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María Corina Machado: Premio Nobel de la Paz para 2025

Es en este marco que María Corina Machado ha sido distinguida. El pueblo la llama «la Libertadora»: ha sido reconocida por «su trabajo incansable a favor de los derechos democráticos del pueblo venezolano y por su combate a favor de una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia».

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La concesión del Premio Nobel de la Paz para 2025 a María Corina Machado recompensa el combate pacífico a favor de la democracia llevado a cabo por la figura de la oposición, que vive en la clandestinidad desde la reelección autoproclamada por el presidente de facto venezolano, Nicolás Maduro. Nunca presentó las actas electorales después de las elecciones del 28 de julio de 2024. María Corina Machado tiene que vivir en la clandestinidad desde entonces en su propio país, mientras Edmundo González Urrutia, elegido a la presidencia del país sin poder tomar posesión, tuvo que irse al exilio.

Es decir, cuán fuerte ha sido la declaración del Instituto Nobel, que ha enfocado la atención mundial sobre Venezuela, la gobernabilidad puesta en tela de juicio desde años, tanto como sobre el contexto regional caracterizado por tensiones muy fuertes. Desde agosto pasado, los Estados Unidos y sus aliados de la región del Caribe, entre los cuales el vecino venezolano de Trinidad y Tobago, la República Dominicana, tanto como Guyana, declararon el estado de «conflicto armado» contra los cárteles del narcotráfico latinoamericano. En el centro del huracán, Nicolás Maduro y las principales cabecillas del régimen, como Diosdado Cabello, indispensable ministro del Interior, de Justicia y de la Paz, expresidente de la Asamblea Bolivariana…

Las autoridades judiciales estadounidenses, tanto como la administración encargada de la lucha contra el narcotráfico, la Drug Enforcement Administration (DEA), denunciaron sus posiciones centrales y ejecutivas en el Cártel de los Soles, una organización que otorga protección y apoyo al Cártel del Tren de Aragua, según los Estados Unidos. Es uno de los cárteles más fuertes de América Latina. Por cierto, crecieron y se reorganizaron durante el periodo de la pandemia del covid-19: producción, transformación, transporte e exportación, tantas etapas y condiciones que requieren logística, protecciones, apoyos, inteligencia y visibilidad facilitada por medios tanto armados como numéricos. En Colombia, por ejemplo, el actual aliado político de Caracas, la producción de cocaína pura pasó desde 2020 de 1.400 a 2.900 toneladas. La erradicación de zonas productivas pasó de 70.000 hectáreas a 9.400 en 2024; 250.000 hectáreas en 2023; 310.000 en 2025. Eran 143.000 cuando llegó al poder en 2022 Gustavo Petro. El contexto es explosivo, mientras los Estados Unidos declararon estos cárteles como «organizaciones terroristas», favoreciendo un despliegue armado de primer orden. Cualquier información o acción que permita el arresto de Nicolás Maduro está valorado en 50 millones de dólares.

Es en este marco que María Corina Machado ha sido distinguida. El pueblo la llama «la Libertadora»: ha sido reconocida por «su trabajo incansable a favor de los derechos democráticos del pueblo venezolano y por su combate a favor de una transición justa y pacífica de la dictadura a la democracia».

El presidente del Comité Nobel noruego, Jørgen Watne Frydnes, afirmó que «es uno de los ejemplos más extraordinarios de coraje cívico en América Latina actualmente». Obviamente, el régimen madurista va a denunciar una forma de injerencia y una agresión contra el pueblo independiente. Por cierto, el régimen «bolivariano y chavista» es uno de los más activos en el marco de «un Sur Global» que vio sus bases de fundación descarriadas a raíz de los años, por una visión de confrontación contra el sistema de gobernabilidad internacional que nació del fin de la Segunda Guerra Mundial. El mundo cambió: la población aumentó, contando con más de 8 mil millones de personas actualmente. Potencias económicas con una visión global aparecieron: China, India… Dinámica que impulsó una voluntad de cooperación de países emergentes, de economías con potencial. Está muy bien, y se concretizó, por ejemplo, con la organización del G20. Pero algunos países quisieron implantar una ideología vestida de «liberación» y «justicia» para denunciar el equilibrio de seguridad mundial.

Venezuela, que cuenta con las reservas de petróleo bruto más importantes del mundo, quiso sacar provecho de este movimiento: alianza con Irán, que ha sido interrumpida en su marcha forzada al potencial nuclear militar; cooperación con Rusia, tantas orientaciones inéditas mientras la caída económica y el cierre del espacio democrático obligaron a más de 6 millones —algunos hablan de 7 millones— a irse de Venezuela, que cuenta con una población de 30 millones de habitantes.

Monopolización del poder, desaparición democrática, expansión de una protección a favor de los grupos ilícitos del narcotráfico denunciada por Washington: tal es la realidad contra la cual María Corina Machado lleva a cabo su combate cívico. Afirmó ser muy «agradecida» por esta gran distinción, «en nombre del pueblo venezolano». «Pero todavía no hemos llegado allí», agregó, al ser informada de la decisión del Comité Nobel, que la reconoció como «una figura esencial de unidad» de la oposición de Venezuela.

El Premio Nobel de la Paz impulsó la notoriedad de María Corina Machado a los primeros rangos internacionales. ¿Tendrá el poder de influir sobre la evolución del régimen de Nicolás Maduro? Nada es cierto y, sin duda, actualmente, es la fuerza militar agrupada por el presidente Donald Trump contra el narcotráfico en la región del Caribe, y con blanco principal, Venezuela, la que condicionará el porvenir del régimen de Nicolás Maduro, que oprime las ideas a favor de la democracia y del Premio Nobel de la Paz 2025.

Politólogo francés y especialista en temas internacionales.

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