Diversas plantas y animales se volvieron el alimento de los primeros habitantes de nuestro territorio. En la actualidad siguen siendo ingredientes de algunos platillos salvadoreños.
Diversas plantas y animales se volvieron el alimento de los primeros habitantes de nuestro territorio. En la actualidad siguen siendo ingredientes de algunos platillos salvadoreños.
Al preguntarle a un salvadoreño por qué Roque Dalton nos define como unos «comelotodo», contestan que por necesidad se recurre a lo que hay cerca, barato o gratis, y que ayude a saciar el hambre, pero también en el fondo hay una razón de biodiversidad. Vivimos en un zona donde existe una enorme cantidad de especies si se compara con otras zonas del mundo: en nuestro territorio hay registradas oficialmente alrededor de 4,000 especies de plantas.
Muchos «montes» son llamados «quelites» y se comen en sopas, mezclados con huevos o solo guisados, pero también hay decenas de flores y frutos cuya costumbre de consumo se ha ido perdiendo. En una tesis de la Universidad de El Salvador sobre las plantas que consumen en el ahora distrito de Guatajiagua, fueron registradas más de 80 especies de plantas comestibles.
Algunos animales también conforman parte de los platillos salvadoreños, como el garrobo y el cusuco, y el tepezcuintle. En el caso de las aves, una de las más cazadas fue el pajuil, ave terrestre de las más grandes, ahora en peligro de extinción. En el campo, las tórtolas ala blanca son apetecidas por su sabor, y entre las aves acuáticas, la migratoria cerceta aliazul es cazada ante el pesar de los ambientalistas.
Del mar se extrae la mayor cantidad de proteína de origen silvestre que consumimos: curvinas, bocas coloradas y róbalos. Del bosque salados sacamos las conchas negras de manglar, un platillo difícil de aceptar para los turistas.
Mora
Las siguientes plantas silvestres son de las más preferidas según el «Estudio de las plantas alimenticias consumidas por la población en el área metropolitana de San Salvador y municipios aledaños» de la USAM del año 2018. La mora (Solanum nigrum) es la número uno entre ellas con una vasta ventaja. El 22.20% de los encuestados declaró consumirla.
Chipilín
La Crotalaria langirostrata, su nombre en latín hace referencia al parecido de sus vainas al cascabel de los crótalos. Es la segunda planta silvestre más consumida según el estudio de la USAM. Fácil de cultivar, aunque no más que la mora, que crece en cualquier rincón. El chipilín da un sabor particular a platillos tradicionales como tamales, arroz y sopa.
Loroco
La Fernaldia pandurata es una liana o bejuco silvestre proveniente de los bosques nativos. Sus flores son la tercera planta silvestre más consumida por los encuentados en el estudio de la USAM. Amado por unos, odiado por otros, no es flor que deje indiferentes a los salvadoreños. Su uso es popular desde desayunos con huevo hasta en experimentos en la alta cocina.
Cochinito
La Rytidostylis ciliata es una planta de la familia de la cucurbitaceas, es decir, de los pepinos. Fue la cuarta planta silvestre de mayor consumo según los encuentasdos por la USAM. Sus frutos son muy conocidos por comerse en pupusas. Tras el cochinito, o tunquito quedaron otras especies silvestres como el ayote (Cucurbita pepo) y el papelillo (Sinclairia sublobata).
Peces
Aunque en comparación a otras naciones, los salvadoreños no consumen tanto pescado (5 kilos anuales per cápita según Cendepesca, versus 20 kilos en Japón), es la carne de origen silvestre más consumida. Su preparación tiene variantes en diferentes zonas del país. En la capital, paracentral y occidental, los rellenos de pescado son envueltos en huevo con garbanzos..
Garrobos e iguanas
Su consumo ha disminuido gracias a los esfuerzos de las autoridades de varios gobiernos por proteger a estas especies silvestres, esto anudado a una conciencia ambiental más desarrollada en la población. Una alternativa para el consumo responsable de estas especies, sin tener que extraerlas de la naturaleza, sería la crianza en granjas, como las hay un par en el país.
Cusuco
El cusuco, o armadillo de nueve bandas, es el más común de El Salvador. Aunque para los cazadores no tiene la mejor carne entre los animales silvestres, existen mitos alrededor de sus supuestos poderes medicinales, cuando en realidad su manipulación cruda podría ser un peligo. Si bien no es un plato que se ofrezca con frecuencia, existen lugares de comida exótica salvadoreña donde se prepara.
Tepezcuintle
El Cuniculus paca es uno de los animales salvajes más preciados por los cazadores en El Salvador, entre los que aún existen o existieron, porque el cuche de monte, o pecarí, solo se puede ver en zonas fronterizas con Honduras, o el extinto tapir, que era el mamífero más grande que existía en El Salvador. Es uno de los mamíferos silvestres más consumidos en comunidades rurales e indígenas de América Latina.
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