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Ucrania-Rusia: la guerra sigue

La reunión de Washington sirvió para que Europa reafirmara su papel en la defensa del continente y reiterara su apoyo a Zelensky, sin confrontar directamente a Estados Unidos.

Donald Trump-Putin- Alaska

Tras los bombardeos masivos rusos contra Kiev durante la noche del miércoles al jueves, la cumbre de Alaska entre el presidente Donald Trump y su homólogo ruso, Vladimir Putin, celebrada el 15 de agosto, así como la reunión tripartita en Washington entre Estados Unidos, la Unión Europea y Ucrania, parecen hoy acontecimientos lejanos.

Por ahora, poco ha cambiado en los frentes de batalla del este de Ucrania. Moscú ha intensificado esta semana su ofensiva con drones y ataques aéreos de precisión, generando fuertes protestas en Europa y, al mismo tiempo, renovadas expectativas en Washington.

Las conversaciones promovidas por Trump buscaban dinamizar un proceso de negociación que abría la posibilidad de un encuentro directo entre Volodymyr Zelensky y Putin, bajo el auspicio conjunto de Estados Unidos y Europa. Sin embargo, los ataques rusos contra la capital ucraniana pueden interpretarse tanto como una provocación, como una forma de presión para acelerar ese proceso. En paralelo, mandos militares estadounidenses y europeos han comenzado a diseñar lo que llaman un “paquete de seguridad global” que incluiría suministro sostenido de armamento y una planificación conjunta de defensa.

Para capitales como Londres y París, dichas garantías deben ser tangibles y firmes. De lo contrario, existe el riesgo de que Moscú utilice cualquier alto el fuego como una simple pausa antes de lanzar una nueva ofensiva. Rusia mantiene posiciones inamovibles: impedir que Ucrania ingrese en la OTAN, asegurar el control de Donetsk y Lugansk, y obtener reconocimiento internacional de la anexión de Crimea. Washington, en cambio, se mueve con cautela, evitando un enfrentamiento directo con Moscú y manteniendo su tradicional escepticismo frente a una arquitectura de defensa estrictamente europea.

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La necesidad de unidad quedó patente en la reunión celebrada en la Casa Blanca el 18 de agosto, que reunió a los presidentes de Francia y Finlandia, a los jefes de gobierno de Alemania, Italia y Reino Unido, junto con la presidenta de la Comisión Europea y el secretario general de la OTAN. Aunque la cumbre evitó una fractura en la relación transatlántica tras Alaska, la confianza entre aliados aún necesita consolidarse.

Los recientes ataques sobre Kiev, que dejaron tras de sí más de 600 drones y 31 misiles balísticos, fueron condenados por el presidente del Consejo Europeo, António Costa, y generaron una reacción medida en Washington. Trump afirmó estar “no contento, aunque no sorprendido”, según su portavoz Karoline Leavitt. El secretario general de la OTAN, por su parte, advirtió que estos ataques confirman que “no podemos ser ingenuos hacia Rusia”. Desde Moscú, el Kremlin reiteró su disposición a negociar, pero advirtió que continuará con sus operaciones militares.

La reunión de Washington sirvió para que Europa reafirmara su papel en la defensa del continente y reiterara su apoyo a Zelensky, sin confrontar directamente a Estados Unidos. Una conclusión clara emergió: no habrá aceptación de una desmilitarización de Ucrania como exige el Kremlin. Kiev, que cuenta con unos 800,000 militares movilizados y ha avanzado en tecnología de drones, insiste en fortalecer sus propios medios defensivos. El recuerdo del Memorando de Budapest de 1994 se vuelve inevitable. Entonces, Ucrania renunció a las armas nucleares heredadas de la URSS a cambio de garantías de integridad territorial por parte de Rusia. Tres décadas después, la realidad muestra la fragilidad de aquel compromiso.                                                                                                                                                                                     

Las incógnitas persisten: ¿se mantendrá firme la Casa Blanca frente al Kremlin, que rechaza cualquier despliegue occidental como parte de un acuerdo de seguridad? ¿Se concretará finalmente una cumbre entre Zelensky y Putin, como se planteó tras Alaska? Europa propone una reunión a cuatro bandas con Estados Unidos y Rusia; Washington prefiere un formato a tres, lo que convendría bien a Vladimir Putin. Lo único que queda es la complejidad de una situación de guerra que sigue con la misma violencia.

Politólogo francés y especialista en temas internacionales

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