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Lilian sobrevivió un ataque de pandillas y hoy tiene un hijo perdido en las cárceles

Ella y su hijo menor sobrevivieron a un ataque armado del Barrio 18. Su hijo quedó con problemas de movilidad desde el año 2019. Seis años después, su hijo mayor está desaparecido. Le dijeron que fue capturado, pero no lo ubica en ninguna de las cárceles del sistema penitenciario.

Historia de Lilian y su hijo Raúl, sobrevivientes de ataques de pandillas y ahora son pobres
"Solo quiero saber dónde está mi hijo, y si está vivo" es lo que pide Lilian, quien a pesar que tiene a Raúl que sobrevivió al ataque de las pandillas, tiene desaparecido a su otro hijo Herbert en las cárceles. Foto EDH/Emerson Del Cid

Lilian Esmeralda de Corea, de 48 años, ha atravesado distintos momentos difíciles que marcaron su vida en seis años. Los más fuertes: en marzo de 2019, la pandilla Barrio 18 intentó asesinar a su hijo menor, Raúl; en septiembre de 2021, su esposo falleció a causa de una complicación por la diabetes y un shock séptico; y el último es que su hijo mayor, Herbert, está desaparecido. 

Historia de Lilian y su hijo Raúl, sobrevivientes de ataques de pandillas y ahora son pobres
Historia de Lilian y su hijo Raúl, sobrevivientes de ataques de pandillas y ahora son pobres

La última vez que supo de él fue para su cumpleaños: el 31 de julio de 2023, cuando le dijeron que salió de su hogar para llegar donde su madre alquila unos cuartos. Según la pareja de su hijo, unos policías lo capturaron por sospechas en el marco del régimen de excepción; sin embargo Lilian no tiene certeza de qué pasó con su hijo.

Raúl, el hijo acribillado

El 23 de marzo de 2019 es una fecha que Lilian asegura que no olvidará. Ese día, mientras estaba en su casa en el cantón El Bambú, del distrito de Izalco, junto a su hijo menor Raúl Adonis Corea, al menos 17 miembros de la pandilla 18 llegaron a su casa con el objetivo de generar daños en la vivienda y asesinar a su hijo.

Lilian recuerda que entraron abruptamente y apuntaron sin temor a su cabeza. Cuando identificaron a Raúl, lo hincaron para agredirlo verbal y físicamente. El joven de 17 años intentó defenderse, pero en este forcejeo los pandilleros descargaron 22 balas. 

En ese momento, su madre tuvo agresiones físicas. Cuando los pandilleros se retiraron, Raúl estaba “bañado en sangre”, detalla su madre, pero aún consciente puesto que ningún disparo había sido en el pecho o el rostro. 

Los impactos de bala en el cuerpo de Raúl fueron en la mano derecha, abdomen, espalda y pie izquierdo. «Ya estuvo, ya está muerto. Vámonos», fueron las palabras de los pandilleros que llegaron, según recuerda Lilian. Eran las 8:30 de la noche cuando los atacantes salieron de su casa, luego de haber atacado a su hijo y arruinado sus pertenencias.

Fue referido al Hospital Mazzini de Sonsonate donde pasó ingresado al menos tres meses. A los cinco días que Raúl aún estaba hospitalizado, en compañía de su madre, a ella le pareció ver en el hospital a varios pandilleros que habían estado también en su casa la noche del atentado. Estaban averiguando el estado de su hijo, asegura. 

Historia de Lilian y su hijo Raúl, sobrevivientes de ataques de pandillas y ahora son pobres
Cicatriz de Raúl en el abdomen por los daños generados por el Barrio 18. Foto EDH/Emerson Del Cid

Raúl se dio cuenta y repetía con angustia: «mami, me van a matar», al ver la presencia de los pandilleros en el lugar. El doctor encargado de él en ese momento escuchó, e inmediatamente fue trasladado al Hospital San Rafael de Santa Tecla.

A finales de junio de 2019, Raúl recibió el alta médica de ese proceso. Cuando fue dado de alta, salió con una herida de 35 puntadas en su abdomen. Su madre asegura que, según el diagnóstico, varios órganos quedaron dañados por las balas, cada cierto tiempo debe tomar medicamento para defecar con normalidad.

