El fugaz paso de la droga en El Salvador

El Salvador es un actor de reparto en la trama del narcotráfico internacional. Al estar junto a la bodega de la droga: Guatemala, y a medio camino entre los proveedores de droga del sur y los consumidores del norte, queda en uno de los escenarios más difíciles donde se libra la lucha contra las drogas.

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Foto EDH: Archivo

Por Karla Arévalo

17 June 2018

El Salvador no es objetivo para el narcotráfico internacional; este es solo una pieza del corredor donde pasan los cargamentos gruesos del narcotráfico; en cambio, Guatemala es hoy por hoy el desembarcadero de la droga.

Guatemala no solo recibe droga. También la cultiva y la produce. En 2014 ha tenido la mayor cantidad de campos de amapola: 640 hectáreas. Sin el cultivo de esa flor no hay heroína. Esos campos han producido hasta 14 toneladas de droga por año, lo que se traduce en varios millones de dólares; el valor de la heroína es casi tres veces mayor que el de la cocaína y la piedra. Un gramo en El Salvador cuesta 70 dólares.

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El almacenamiento y la producción de drogas en Guatemala es un problema que también afecta a El Salvador; parte de esa droga entra al país a través de las fronteras terrestres y los puertos marítimos en La Libertad, Sonsonate y La Unión.

En las fronteras, los narcos agotan las formas posibles de burlar los controles de seguridad que cada vez suman más decomisos. La frontera El Amatillo, en La Unión, es la más cuidada; por ella pasan furgones y vehículos particulares que vienen desde Nicaragua, Costa Rica y Panamá, que podrían buscar atravesar el corredor centroamericano con droga oculta. Por cada frontera, el traficante intenta pasa la droga de forma diferente. En El Amatillo, por medio de los furgones. En la frontera San Cristóbal, en Santa Ana, en los autobuses; en Las Chinamas, por los pasos ciegos; y en La Hachadura por autobuses y carros particulares.

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Esas fronteras y la frontera El Poy, en Chalatenango, tienen escáneres permanentes para detectar droga o contrabando. El resto de fronteras tiene escáneres móviles que también son usados en inspecciones vehiculares. Estos escáneres no son de la DAN sino de Aduanas, por lo que no todos los vehículos son sometidos a esta inspección. Cuando sí lo son, la luz roja del escáner indica que el furgón o el vehículo debe ser revisado minuciosamente; los inspectores bajan la mercadería y la revisan producto por producto. Si la luz es amarilla los inspectores hacen una revisión de rutina. Si es verde, el furgón pasa sin problema. Así como cada ruta tiene los medios de transporte más comunes para traficar droga; cada ruta es usada para traficar una droga en particular. Los decomisos de los últimos siete años han sido clave para conocer por dónde entra la droga a El Salvador y los tipos de droga que ingresan. Por los puertos marítimos pasa más cocaína; vía terrestre pasa más la marihuana; el crack o piedra es elaborado en El Salvador y la heroína, aunque ha sido la droga con menos incautaciones, en su mayoría viaja vía aérea.

La marihuana es la droga que más entra a El Salvador desde Guatemala y Honduras. Los narcotraficantes llevan la droga hasta las fronteras y, en ocasiones, son los pandilleros quienes llegan a traerla para venta y consumo en El Salvador. Arturo es una fuente interna de la Policía Antinarcóticos, quien ha pedido no ser identificado. Él expone que El Salvador no tiene ni ha tenido cárteles de la droga como los tiene México y América del Sur (Colombia y Ecuador), lo único que ha habido en El Salvador son personas relacionadas a la distribución de droga en cantidades menores, comparadas a las de los grandes cárteles, y que hacen trabajo logístico para estos. Él explica que los cárteles internacionales ya tienen a personas de confianza con las que trafican los grandes cargamentos, por lo cual no pretenden enseñarle el negocio a nadie, mucho menos confiarle cargamentos millonarios. “Los capos ya tienen a su gente de confianza. Si uno de ellos se muere, ya tiene sucesor y no van a conseguir a uno nuevo para que se haga cargo del negocio”.

