Quizá las audiencias ya leyeron la noticia, o Youtube les sugirió un video que mostraba con más o menos alarma los hallazgos: según una investigación del MIT, el uso intensivo de la inteligencia artificial, y concretamente del Chat GPT, causa una atrofia cerebral considerable.
Sin embargo, como todo estudio que se precie, el del MIT acota el tema. Concretamente intenta mostrar que utilizar Chat GPT como fuente primaria para escribir ensayos puede llevar a los usuarios a un “déficit cognitivo”, y a una disminución de las capacidades de pensamiento crítico. O, dicho más sencillamente… el que se acostumbra a copiar en los exámenes aprende mucho, pues se hace experto, básicamente, en copiar.
Al final, queda más o menos claro que no es quehaya un entontecimiento general de los usuarios de las plataformas que usan IA, del mismo modo quetambién hay certeza de que para un órgano tan plástico como el cerebro, el uso continuado y exclusivo de la IA no puede descartarse como inocuo.
El estudio reporta que durante cuatro meses pidió a cincuenta y cuatro adultos, divididos en tres grupos, que escribieran tres ensayos utilizando: a) IA (concretamente Chat GPT), b) motores de búsqueda,o c) prescindiendo de herramientas cibernéticas. Se hizo un análisis de la actividad cerebral de las personas en el proyecto y se realizaron estudioslingüísticos de los ensayos producidos. Al final, el “grupo GPT” reportó disminución significativa de actividad cerebral (en comparación con el rendimiento de los otros dos grupos), dificultad alta para citar y hacer referencia a citaciones en sus ensayos, y un nivel mucho menor de sentirse “autores” de sus propios ensayos.
En el cuarto mes, los participantes se cambiaron de grupo y escribieron un ensayo más. El antiguo“grupo GPT” obtuvo muy malos resultados escribiendo su ensayo sin usar IA, mientras que el “grupo cerebro”tuvo un desempeño considerablemente bueno utilizando la herramienta.
La conclusión fue que el uso prolongado de IA en la escritura de ensayos es perjudicial para el cerebro del usuario (o algo así), pues cuando se les pidió que prescindieran de dicha herramienta, no fueron capaces de tener un desempeño aceptable.
Sin embargo, un analista explica que “el cambio en la conectividad neuronal del “grupo cerebro”durante las tres primeras sesiones probablemente se debió a la habituación con la tarea, un fenómeno conocido como efecto de familiarización: a medida que los participantes repitieron el trabajo, se familiarizan con él y se volvieron más eficientes, adaptando así su estrategia cognitiva. Cuando los del grupo de IA finalmente pudieron ´usar su cerebro´, solo realizaron la tarea una vez. Como resultado, no pudieron igualar la experiencia del otro grupo (…). Lo justo habría sido dejar al ´grupo GPT´ la oportunidad de escribir tres ensayos sin IA, para ponerse al día con los otros dos”.
Alguien ha observado que estamos en una situación análoga a lo que sucedió cuando aparecieron las calculadoras. Con su uso, no solo no se perdieron las habilidades cerebrales de las personas para calcular, sino que las tareas que eran capaces de resolverse con estas máquinas se volvieron más complejas y exigentes y se obtuvieron mucho mejores resultados… De hecho, nadie se quedó “matemáticamente” tonto por utilizarlas.
Un reto que exige la IA es que, en general, los educadores, los supervisores, los capacitadores y los jefes deben elevar el nivel de exigencia lo suficiente como para que la IA se convierta en una parte esencial del proceso de aprendizaje y/o producción, y no seguir pidiendo que se realicen las mismas tareas, y seespere la misma calidad de resultados que hace cinco años.
Así, la IA ha hecho que ser capaces de escribir ensayos con cerebro-papel-y-lápiz haya dejado de ser una demostración de pensamiento crítico, como en su momento ser capaz de realizar una división complicada sin calculadora dejó de ser prueba decapacidad matemática.
Ingeniero/@carlosmayorare