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Proceso para adquisición de puestos de venta en el Mercado San Miguelito es excluyente

El acceso a un puesto en el mercado San Miguelito está marcado por criterios que no toman en cuenta a todas las vendedoras, lo que vuelve un privilegio participar en ese espacio comercial.

MG- Ventas formales mercado San Miguelito

En los alrededores del Mercado San Miguelito, además de las estructuras construidas por la alcaldía para las vendedoras de verduras, comedores, tortillerías y quienes trabajan con adornos florales y de fiestas, también se encuentran las comerciantes que, pese a las incalculables pérdidas que dejó el incendio del antiguo mercado, lograron costear el alquiler de un inmueble.

Muchas de ellas ya lo hacían desde años atrás y utilizaban esos espacios como bodegas; pero en los últimos cuatro años han sido los espacios con las condiciones mínimas para seguir trabajando de una manera digna. Algunas también contaban desde antes con los requisitos que pedía la Alcaldía de San Salvador para rentar un puesto en el nuevo mercado, como estar inscritas como contribuyentes de IVA, en calidad de persona natural, en el Ministerio de Hacienda. Cristina Guzmán es una de ellas.

Guzmán, quien forma parte de una floristería familiar que nació hace 40 años en el seno del Mercado San Miguelito, afirma que el negocio ya estaba inscrito en Hacienda para hacer efectiva la declaración de impuestos: «Nuestros clientes nos exigen factura y los impuestos hay que pagarlos para que mejore el país y para que uno crezca en el negocio. Tenemos que cumplir como ciudadanos, no hay que ponerse en contra», explica.

Para ella, el proceso de adquirir un puesto en el nuevo mercado no ha sido difícil y lo considera transparente. También opina que las autoridades han trabajado con la intención de cumplirles lo prometido: un mercado seguro, accesible y digno.

MG- Ventas formales mercado San Miguelito
Comercientes del San Miguelito antes del inciendio, se han ubicado en locales alquilados. |Fotos EDH / Menly González

La vendedora, que a diario está pendiente de la fecha de apertura, expresa sentirse ansiosa por usar su puesto y, al mismo tiempo, expresó que está contenta con el resultado del proyecto. «Estamos solo esperando que nos den fecha. Han prometido que el funcionamiento va a ser dinámico, que se van a mezclar varias actividades culturales con la venta», dijo.

Sin embargo, pese a la emoción, es consciente que no todas sus compañeras vendedoras ven este proceso de la misma forma y que a otras les ha sido más complicado cubrir los requerimientos para el nuevo sistema de funcionamiento de los mercados.

«Aquí hay vendedoras que no saben ni leer; algunas firmaron con huella el contrato por no saber escribir. Para ellas este proceso es difícil, además no todas podemos ganar lo mismo por los productos que vendemos».

Otras vendedoras, que pidieron anonimato, explicaron que aunque han cumplido al pie de la letra con los requisitos que se piden para obtener un puesto —basados en la Ley de la Dirección de Mercados—, sienten incertidumbre porque no se cumplió mantener el precio de los locales y por el proceso de declaración de IVA. «Antes pagábamos $40 por un puesto; ahora subieron a $60 el pequeño y a más de $90 los que tienen un poco más de espacio, eso sin contar el pago del IVA».

Al preguntarles si se les explicó cómo funciona este proceso, si sabían que en algunas ocasiones deben estar acompañadas por un contador de confianza o si se les ofreció algún taller o plataforma para aprender, respondieron que no.

MG- Ventas formales mercado San Miguelito
Aún no se ha informado a los vendedores la fecha que al fin estará abierto el mercado. Foto EDH/Menly González

Las declaraciones se contrastan con las palabras de Cristina Guzmán, quien asegura que el rechazo de algunas vendedoras se debe al desconocimiento, a la falta de un proyecto que las eduque sobre los pasos a seguir y también al bajo ingreso que muchas tienen, lo que hace más difícil formalizar sus negocios.

Grupos de vendedoras, como las que comercializan frutas, hortalizas y verduras, forman parte de un gremio que percibe ingresos muy bajos, insuficientes incluso para cumplir con la declaración anual de renta. Ellas son algunas de las más afectadas por las limitaciones actuales, lo que compromete su estabilidad y estandariza el comercio en los mercados.

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Ya que la función de los mercados, en un inicio, fue para brindar acceso a pequeños comerciantes, productores y familias que dependen del comercio informal o semiformal, así como para fortalecer la economía de la clase trabajadora de los sectores más bajos y garantizar alimentos y productos a precios accesibles.

Aunque muchas vendedoras ya realizaron los primeros pagos de sus puestos, hasta el momento la autoridad no ha dado una fecha oficial en la que las comerciantes podrán ingresar ni cuándo será la apertura formal del Mercado, debido a que aún se están concluyendo trabajos de adecuación, conexiones eléctricas y otras.

El edificio permanece cerrado y constantemente vigilado por soldados, quienes afirman que no está permitido tomar fotos a toda la infraestructura y que únicamente puede hacerse del lado de la Avenida España porque ahí es su lado más terminado de construir.

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