Tras la destitución de François Bayrou, el presidente Emmanuel Macron deberá nombrar a su quinto primer ministro desde 2024 «en los próximos días».
Tras la destitución de François Bayrou, el presidente Emmanuel Macron deberá nombrar a su quinto primer ministro desde 2024 «en los próximos días».
El Parlamento francés tumbó este lunes a su segundo gobierno en nueve meses durante un tenso debate consagrado a la deuda pública, entre llamados a celebrar nuevas elecciones legislativas e incluso a la dimisión del presidente, Emmanuel Macron.
El mandatario nombrará sin embargo a su quinto primer ministro desde 2024 «en los próximos días», anunció la presidencia francesa, alejando la posibilidad de nuevos comicios, lo que abre un nuevo capítulo de tensión política y dificulta la gobernabilidad en el país.
Desde el fallido adelanto electoral de ese año, Francia vive una profunda inestabilidad política sin mayorías parlamentarias estables, en un contexto de elevada deuda pública: alrededor del 114% del PIB.
El último episodio de esta crisis fue la caída del primer ministro, François Bayrou, en un intento de convencer a los diputados de apoyar su plan presupuestario para 2026, que prevé 44.000 millones de euros (51.600 millones de dólares) de recortes.
Aunque no estaba obligado a ello, el político de 74 años decidió someterse a una moción de confianza perdida de antemano: 364 diputados votaron en contra, entre ellos las oposiciones de izquierda y ultraderecha, así como algunos diputados aliados del gobierno, y solamente 194 a favor.
«Ustedes pueden derrocar al gobierno, pero no pueden borrar la realidad», urgió en vano a los parlamentarios, a quienes alertó, entre interrupciones, de la situación de «emergencia vital» que enfrenta la segunda economía de la UE por su «sobreendeudamiento».
El viernes, la agencia Fitch debe anunciar su nueva calificación de la deuda soberana de Francia. En marzo ya advirtió que la degradaría si no lograba aplicar un «plan creíble» que permita reducirla a medio plazo.
El todavía primer ministro debe presentar su renuncia el martes, según su entorno, pero en varias ciudades de Francia cientos de personas celebraron este lunes su despedida.
Su plan de recortes, que incluía la supresión de dos días feriados, relanzó el malestar social, que sacudió el primer mandato de Macron con el movimiento de los «chalecos amarillos» (2018-2019).
El miércoles, está prevista una jornada de protestas impulsada a través de las redes sociales bajo el lema «Bloqueemos todo», y los sindicatos llamaron a una huelga «masiva» el 18 de septiembre.
En este contexto, la presión se cierne sobre Macron, cuya tarea se anuncia complicada, máxime cuando las líneas rojas y los vetos cruzados de cada partido vuelven casi imposible lograr una mayoría estable.
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El mandatario abogó la semana pasada por mirar a su izquierda e intentar atraer a la oposición socialista al gobierno actual, formado por su alianza centrista y el partido conservador Los Republicanos (LR).
«Estamos listos, que venga a buscarnos», aseguró el diputado socialista, Boris Vallaud, quien precisó, no obstante, que le corresponde formar gobierno a la «izquierda», vencedora de las legislativas de 2024.
El ex primer ministro y diputado oficialista Gabriel Attal propuso por su parte un «acuerdo de interés general» entre fuerzas políticas durante los próximos 18 meses para superar el bloqueo hasta el final del mandato de Macron en 2027.
La líder ultraderechista, Marine Le Pen, estimó que un nuevo gobierno caería en los próximos meses durante el debate de los presupuestos para 2026, por lo que llamó a Macron a convocar elecciones legislativas anticipadas, una «obligación» moral.
Le Pen no podría presentarse a los comicios al estar condenada a una pena de inhabilitación por malversación de fondos públicos europeos. Su juicio en apelación tendrá lugar entre el 13 de enero y el 12 de febrero próximos.
Según los sondeos, estos comicios dejarían de nuevo una Asamblea dividida en tres bloques –izquierda, centroderecha y ultraderecha– y sin mayorías estables, aunque con un ascenso de la ultraderecha y una caída del oficialismo.
La caída de un nuevo gobierno podría abocar a Macron a la dimisión. El presidente ya descartó este escenario, que un 64% de franceses quiere según un sondeo reciente de Odoxa-Backbone, y que la izquierda radical ya reclama.
«Bayrou cayó (…) Macron ahora está en primera línea frente al pueblo. Él también debe irse», escribió el líder izquierdista Jean-Luc Mélenchon en la red social X.
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