Para esta edición especial sobre «ruralidad», El Diario de Hoy entrevistó a Agustín Martínez, uno de los líderes empresariales más destacados del sector agroindustrial.
Para esta edición especial sobre «ruralidad», El Diario de Hoy entrevistó a Agustín Martínez, uno de los líderes empresariales más destacados del sector agroindustrial.
El empresario Agustín Martínez analiza la situación del campo; aquí presentamos sus ideas y reflexiones:
¿Cómo podríamos describir actualmente el tema de la ruralidad en El Salvador?, ¿qué características tiene actualmente y considerando de dónde venimos también?
Mira, la ruralidad en el país, digamos que hay que verla históricamente. Creo que el agro, aunque ha habido periodos donde se ha dado prioridad, poco a poco ha ido perdiendo esa prioridad. Y aún, fíjate, hace algunos años el 45 o 47% de la población de El Salvador vivía en las zonas rurales. Ahora creo que anda por el 33 o 35%; o sea, la tercera parte de los salvadoreños viven en el campo, y eso, digamos, genera una situación o dispersión poblacional, porque normalmente se tiende a enfocar el desarrollo de infraestructura, servicios donde están las mayores poblaciones. Entonces las condiciones en el área rural siempre son un poco más precarias que las que hay en las zonas urbanas. Además, ante el desarrollo de las tecnologías y de la transformación digital, ha habido una movilidad poblacional, pero la población se ha venido moviendo en función de encontrar mejores oportunidades de trabajo, actividades o dedicarse a actividades donde hay más población y más oportunidades.
¿Hay menos jóvenes en el campo ahorita trabajando?
Muchos menos; la edad promedio de los trabajadores agrícolas es de 60 años; y eso es preocupante para el futuro.
¿Y cómo podemos ver esto desde el punto de vista de la seguridad alimentaria, es decir, la producción de granos, lo que consumimos, los cárnicos, los lácteos, si está en declive o reduciéndose, ¿cuál es el futuro de la seguridad alimentaria?
Yo creo que es algo que en el tiempo también hay que ver, como la importancia del agro en términos de la participación en la economía ha venido reduciéndose; y con los datos económicos uno llega a pensar que la actividad agrícola está en riesgo.
Culturalmente hay como un enfoque que se toca en varios artículos o estudios que se han hecho; la gente ha venido enseñando ancestralmente a sembrar maíz, frijol, etcétera; donde parte de la producción la pueden vender y parte las pueden guardar. Sin embargo, el área sembrada cada vez se reduce y esto puede afectar la seguridad alimentaria nacional.
Entonces ¿estaríamos dependiendo cada vez más de Guatemala y de Honduras? por la extensión territorial?
Yo creo que somos el país que es el más urbanizado de la región por su tamaño y el crecimiento poblacional que ha tenido en el tiempo. Entonces, eso se ha venido dando porque Guatemala y Honduras son países que tienen mejores recursos, más condiciones, más tierras y hasta mejores climas para producir ciertos cultivos, como por ejemplo del altiplano guatemalteco, en dónde hay muchas ventajas para producir verduras; o también países como Costa Rica, que tienen zonas más tropicales donde llueve todo el año o la zona norte de Honduras; por eso ahí se han establecido grandes producciones a escala mundial, por ejemplo, de piña o bananas.
¿Y a nivel tecnológico, estamos invirtiendo o tenemos las capacidades, o seguimos con recursos, digamos, anticuados?
Estamos bastante rezagados en esa parte. Hay mucho esfuerzo que hace el sector privado porque hay tecnología disponible tú lo encuentras en internet. Hay empresas promoviendo nuevas tecnologías para producir más eficientemente, pero ahí viene el tema de la formación del recurso humano.
Justo eso le iba a preguntar, sobre todo eh por estos dos centros, la ENA y el CENTA, que aparentemente son dos vectores estratégicos, ¿están cumpliendo su misión?, cada uno tiene más de un millón de dólares en el presupuesto de 2025 para investigación…
Parece que hay esfuerzos que se están haciendo con la gente, para que activen estas instituciones; pero al final la realidad es que mientras no se incentive el agro, se no oriente con una política definida hacia el largo, su desarrollo va a ser bastante complicado; y lo primero que tenemos que hacer y siempre lo hemos planteado es interesar a los jóvenes a que no migren.
Para lograr eso hoy hay que inducir a los jóvenes con las tecnologías en las actividades agrícolas; lo que pasa es que el país posee tres diferentes situaciones geográficas: La planicie costera; los valles intermedios; y las zonas montañosas; cada una tiene oportunidades y necesidades distintas.
La planicie costera, que es bastante productiva, sobre todo con caña de azúcar, y aquí ha habido muchas transformaciones. También encontramos las ganaderías en los valles intermedios, en dónde hay igual oportunidades de desarrollar agricultura. Y la caficultura en las zonas altas del norte y occidente; el café requiere de una estrategia, pero bien consolidada para que no se siga deteriorando el parque cafetero, el cual es, además, el pulmón que tiene el país.
Entonces, cada zona demanda investigaciones y recursos humanos y técnicos especializados.
Por otro lado, nuestra agricultura está fundamentada en un esquema de que tengas un buen o mal invierno; y tú ves todos los años situaciones donde El niño, la niña o eventos climáticos que afectan significativamente la producción agrícola.
Finalmente cabe la pregunta: ¿En qué nos debemos de diversificar para no seguir con los mismos cultivos? Creo que hay oportunidades, si se dan los incentivos como para evitar y bajar la dependencia de las importaciones, especialmente de verduras y frutas.
¿Y a los jóvenes con la transformación digital les interesará el campo?, ¿hay futuro?
Sí, yo siento que hay, hay zonas especialmente donde tú puedes diversificar un poco la producción, si inviertes tenemos un poco capital y tienes apoyo técnico, creo que hay oportunidades de trabajo para los jóvenes. Se requiere mucho apoyo financiero, viendo que esto como también esa visión de proyectos de desarrollo y de impacto en las comunidades.
Siento que también en la territorialidad demanda mayor descentralización, para que los municipios tengan un buen desarrollo, tiene que acompañar no solo con la visión política, sino con la visión de desarrollo económico, y hacer apuestas estratégicas.
Entonces, ¿sigue siendo válida aquella frase de los años 90: «sin agricultura no hay comida»
Muy válida aún, es más, sin agricultura no hay seguridad alimentaria, hay que creer y apoyar la agroindustria. Las nuevas tecnologías son importantes, pero no podemos desayunar, almorzar y cenar inteligencia artificial, automatización, blockchain y robóticas; estas tecnologías también deben estar al servicio del agro.
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