez en lugares como Gaza o Ucrania, durante su intervención este jueves en los actos del Día Mundial de la Alimentación en la sede  de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en Roma.

El pontífice aseveró que «cada vez parece alejarse más ese consenso expresado por los Estados que considera la inanición deliberada un crimen de guerra», así como impedir el acceso a los alimentos de comunidades y pueblos enteros. «Multitudes», ejemplificó, carecen de acceso al agua potable, a los alimentos o a la salud o una educación dignas en Ucrania, Gaza, Haití, Afganistán, Mali, República Centroafricana, Yemen o Sudán del Sur.

El recorte de los programas de USAID ha provocado hambrunas en ciertas regiones de África, además de cancelar tratamientos contra el SIDA en niños y otros beneficios.

La prioridad siempre deben ser los niños, pues la malnutrición deja graves secuelas. En tal sentido la labor de una señora en Nepal, Maggie Doyne, que inició como «baby sitter» de niños ajenos pero que luego con lo que ganaba empezó a proteger a niños que carecían de apoyo, sea por orfandad o abandono, es un esfuerzo que ha crecido al punto que en estos momentos cuida a varios cientos de niños que tienen albergue, atención médica y, desde luego, nutrición. Algunos de esos niños, de las «primeras tandas», son profesionales de éxito, lo que recuerda la «Ciudad de los Niños» de Santa Ana, un programa salesiano desbaratado en la presidencia de Funes…

Las comunidades deben organizarse para generar sus propios alimentos

Las naciones, comunidades e inclusive las barriadas deben organizarse para sembrar donde sea posible, desde legumbres, maíz, tubérculos. Aunque «los recursos son limitados, la imaginación es ilimitada» como es el eslogan de la gran fábrica de acero de Corea del Sur: recoger agua colocando barreras en cauces vacíos y sembrarlos con ranas comestibles… hay muchas maneras de aliviar el hambre aun cuando tierras de labranza en estos momentos estén siendo expropiadas para construir «el aeropuerto de oriente»…

Es el momento y no descansaremos de repetirlo, de revivir el programa EDUCO, educando involucrando a las comunidades, que el «Profe» anuló al primer o segundo día de su mandato para seguir manipulando a los maestros.

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