“Steamgirls”, el club de robótica que cambia la vida de niños en comunidades vulnerables
El club de robótica “Steamgirls” transforma la vida de niños y adolescentes en comunidades vulnerables, acercándolos a la tecnología con formación gratuita, proyectos innovadores y acceso a competencias internacionales. Conoce cómo este programa se ha convertido en un semillero de talento STEAM en El Salvador.
«Steamgirls» es un club de robótica que brinda formación gratuita a niños y adolescentes de 6 a 15 años en comunidades vulnerables de distintas zonas del país. El programa se desarrolla con el apoyo de Compassion International El Salvador busca acercar la ciencia y la tecnología a quienes tradicionalmente han tenido menos acceso a estas herramientas.
La iniciativa nació en 2019 como un proyecto piloto creado por exalumnas del Centro Escolar República de España y el docente Ramón Recinos, ingeniero y ganador del premio Teacher Choice Award 2019 al mejor docente de tecnología y robótica a nivel mundial.
Tras una pausa obligada por la pandemia, retomó operaciones en 2020 y desde entonces no ha dejado de crecer no solo en cobertura, sino también en calidad formativa y equipamiento tecnológico.
Actualmente funciona en nueve sedes: San Marcos, Cojutepeque, San Martín, Zacatecoluca, Tapalhuaca (La Paz), Majucla (Cuscatancingo), El Bajo Lempa, Potrero Grande (El Paisnal). En cada una se atienden grupos de entre 40 y 90 estudiantes.
Niños y jóvenes, amplían su conocimiento en la robótica. Las clases las reciben en la Iglesia ELIM, en Zacatecoluca, La Paz.
Foto EDH/ Lissette Monterrosa
«Empezamos a hacer la prueba piloto con 10 niños. De ahí vino la pandemia y tuvimos que ponerlo en pausa, cuando se hizo la reapertura, semipresencial, volvimos a ponernos en contacto con el CDI, de San Marcos, donde iniciamos, y Compassion, quienes empezaron a adquirir el equipo. Se comenzó con las cuatro instructoras. Ahora tenemos 18 instructores», explica Recinos.
Formación por niveles y tecnología especializada
El club aplica un modelo pedagógico dividido en cuatro niveles: básico, intermedio, avanzado y científico. Cada etapa dura seis meses e incluye contenidos diseñados para fortalecer habilidades STEAM: ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas.
Los estudiantes trabajan con kits especializados que les permiten programar prototipos, ensamblar robots móviles, desarrollar sensores, diseñar mecanismos simples y, en el nivel científico, ejecutar proyectos más complejos.
La tecnología utilizada es similar a la que se emplea en competencias internacionales, lo que expone a los alumnos a estándares globales desde temprana edad.
«Desde 2023 empecé en el club, estoy en el nivel intermedio. Me gusta la robótica, y espero poder llegar al nivel científico. Quiero terminar todos los niveles. He aprendido cosas que no sabía que existían y ahora quiero seguir aprovechando esta oportunidad»
Carlos Adonay Gómez, 14 años, Estudiante
Al final de cada módulo, los participantes presentan proyectos internos y reciben una certificación. Además, todas las sedes compiten anualmente en el torneo STEAM PASSION, organizado por Id Maker, donde participan instituciones públicas y privadas. Esta competencia nacional funciona como una clasificatoria para el torneo mundial.
Este año, los CDI de Potrero Grande (El Paisnal) y Cojutepeque (Cuscatlán) ganaron su pase para representar a El Salvador en la competencia internacional de robótica, con el primero y segundo lugar.
Un modelo que forma líderes y multiplica oportunidades
Uno de los elementos más valiosos del programa es su liderazgo juvenil. Desde el inicio las exalumnas del centro educativo que dieron vida al proyecto fueron formadas técnica y pedagógicamente por el ingeniero Recinos y luego se convirtieron en instructoras.
Con el tiempo, otras jóvenes de la misma institución —que hasta hace unos años era exclusivamente femenina— se han sumado al equipo.
