El latín, el Idioma de la antigua Roma, continúa restringido y solo con un permiso especial se usa en ciertas diócesis.
El latín, el Idioma de la antigua Roma, continúa restringido y solo con un permiso especial se usa en ciertas diócesis.
El papa León XIV ha permitido que la misa sea celebrada en latín en ciertas localidades, seis décadas después que el Concilio Vaticano II decidiera que el rito se oficiara en el idioma de cada país.
La mayoría de fieles está familiarizada con las aclamaciones litúrgicas, entre ellas la clásica «Dominus vobiscum» (“el Señor esté con ustedes”), pero el latín, el Idioma de la antigua Roma, continúa restringido y solo con un permiso especial se usa en ciertas diócesis.
Algunas comunidades prefieren el llamado “rito tridentino”, con el sacerdote oficiando en latín y de espaldas a los fieles, en medio de solemnes cantos gregorianos a capela. Pero el Concilio buscó que “el sacrificio de la misa” involucrara a todos —Divinidad, sacerdote y fieles— y que todos puedan entender y seguir la Biblia y oraciones en sus idiomas vernáculos como otra forma de evangelizar.
Aún después de la caída de Roma, el latín siguió teniendo vigencia, sobre todo entre la nobleza y la intelectualidad y se mantuvo como el idioma oficial de la Iglesia. Precisamente porque los pueblos conquistados por España fueron evangelizados por la Iglesia de rito latino de Occidente y derivan de una lengua romance, el español, llegaron a ser denominados “latinos” o “latinoamericanos”, pero los verdaderos latinos fueron los oriundos de la región del Lacio en Italia.
Los sacerdotes deben aprender latín, lo que no es una gran proeza dada la similitud de palabras y expresiones latinas que asemejan a lo que se dice en español y el resto de lenguas romances, pero particularmente el español y el italiano.
Las personas versadas en el español, como es el caso de los salvadoreños con una buena cultura obtenida leyendo los clásicos de la lengua, se sorprenden cuando encuentran textos latinos sencillos en diversas inscripciones, especialmente dentro de templos, monumentos y museos refiriéndose a usos y objetos de uso frecuente o inclusive ocasional.
En inglés la palabra «exit», salida, es una contracción del verbo latino ex-iré, salir. Y cuando muchos de nosotros viajamos por Italia, Rumania y Brasil, nos sorprendemos al encontrar tantas palabras comunes, muy fáciles de entender.
Un amigo nuestro, que al estudiar en una universidad europea tuvo que aprender un latín «ligero», dispuso, hace unos meses, reaprender el latín, para lo cual encontró un buen texto, «Winnie ille Pu», la historia de la mascota de un muchachito que emprenden diversas aventuras, desde cómo alcanzar un panal «de rica miel», lo que la mayoría de osos busca naturalmente, los personajes que encuentran, la amenaza (que no se materializa) de un ser muy peligroso y los paseos en el pequeño bosque donde todos viven: un búho, un canguro, un oso más grande que Winnie, un burro…
La primera edición de «Winnie Ille Pu» fue de quinientos ejemplares pero luego se convirtió en el primer libro en latín que fue un «best seller» del New York Times, lo que nunca alcanzó ninguna otra obra latina en la historia.
Lo que sorprende a quienes leen la aventuras de Winnie es la gran similitud de expresiones y palabras, pues cuando llueve a cántaros, cuando piden auxilio (“sucurrite”), cruzan un pequeño arroyo o sale el sol… las expresiones latinas son muy parecidas a lo que decimos al hablar español, italiano o portugués.
Una lengua “muerta” que sostiene el derecho y la vida rutinaria
Algunos ven al latín como una «lengua muerta», pese a que expresiones legales (habeas corpus ) y mucho de lo que se maneja en juicios, giran alrededor de instituciones creadas por los romanos hace más de dos mil años.
Estas son el fundamento de la democracia actual, de muchas de nuestras instituciones y que las dictaduras intentan abolir, como son las «cláusulas pétreas», cuyo significado viene a ser «labradas en piedra», lo que los dictadores intentan pisotear o desconocen, como es el caso de la libre expresión, el derecho esencial que protege todos los otros derechos.
Lo que estamos viendo en otras latitudes asombra pero al mismo tiempo consterna, como el caso de una «Corte Suprema» en un país muy al norte, formada por «magistrados» que aparentemente nunca entendieron la Constitución que los rige…
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