Adolfo Pérez Esquivel: "Si pierdes los derechos humanos pierdes la democracia"

Tras una conferencia que el activista argentino y premio Nobel de la Paz en 1980 dio en la Universidad de Londres, este medio tuvo acceso a hacerle una sola pregunta, su opinión sobre las políticas de mano dura.

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Adolfo Perez Esquivel

Por Ricardo Avelar

11 March 2018

“Los derechos humanos y la democracia deben verse como valores indivisibles. Si pierdes derechos humanos ya no tienes una democracia y eso es lo que está pasando en muchos países de América Latina”, sentenció Adolfo Pérez Esquivel, ganador del Nobel de la Paz en 1980 por su resistencia a la dictadura de Jorge Rafael Videla en Argentina.

Con estas palabras, el activista argentino abrió una reciente conferencia en la Universidad de Londres, donde le explicó a los cerca de 500 asistentes su preocupación por los derechos humanos en la región, la cual califica como un “fuerte retroceso”.

A propósito de este retroceso, y de la relación que los derechos humanos tienen con la democracia, tuve la oportunidad de sentarme con él para hacerle una sola pregunta, pues su agenda en la capital británica era apretada.

Pese a que su experticia es su natal Argentina, me incliné a preguntarle por los abusos de autoridad y el riesgo de que el abandono del debido proceso sea legitimado en vista de la crisis de seguridad. Esto, le aclaré, es una realidad que vive El Salvador y que ha sido recientemente certificada y denunciada por la relatora especial de Naciones Unidas para las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, Agnes Callamard.

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Lamenta cambio en el paradigma de seguridad

“Las fuerzas de seguridad cuando se crearon tenían un objetivo muy claro. Eran fuerzas de prevención y seguridad social y en el tiempo las transformaron en instrumentos de represión y no de seguridad social”, lamentó el Nobel de la Paz, quien reconoció haber sido víctima de torturas y abusos durante la dictadura de Videla.

Esto, añade, hace que el Estado deje de estar al servicio de la ciudadanía, que deja de verse beneficiada por la acción pública. En cambio, Pérez Esquivel considera que los grandes ganadores cuando el Estado abandona su misión principal son las cúpulas en el poder, las cuales a lo largo de la historia han utilizado su influencia para extraer réditos económicos o políticos del Estado.

De no corregirse estas importantes falencias, advierte, “estamos en riesgo de abandonar la democracia y volver otra vez a estados autoritarios que dañan la vida de los pueblos, no lo benefician”.

Legitimación de la represión

Adolfo Pérez Esquivel también es consciente de un fenómeno peligroso: la legitimidad que, en tiempos de crisis, ganan las soluciones radicales como las políticas “manoduristas” de seguridad.

A su juicio, este proceso arranca por la forma en que se plantea la amenaza en una sociedad.

“Las violaciones como derechos humanos o derechos de los pueblos muchas veces se quiere legitimar, pintando a grupos como terroristas y acudiendo principalmente a la fuerza para reprimir y controlar. Las cosas no son así. Hay que abrir las instancias de diálogo para ir al fondo del problema, porque una violencia no se resuelve con otra violencia. Lo que tenemos son dos violencias pero no la solución del problema, hay que ir al fondo de este”, explicó el argentino.

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El Nobel aclaró que el camino no es fácil y que no debe abandonarse la aplicación de la justicia, pero que esta debe hacerse apegada en el estado de derecho. Asimismo, invitó a no enfocarse únicamente en atacar las consecuencias del problema, sino entender las causas y razones detrás de la crisis de violencia en el país.

“Muchas veces la situación se hace más grande porque ho hay diálogo, entendimiento o una solución del conflicto. Tenemos grandes conflictos y hay que agotar el diálogo y no abandonar el estado de derecho. Sin un estado de derecho, no hay forma de respetar y garantizar las garantías de algunas minorías. Ahí es cuando estamos perdidos”, lamentó.

Para Pérez Esquivel, la situación de derechos humanos en El Salvador no solo amerita preocupación. También sorpresa, cuando supo que es un gobierno de izquierdas quien ha dado continuidad, y hasta magnificado, políticas de “mano dura” del pasado.

Preocupación regional

Durante su alocución en la Universidad de Londres, Pérez Esquivel, quien se identifica como “sobreviviente gracias a la solidaridad internacional”, manifestó que ve un grave retroceso a los derechos humanos en la región latinoamericana.

Trajo a colación el creciente número de defensores de derechos humanos y líderes comunitarios que están siendo asesinados en Colombia, en medio de la implementación del acuerdo de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC) y a las puertas de un posible arreglo con el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Esta situación ha sido denunciada por las Naciones Unidas, que certificó en 2017 al menos cien casos de líderes muertos, en su mayoría a manos de sicarios.

El argentino también lamentó que a casi cuatro años la masacre de 43 estudiantes en Ayotzinapa, México, aún no exista ni acceso a la verdad ni justicia para los familiares de las víctimas.

“Otro país del que se habla poco en la prensa internacional es Honduras”, añadió. De este país centroamericano, lamentó que la sed de reelección del presidente Juan Orlando Hernández haya llevado a un largo proceso de violencia política, donde se han desencadenado numerosos abusos y violaciones a los derechos humanos. Además, lamentó el tímido avance de la justicia hondureña en el caso del asesinato de la activista de derechos humanos, Berta Cáceres. Tras dos años de su muerte, aún no hay pistas de los autores intelectuales y solo hubo arrestos de los autores materiales de su muerte.

En estos casos, resaltó Pérez Esquivel, hay otro lado de la moneda y es el de pueblos que resisten y se oponen a los abusos de poder. “En Latinoamérica no nos resignamos a vivir dominados. Queremos ser hombres y mujeres libres y por eso luchamos. Porque entendemos que la democracia no se regala, se construye”, concluyó.

Crisis venezolana

Pese a hablar de violaciones a derechos humanos y abusos de poder por parte de fuerzas de seguridad, Adolfo Pérez Esquivel no condenó la violencia con que el gobierno venezolano ha respondido a las protestas que sistemáticamente se han dado en ese país sudamericano en los últimos años.

Además, al ser cuestionado por este medio sobre la falta de separación de poderes y los intentos del chavismo de restarle autoridad a la Asamblea Nacional con mayoría opositora, legítimamente electa en diciembre de 2015, se limitó a decir que “no hay democracias perfectas, solo perfectibles”.