Actualmente, los 18 instructores del programa imparten clases todos los sábados, de 8:00 a.m. a 12:00 m. Muchos de ellos son exalumnos que destacaron por su potencial y recibieron formación adicional para convertirse en formadores dentro de sus propias comunidades. Así, las nuevas generaciones de instructores surgen dentro del mismo programa. Esto permite que las sedes puedan sostenerse a largo plazo y que el proyecto se expanda.
Niños y jóvenes, amplían su conocimiento en la robótica. Las clases las reciben en la Iglesia ELIM, en Zacatecoluca, La Paz.
Foto EDH/ Lissette MonterrosaNiños y jóvenes, amplían su conocimiento en la robótica. Las clases las reciben en la Iglesia ELIM, en Zacatecoluca, La Paz.
Foto EDH/ Lissette Monterrosa
«Todos ellos dan su aporte por una razón social, no reciben retribución económica. Las iglesias les proporcionan el transporte, les dan el almuerzo, desayuno y refrigerio, recientemente han empezado a darles $10, algunos llegan de lejos», explica el ingeniero Recinos.
Las iglesias evangélicas donde funcionan los CDI también facilitan los espacios donde se imparten las clases; en tanto Compasión Internacional financia los equipos y materiales, mientras que la coordinación técnica continúa bajo la guía del fundador.
Para Ángela Pineda, exestudiante de la escuela, quien ahora se encarga de la coordinación de instructores, la parte pedagogica y metodologías, el voluntariado es una forma de devolver oportunidades. «Me llena de satisfacción hacer todo lo que hago. Desde pequeña, en séptimo grado, descubrí mi pasión por la robótica y mi meta es poder compartir los conocimientos adquiridos con otras personas».
Este mes, Pineda, estudiante de tercer año de Ingeniería Informática, participó en el International Aerospace Program en la base central de la NASA en Houston, Texas, donde, junto a estudiantes de México, obtuvo el segundo lugar con un proyecto aeroespacial evaluado por especialistas de la agencia.
«Tengo tres años de venir, lo que más me gusta es la energía renovable y programar. He armando carros a control que funcionan con energía solar o con el viento y muchas otras cosas. Me gusta la robótica porque es divertida, creativa e innovadora».
José Antonio Hernández, 11 años, estudiante Zacatecoluca
Un impacto creciente en las comunidades
La participación en Steamgirls es totalmente gratuita. Cada año, los CDI realizan convocatorias abiertas en sus zonas de influencia y cada sede reúne entre 30 y 90 estudiantes, según su capacidad y la disponibilidad de instructores.
Deborah Elizabeth Delgado, de 15 años, llega desde El Copinol, en La Paz, a la sede de la Misión cristiana Elim, de la misma localidad. Empezó en Steamgirls en 2022, y cursa el nivel intermedio.
«Desde que llegué me llamó mucho la atención aprender a construir y la programación. Estar aquí ha significado bastante para mi, es una oportunidad para nosotros. Llegué aquí a través del CDI y agradezco la oportunidad, siento que he aprendido mucho», opinó.
«Los niños están participando en competencias de nivel internacional a la par de otras instituciones de mucho prestigio, y eso los motiva. Estas habilidades que están aprendiendo no solo les generan mayores competencias cognitivas, si no también les permite soñar y la posibilidad de mejores oportunidades», sostuvo por su parte Krissia, representante de Compassion Internationa El Salvador.
Lo que comenzó como un pequeño laboratorio piloto hoy transforma la vida de cientos de niños y jóvenes. «Steamgirls» demuestra que la tecnología puede convertirse en una herramienta poderosa para abrir oportunidades laborales, impulsar el liderazgo juvenil y fortalecer comunidades enteras.
Sobre Compassion
Compassion es na organización cristiana de desarrollo infantil que trabaja para por la niñez y juventud en condición de pobreza en El Salvador y otros países. Desarrolla programas integrales con más de 73,000 participantes a nivel nacional. La organización cuenta con más de 240 iglesias a nivel nacional que son parte de los Centros de Formación Integral (CDIs), estos son impulsados por la Iglesia Evangélica del Salvador.