La vida lo volvió a llevar al mismo hospital a mediados de julio por complicaciones en su recuperación post-operatoria. Pasó quince días nuevamente ingresado.

Lilian cuenta que la recuperación de su hijo fue lenta. Pasó alrededor de 6 meses en silla de ruedas hasta que recuperó buena parte de la movilidad. Aún así, Raúl ahora no puede hacer mayores movimientos bruscos o hacer fuerza. Cuando ocurrió el atentado, iba a noveno grado y no pudo terminar sus estudios. Hasta hoy, estas condiciones le limitan conseguir un trabajo digno que le permita tener estabilidad económica junto a su madre.

Historia de Lilian y su hijo Raúl, sobrevivientes de ataques de pandillas y ahora son pobres
La familia Corea se quedó solo con dos integrantes de los cuatro que eran. Lilian abraza a su hijo Raúl quien quedó con problemas de movilidad tras el atentado. Foto EDH/Emerson Del Cid

Hebert, su hijo perdido

El 3 de agosto de 2022, Lilian recibió una llamada telefónica que su hijo Herbert Coreas había tenido un accidente en un vehículo en el que se transportaba. Quedó en coma por unas semanas y su madre recuerda que tuvo secuelas mentales porque había perdido la memoria. 

Luego de su accidente, regresó a vivir con su actual pareja con la cual tenía una hija con apenas tres meses de nacida. Herbert cumpliría 27 años el 31 de julio de 2023. Ese día, se disponía a visitar a su madre con motivo de su cumpleaños, salió de su casa en Ateos, pero, nunca llegó al cuarto donde vivía su progenitora. 

Lilian se dio cuenta hasta tarde de ello, preguntó a la actual pareja de su hijo qué sucedió y ella respondió que unos policías se lo habían llevado capturado. Desde entonces, lo único que supo sobre Herbert es que estuvo recluido en un principio en el Centro Penal de Ilopango y tres meses después fue trasladado al Complejo Penitenciario de Izalco. 

herbert con su hija
Una de las últimas fotografías de Herbert Galeano, el hijo mayor de Lilian, junto a su hija que tenía seis meses cuando fue capturado. Foto EDH/Cortesía

Lilian acudió durante nueve meses a depositar dinero para su hijo, y para llevarle un paquete una vez al mes por lo menos. En mayo de 2024, se le dificultó ir por sus escasos ingresos económicos y cuando regresó a preguntar por su hijo al penal de Izalco, le dijeron que no estaba ahí.

“No tenemos registro de su hijo aquí, no ha estado preso” fue la respuesta que le dieron los custodios, según ella. Lilian se mostró confundida porque está segura que fue a dejar dinero para su hijo a ese mismo centro penitenciario, y aún guarda los recibos de los depósitos que hacía.

Preguntó unas veces más en la Dirección General de Centros Penales y en la misma cárcel de Izalco, y nunca tuvo una respuesta de dónde está su hijo. 

Un año antes de la captura de su hijo, el 6 de septiembre de 2022, había enfrentado el fallecimiento de su esposo: Raúl Corea Aguilar, quien tuvo una complicación de la diabetes, un shock séptico y neumonía bacteriana.

Ahora Lilian enfrenta la pobreza que conlleva no tener ingresos fijos. Depende de su venta ambulante de toallas en distintos distritos de occidente como Metapán, Cara Sucia, Armenia, Izalco, Ahuachapán y otros más.

Hace un año Lilian fue diagnosticada con una enfermedad crónica llamada “Rosácea”, con la cual su piel del rostro se altera y toma un color rojizo por la exposición al sol. Según información médica, no tiene cura pero sí tratamiento. Ella recibe un bloqueador proporcionado por las unidades de salud públicas cada ciertos meses que le ayudan a controlar la enfermedad, pero por el momento no tiene otra forma de ganarse la vida que vendiendo toallas bajo el sol de cada día.

Lilian enfrenta cada fin de mes la preocupación de que la saquen de su casa por no poder pagar. Actualmente paga $50 por cada cuarto que alquila: uno para ella y otro para su hijo Raúl. Pero los escasos ingresos económicos que logran ella y su hijo les limita a fin de mes alcanzar a pagar completo el alquiler. Y también le limita a poder pagar un abogado o a moverse para averiguar dónde está su hijo perdido.

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