La Editorial Universidad Don Bosco (EUDB) relanza “El mundo de mi jardín” de Julio Enrique Ávila, autor original de la emblemática frase “El Pulgarcito de América” que define a El Salvador.
La Editorial Universidad Don Bosco (EUDB) relanza “El mundo de mi jardín” de Julio Enrique Ávila, autor original de la emblemática frase “El Pulgarcito de América” que define a El Salvador.
Casi todos hemos escuchado aquella expresión que define a El Salvador: El Pulgarcito de América. Sin embargo, pocos saben que la frase no nació de Gabriela Mistral, como se creyó por años, sino de Julio Enrique Ávila, un escritor salvadoreño cuya huella cultural ha sido olvidada. Hoy, su legado recobra vida gracias a la Editorial Universidad Don Bosco, que relanza su obra “El mundo de mi jardín”, publicada originalmente en 1927.
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El pasado jueves 25 de septiembre, la Universidad Don Bosco (UDB) presentó el libro en sus instalaciones, sumándose a la gira cultural iniciada con su lanzamiento oficial en el Centro Cultural de España en El Salvador (CCESV) el pasado 19 de agosto. Más que un simple relanzamiento, esta edición busca rescatar la memoria de Ávila y restituirle el lugar que merece en la historia literaria salvadoreña.
El nuevo libro incorpora, además, el texto original de 1936, “El Salvador, el Pulgarcito de América”, donde Ávila acuña la frase que hoy identifica al país y que investigaciones recientes confirman como de su autoría. “El Salvador, el país más pequeño del continente, el Pulgarcito de América. Tan pequeño, tan pequeño es, que podría imaginarse que cupiera en el hueco de una mano”, anotó Ávila en 1936.
La figura de Ávila va mucho más allá de esta aportación simbólica: fue poeta, narrador, académico, periodista, político, empresario, subsecretario de Educación y ministro de Relaciones Exteriores. Su peso literario se evidencia en que el prólogo de “El mundo de mi jardín” fue escrito por Miguel de Unamuno, uno de los referentes más importantes de la literatura española del siglo XX.
Para Nelson López, director de la Editorial Universidad Don Bosco, este rescate no es un gesto menor. “Ser el Pulgarcito de América no solo es una frase bonita. Es una forma de vernos, de reconocernos… y de resistir. Es el recordatorio de que, aunque pequeños, tenemos una identidad que se sostiene en el tiempo. Y hoy, al recordar a Julio Enrique Ávila, le ponemos rostro y voz a esa identidad que, a veces sin saberlo, nos ha acompañado desde siempre”, expresó durante la presentación en la UDB.
La jornada incluyó una actividad matutina que coincidió con la conmemoración del Día Internacional del Turismo. El objetivo fue reforzar la conexión entre el patrimonio literario y la preservación cultural. López lo explicó así: “Quiero hacer un puente con el presente: si Ávila nos regaló palabras para identificarnos, a nosotros nos toca cuidar los paisajes, las tradiciones y las culturas que hacen posible que esa identidad siga viva”.
En esa línea, subrayó que el turismo sostenible debe ir más allá de acciones ambientales puntuales. “No es solamente plantar árboles, reducir plástico, sino también respetar la memoria de los pueblos, valorar las costumbres de las comunidades, fortalecer su desarrollo económico sin borrar su autenticidad”, sostuvo López.
El director de la Editorial Universidad Don Bosco concluyó: “Porque en el turismo, como en la literatura, lo que perdura no es lo que se impone, sino lo que se recuerda y se transmite. Así como Ávila dio palabras que se volvieron símbolo, hoy debemos dar prácticas que se vuelvan ejemplo: cuidar nuestra tierra, nuestra cultura y nuestra historia”.
El libro también destaca por su riqueza estructural, con secciones como “Aguafuerte”, “Motivos”, “Cuentos”, “La lámpara de silencio”, “Almas de libros” y “El mensaje”. Estos apartados reflejan la amplitud creativa de Ávila y permiten entenderlo no solo como el autor de una frase célebre, sino como un pensador inmerso en su tiempo.
El rescate de “El mundo de mi jardín” tiene, por tanto, una doble misión: devolver a la memoria colectiva la obra de un autor que aportó fragmentos valiosos a la literatura nacional y revalidar la figura de Julio Enrique Ávila como el verdadero creador de la frase que sintetiza la esencia salvadoreña.
“Quiero cerrar resaltando dos cosas: primero, el valor de la obra Ávila nos devuelve fragmentos olvidados de nuestra memoria literaria. Y segundo, revalidar la figura de Julio Enrique Ávila, ese autor que nos dio una de las frases más potentes de nuestra identidad nacional”, concluyó López.
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Así, este relanzamiento se convierte en un acto de justicia histórica. No se trata únicamente de redescubrir a un escritor, sino de reconectar con la raíz de una identidad que ha atravesado generaciones. En palabras de la Editorial Universidad Don Bosco, el legado de Ávila no se reduce a una frase, sino que se proyecta como un recordatorio de lo que somos y de lo que, a través de la cultura, seguimos construyendo.
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