Cada septiembre se conmemora el mes de la prevención del suicidio en todo el mundo.
Cada septiembre se conmemora el mes de la prevención del suicidio en todo el mundo.
No existe decisión más terrible que la de acabar con la propia vida. Puede ser una decisión repentina de alguien que se siente acorralado por las circunstancias, o puede ser el resultado de una idea largamente meditada en donde solo se espera un nuevo evento adverso para terminar con todo. La idea del suicidio es altamente perturbadora para todos, pues el instinto de supervivencia es uno de los más poderosos de nuestra psique. Tememos a la muerte y deseamos vivir por largo tiempo. Incluso si tenemos hábitos que sabemos que no son saludables, deseamos que no nos afecten de forma significativa. Por ello es que nos parece insólito que alguien desee morir y que actúe para terminar su existencia. Pero el suicidio es un fenómeno que va en aumento y que debemos tener presente.
Cuando alguien se suicida ya no se puede hacer nada, es un hecho consumado e irreversible. Se puede, por supuesto, brindar apoyo y consuelo a la familia, pero ya nada podemos hacer por la víctima. Después de ocurrido un suicidio, tanto los familiares como otros quedan con muchas dudas y hasta con culpa. Se preguntan si pudieron haber hecho algo más, si no tomaron las cosas muy a la ligera, o si fueron incapaces de detectar algunas señales.
En materia de suicidio lo que queda es la prevención. Los profesionales de la salud, especialmente los que trabajamos en salud mental, somos los que fáctica y potencialmente estamos más en contacto con personas a riesgo de suicidio. Pero no somos adivinos y no podemos detectar el riesgo con un ciento por ciento de exactitud. Ocurre con frecuencia que personas consideradas de alto riesgo no se suicidan, y personas en donde la sospecha es baja terminan quitándose la vida.
Pero años de estudios y numerosas investigaciones nos dan elementos muy útiles para reducir los riesgos. Se sabe que una buena cantidad de suicidios son prevenibles, especialmente los que son cometidos por adolescentes, los que son motivados por circunstancias puntuales y los que resultan de decisiones impulsivas. Muchas personas que intentaron suicidarse con métodos de cierta letalidad y que por algún motivo fallaron, luego se arrepienten de su acto. El indagar sobre intenciones suicidas en personas que consultan por problemas de salud mental es muy importante.
Algunos profesionales temen que si preguntan podrían insertar en la mente de los pacientes la idea suicida. Esto no es cierto, por el contrario, lo que se observa con frecuencia es que tienden a hablar de eso con naturalidad y hasta con alivio. Se deben valorar los factores de riesgo conocidos, como enfermedades mentales crónicas, adicciones, antecedentes de abuso físico o sexual y posesión de armas. Si el profesional advierte un riesgo elevado o considera que la situación está más allá de sus capacidades, debe referir a la persona con alguien más capacitado que proporcione un manejo más específico o decida internamiento. Ninguna expresión de intención suicida debe tomarse a la ligera. Es preferible equivocarse e intervenir a una persona que solo intenta manipular que lamentar una muerte.
Además de los factores socioambientales y psicológicos, los neurocientíficos están investigando sobre marcadores biológicos que permitan determinar el riesgo con mayor precisión.
Cada septiembre se conmemora el mes de la prevención del suicidio en todo el mundo. El principal objetivo es aumentar la conciencia pública sobre estos desgarradores eventos que afectan tan sensiblemente a las víctimas, a las familias y a la sociedad.
Médico Psiquiatra
La realidad en tus manos
Fundado en 1936 por Napoleón Viera Altamirano y Mercedes Madriz de Altamirano
Director Editorial
Dr. Óscar Picardo Joao
2025 – Todos los derechos reservados . Media1936