Igual que ha pasado un año sin esclarecer el accidente, tampoco el caso COSAVI, con el cual todo comenzó. Ya no se puede separar los dos casos.
Igual que ha pasado un año sin esclarecer el accidente, tampoco el caso COSAVI, con el cual todo comenzó. Ya no se puede separar los dos casos.
El pasado 8 de septiembre se cumplió un año del accidente del helicóptero militar que partió en horas de la noche del paso fronterizo El Amatillo en el norte de La Unión y en el cual murieron 9 personas. Hasta la fecha, ni la Fuerza Armada ni ninguna autoridad han entregado un informe que realmente explique las causas del accidente. La Fuerza Armada dijo a través de un comunicado que “entre los factores identificados destacan las malas condiciones climáticas, la lluvia y la nula visibilidad”. Las condiciones climáticas eran tan malas que en situaciones normales no se permitiría realizar vuelos nocturnos. Entonces, ¿quién ordenó a los pilotos realizar este vuelo? ¿Por qué razón? Tendría que haber sido una emergencia seria para volar en estas condiciones adversas. ¿Cuál emergencia?
Resulta que el misterio del helicóptero accidentado no se puede separar de las características de los pasajeros. Iba un hombre a quien recién había entregado la policía hondureña a la policía salvadoreña: Manuel Alberto Coto Barrientos, exgerente de la Cooperativa COSAVI, buscado por la desaparición de 35 millones de dólares. También iban el director general de la PNC, Mauricio Arriaza, dos subdirectores, Douglas Omar García Funes, “Carabinero”, y Rómulo Pompilio Romero Torres, aparte de 2 agentes policiales, los dos pilotos y un comunicador gubernamental.
Inmediatamente uno se pregunta: ¿Por qué el director general y dos subdirectores de la PNC tuvieron que movilizarse personalmente a la frontera hondureña para recibir a un prófugo de la justicia? Sabiendo en qué terminó el viaje, una vez que se comienza a hacer preguntas, ya no se puede evitar la siguiente, la más inquietante: ¿Quién ordenó a los tres máximos jefes de la policía subirse al helicóptero que iba a trasladar al detenido a la capital – a pesar de las condiciones adversas para un vuelo nocturno? ¿Cuál era la prisa? Oficiales de la PNC activos me dijeron que esta es la pregunta que todos se hacen dentro de la institución.
Al hecho de que a estas preguntas no hay respuesta, se suma la situación insólita que a un año de la muerte de los tres jefes policiales el gobierno no ha nombrado a nadie para completar la cúpula policial. Desde la muerte de Arriaza, la PNC está personalmente dirigida por el único hombre fuerte entre los ministros de Nayib Bukele: Gustavo Villatoro, el ministro de Seguridad.
Es una situación que en un gobierno normal, o sea uno que se rige por normas institucionales, hubiera obligado al gobierno a hacer extraordinarios esfuerzos para esclarecer no sólo las causas del accidente, sino a dar respuestas a todas la preguntas inquietantes del contexto en que se da la muerte tanto de Manuel Coto como de la cúpula policial.
Igual que ha pasado un año sin esclarecer el accidente, tampoco el caso COSAVI, con el cual todo comenzó. Ya no se puede separar los dos casos.
Con Manuel Coto murió el hombre que hubiera podido esclarecer no sólo la desaparición de los 35 millones, sino también los orígenes de la crisis general de esta institución financiera: los cientos de millones otorgados como préstamos a alcaldías dirigidas por Nuevas Ideas y a personeros de este partido. Las víctimas de todo esto, los depositantes que en un 80%, luego de un año, no han recuperado ni un cinco de sus depósitos, exigen que el juicio del caso COSAVI esclarezca no sólo el desfalco de los 35 millones, que es la punta visible del iceberg, sino toda la corrupción alrededor de COSAVI y su relación con Nuevas Ideas.
Ya que por culpa de la secretividad de Fuerza Armada, con respecto al accidente, y de la Fiscalía, en el caso COSAVI, ya no se puede separar los dos asuntos, se ha hecho una sola melcocha, sin información confiable, pero provocando cualquier tipo de sospechas y confabulaciones. La única manera de deshacer este enredo, que compromete a la PNC, la Fuerza Armada, la Fiscalía, el Ministerio de Seguridad y las instituciones de supervisión financiera, sería la estricta transparencia. Y es lo que menos existe en el país.
Yo no voy a participar en teorías de conspiración sobre la muerte del detenido y los jefes policiales. Sólo hago las preguntas pertinentes.
Saludos, Paolo Luers
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