Esta información fue confirmada por el Ministro de la Defensa, David Munguía Payés, quien dijo a El Diario de Hoy que la mara Salvatrucha y la 18 no tienen estrecha relación con los cárteles internacionales, pero sí buscan tenerla, no para dejar el narcomenudeo, sino para ampliar sus actividades delictivas en organizaciones más grandes: “Hemos identificado algunas clicas que se están moviendo y acercando más a los cárteles de la droga. Estas operan en el área de Sonsonate, La Libertad y Santa Ana”.

La droga que circula en El Salvador, en su mayoría, es distribuida por las pandillas. Aunque éstas no están involucrados en el tráfico internacional de droga sí hacen narcomenudeo. El narcomenudeo es la venta de droga en cantidades pequeñas.

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La mara Salvatrucha tiene más control de la droga que la 18. Ellos distribuyen gran parte de la droga a nivel nacional y otro tanto la distribuyen los lancheros. Si la Policía les halla una cantidad de droga superior a los cinco gramos, son procesados por tráfico de drogas. Hasta el 6 de junio de este año, la Policía ha capturado a más de 400 pandilleros por tráfico de metanfetamina, cocaína, crack y marihuana; el 85 % es de la mara Salvatrucha. Un 11 % son de la ranfla del Viejo Lin (18 Sureños) y el resto de la 18 Revolucionarios. Estos últimos han sido capturados únicamente por tráfico de marihuana, a diferencia de la MS, que tiene capturas por todas las drogas antes mencionadas.

En algunas playas de La Unión, como Las Tunas, El Tamarindo y playa Jagüey, la Policía tiene información de que hay pandilleros que trabajan como lancheros para involucrarse, de una vez, en el narcotráfico internacional.

El negocio de la droga permite a las pandillas ganar más territorios, comprar más armas e incrementar la distribución de droga. Hace unos años los pandilleros iban a las fronteras a traer droga como encargo de otros que les pagaban ese trabajo con droga. Ahora la droga es comprada por la pandilla para ser distribuida en el país.

La cocaína en alta mar

Las costas de San Luis La Herradura, en La Paz, y las costas de La Unión son los lugares donde ha habido más incautaciones de cocaína en los últimos siete años.

Los narcotraficantes usan botes rápidos y buques comerciales para contrabandear esta y otras drogas en menor cantidad. El Informe de Estrategia Internacional para el control de Narcóticos del Departamento de Estado de los Estados Unidos publicado en marzo de 2017 explica que, incluso, hay lanchas que salen de las costas salvadoreñas para abastecer de combustible a las embarcaciones que provienen de Colombia y Ecuador.

La División Antinarcóticos de la Policía, junto a la Fuerza Naval, trabaja para adentrarse en alta mar y detener la mayor cantidad de droga que viaja en embarcaciones rápidas hacia los Estados Unidos. Pero, dado que el 80 % de la droga que entra a ese país pasa por Centroamérica y México, para los Estados Unidos es vital involucrarse en el proceso. Hace 18 años se instaló el Centro de Monitoreo Antinarcóticos en Comalapa, el cual ha sido clave para frenar el paso de las narcoembarcaciones y narcoavionetas por la costa centroamericana.

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Aunque los decomisos de droga en El Salvador han disminuido por vía terrestre, han incrementado por vía marítima.

El Estado salvadoreño puede ejercer soberanía hasta 200 millas náuticas desde la costa. A partir de ahí, mar adentro, todo cargamento de droga que salga desde Colombia y Ecuador pasa por aguas internacionales.

El año en el que hubo más decomisos en vía terrestre fue 2015, cuando 7.9 toneladas de todas las drogas fueron incautadas. Mientras que vía marítima hubo una incautación de 10.4 toneladas de droga en el 2016.