En más de seis años, la Presidencia no ha hecho público el Plan General de Gobierno que establezca las políticas públicas a implementar. Bukele continúa su discurso de que no seguirán agendas externas
Por S. Peñate /J. García
En su mensaje por la conmemoración de los 204 años de Independencia Patria, transmitido en cadena nacional la noche del 15 de septiembre, el presidente Nayib Bukele se refirió en varias ocasiones al «modelo salvadoreño» como la forma de conducción del país, aunque no define políticas claras en áreas sociales y económicas.
Para el mandatario es hasta bajo su gestión que se está reivindicando la independencia y que esta se manifiesta en la seguridad en las calles, «en la disciplina» en las escuelas, en el fortalecimiento institucional y la responsabilidad individual.
«Y esto es algo que quiero enmarcarlo en algo que me gusta llamarle el ‘modelo salvadoreño’, porque al final, literalmente, independencia significa no depender. Pero los salvadoreños, hasta hace muy poco, decidimos que no queríamos depender de nadie», expresó.
Cabe destacar que ni en su primer periodo de gobierno ni en lo que lleva del segundo se ha divulgado el Plan General de Gobierno, que debe englobar las política públicas nacionales y que es obligación dar a conocer, según la Ley de Acceso a la Información pública (LAIP).
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Pero, según Bukele, no han aplicado en el país acuerdos o «recetas» internacionales y que las del pasado solo mantenían la violencia.
«Cuando decidimos aplicar nuestra propia receta, todo cambió. Lo que tenemos y disfrutamos hoy no es copia de nadie, es un modelo salvadoreño, diseñado aquí, con nuestras propias decisiones», dijo en lo que sería una alusión al Plan Control Territorial y al régimen de excepción.
En la pasada campaña electoral no hubo una presentación pública de programas a implementar, sino que muchos mensajes se centraron en la seguridad y en el régimen. Y como lo ha dicho desde el año pasado, insiste que el país es el «más seguro» del hemisferio occidental.
«Y lo logramos porque decidimos ser independientes de verdad, porque aplicamos el modelo salvadoreño aún a costa de las protestas de los poderes internacionales que antes nos controlaban», dijo.
Bukele también habló de «aplicar nuestro propio modelo» en la educación.
«Todavía hoy tenemos que corregir errores del pasado. En educación, por ejemplo, todavía estamos borrando contenidos que fueron impuestos desde afuera, nocivos para nuestros niños y jóvenes. Muchas de estas agendas no nacieron acá, vienen calcadas, financiadas por estructuras externas y se repiten idénticas en diferentes países, con las mismas ONG», dijo sin especificarlas.
#Noticias | "Quiero dejar algo bien claro, nosotros no estamos borrando la historia, como algunos dicen", dijo el presidente. pic.twitter.com/0M7APGvdlI
— El Diario de Hoy (@EDHNoticias) September 16, 2025
Aunque ya previamente dio directrices de eliminar la «ideología de género» del sistema educativo y mostró rechazo a la Agenda 2030 de Naciones Unidas sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Además, defendió las disposiciones de mayor disciplina en el sistema escolar, dictadas por el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología (MINEDUCYT) dirigido por la capitana Karla Trigueros.
Enfatizó en la educación, el respeto, los valores y la disciplina como base para cambiar la sociedad.
«Algunos critican que eso es autoritarismo; pero no lo es, es educación básica, es formar ciudadanos responsables», criticó.
En los últimos años diferentes entidades nacionales e internacionales advierten la cooptación de instituciones de control y del sistema judicial por parte del círculo afín a Bukele, el retroceso democrático, las faltas de garantías del debido proceso, vulneraciones a derechos y el ocultamiento de información pública como características autoritarias y no por el impulso de buenos modales en el sistema educativo.
A pesar del optimismo del discurso presidencial, las proyecciones de varios expertos ofrecen una perspectiva crítica sobre la situación del país. La falta de resultados económicos, el impacto de los recortes presupuestarios y el supuesto deterioro social son temas recurrentes en sus análisis.
Según el economista César Villalona, el gobierno «no tiene nada que exhibir en términos económicos y sociales». El experto señala que el país se enfrenta a un programa de ajuste derivado de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que implicó un recorte de $1,200 millones del presupuesto y el despido de miles de empleados públicos para obtener un préstamo de $1,370 millones.
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Advierte que este ajuste fiscal se traduce en un desempeño económico mediocre, con un crecimiento apenas por encima del 2% y una caída en sectores como la industria y la agricultura. Además, el economista resalta el aumento del desempleo, una alta inflación y el crecimiento de la deuda pública y de pensiones, lo que deja poco margen para celebrar logros.
«¿Qué puede exhibir el gobierno? Crecimiento económico mediocre, poca inversión extranjera, concentración del ingreso, deterioro de las variables sociales, deterioro de la pobreza, aumento del déficit fiscal, aumento de la deuda pública total, de la deuda de pensión. No hay nada que exhibir», expresó.
En el sector educativo, el sociólogo Rafael Paz indica que el acuerdo con el FMI no solo ha provocado despidos de docentes, sino que ha servido como «una maniobra de distracción» para ocultar la crisis económica que afecta al magisterio.
Paz menciona el cierre de 72 escuelas, la falta de diálogo para el aumento salarial de los docentes y la problemática de las pensiones extremadamente bajas.
El historiador Carlos Gregorio López complementa este punto al señalar que la afectación al sistema educativo no es reciente.
«Por otro lado, ha funcionado como un distractor de la opinión pública. Este tipo de prácticas de educación son normas que debieran enseñarse desde el hogar. Es por la manera de actuar del gobierno, que es de forma autoritaria, que los chicos se vayan acostumbrando desde la escuela a este tipo de estrategias», indica.
El politólogo Benjamín Cuéllar sostiene que el gobierno de Bukele no está implantando un modelo nuevo, sino que ha reforzado una «sociedad militarizada». Argumenta que el discurso oficial se contradice con la realidad ya que, a pesar de las promesas, persisten problemas como la falta de acceso a la salud, educación, vivienda y empleo, lo que provoca que la gente siga emigrando.
«Todo aquello que haga que la gente desarrolle un pensamiento crítico al ver una realidad que contradice esos postulados como el derecho a la salud, educación, a la vivienda, al empleo y que hace que la gente se siga yendo de este país, entonces alguien que no considera eso como parte central de su pensamiento y acción es lógico que diga que eso lo va a dejar afuera, que no nos extrañe eso y lo que se venga en adelante», expresó.
Cuéllar concluye que el presidente busca tratar mensajes y símbolos que desvían la atención de la realidad económica y social del país.
El analista político Carlos Araujo explicó que los reclamos de autoritarismo que recibe el gobierno de Bukele no tienen nada que ver con la disciplina y valores en la juventud.
«Es más bien la deriva autoritaria y arbitraria de concentración y abusos de poder para perpetuarse en él», opinó.
«La visión del proyecto educativo de un país deben ser discutida y consensuada por todos, no impuestas desde creencias parciales de radicalismos ni conservadores ni progresistas. La responsabilidad de la educación y enseñanza de valores está en la familia no en el Gobierno turno», consideró también.
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