Población de Centroamérica crece menos y envejece rápido
En Centroamérica y República Dominicana dominan las personas entre los 15 y los 65 años, sin embargo, se han reducido los nacimientos y ha aumentado la esperanza de vida, lo que plantea un acelerado envejecimiento de la población para las próximas tres décadas.
Entre 2020 y 2025 la población de El Salvador solo creció un 7%, diez veces menos que el resto de los países de la región.
Así lo revela el estudio Séptimo Estado de la Región 2024 del Concejo Nacional de Rectores (ERCA), que ha dado seguimiento a la evolución de la población de la región de Centroamérica y República Dominicana (CARD).
En los demás países del istmo el aumento de la población osciló entre el 1% y el 2.5% anual. A pesar de estas diferencias, la concentración poblacional prácticamente no varió desde el año 2000, pues el 63.7% sigue habitando en tres países: Guatemala, República Dominicana y Honduras.
El documento del ERCA, que aborda diversos temas sobre economía, desarrollo humano, cambio climático, política y más en la región, señaló que la población de estos países está creciendo menos de lo esperado y viviendo más, es decir que en el futuro habrá más habitantes mayores que jóvenes.
Esto último provocará una enorme presión económica sobre las naciones que tendrán menos gente en edad productiva y má personas necesitando pensiones.
Según el informe, solo entre 2020 y 2025, el grupo poblacional en estos países pasó de estar dominado por personas menores de 15 años a que prevalezca la población en edad laboral entre 15 a 65 años en un 57%. En el 2024, este mismo grupo aumentó al 65% del total de la población.
En las próximas décadas, de acuerdo con las proyecciones de la Cepal (2024) y citadas por el informe de ERCA, la proporción de personas en la región en edad productiva -de 15 a 65 años- continuará creciendo hasta el año 2041, cuando alcanzará aproximadamente un 67.5% de la población, el mayor nivel de su historia.
Menos nacimientos y crecimiento lento
El documento del ERCA advierte que la esperanza de vida en este grupo de países también ha aumentado en los últimos cinco años, lo que a su vez profundiza el envejecimiento poblacional.
Hasta 1994, menos del 5% de la población de la región CARD tenía más de 60 años. En el 2020, esa proporción se incrementó al 9% y para el año 2050 se espera que ascienda a una cuarta parte de la población: 25%.
Se prevé que este grupo de edad en la región casi se triplique en menos de tres décadas, al pasar de 5.5 millones a 14.5 millones.
De acuerdo con la Cepal, en el año 2040 el número de economías envejecidas en América Latina y el Caribe, es decir, aquellas donde la proporción de los recursos consumidos por las personas mayores exceden los consumidos por niños, niñas y jóvenes, también se cuadruplicará, al pasar de 19% a 77%.
De acuerdo con la Cepal, según cita el documento, la esperanza de vida promedio (la cantidad de años que viven las personas) de los países de CARD en 2025 varía entre 80 y 81 años en Panamá y Costa Rica, y 72 años en El Salvador, mientras en los demás países oscila entre 73-74 años, excepto en Nicaragua donde es de 75 años.
El documento revela que las mujeres viven en promedio 5.8 años más que los hombres, una brecha similar a la observada en América Latina y el Caribe, donde es de 5.9 años.
Sin embargo, en el caso de El Salvador, las mujeres superan en 8.7 años la esperanza de vida de los hombres.
Si bien el aumento de la esperanza de vida es positivo, conlleva un crecimiento en la proporción de personas adultas mayores dentro de la estructura poblacional.
«Estos cambios poblacionales plantean la necesidad de adaptar las políticas públicas para asegurar el bienestar de la población adulta mayor, particularmente en áreas como pensiones y seguridad social», advierte el informe.
«Esta dinámica genera tensiones importantes entre los objetivos de política pública de corto plazo y aquellos necesarios para hacer frente al envejecimiento de amplios sectores de población en el mediano y largo plazo, como consecuencia del proceso de transición demográfica que experimenta la región CARD», añade.
En cambio, la fecundidad -capacidad real de una persona, pareja o población para reproducirse- ha continuado disminuyendo y ello ha coincidido con una mayor concentración de población en las zonas urbanas. Las menores tasas de fecundidad han sido marcadas, dice el documento.
En el 2000, según la Cepal, se registraban 3,587 nacimientos y 702 defunciones diarias, es decir por cada persona muerta nacían un poco más de cinco. Para el 2024, por cada defunción hubo 3.4 nacimientos diarios en la región.
Pensiones insuficientes
El documento señala no solo que las poblaciones de la región se encaminan a ser más viejas, sino que, además, los grupos que requerirán una pensión serán también más altos.
«En los países de la región el porcentaje de personas en edad de jubilación que tienen una pensión es bajo, pero va en aumento, excepto en Belice y la República Dominicana. Existen dos brechas que llaman la atención en este indicador: primero, solo en Costa Rica y Panamá esta cobertura ha superado el 50%; segundo, hay menos proporción de mujeres que reciben pensión en comparación a los hombres», señala el estudio.
Sistema Nacional de Pensiones de El Salvador.
Foto EDH / Archivo
Además de la cobertura, otro reto de los sistemas de pensiones en la región CARD es que los montos recibidos sean suficientes para tener una vida digna.
El documento destaca que en todos los países los ingresos por jubilación que reciben sus ciudadanos no les alcanzan para satisfacer las necesidades más básicas de las personas.
«Lamentablemente, desde el 2014, la proporción de personas adultas mayores cuya pensión es insuficiente se ha estancado o ha crecido, incluso por encima del promedio de América Latina», dice el informe.
Además se explica que «una pensión es considerada insuficiente cuando no recibe una, o de recibirla, esta no alcanza para cubrir el valor de línea de pobreza».
Los datos recopilados por el informe revelan que en el caso de El Salvador, en 2023, el 74% de los adultos mayores hombres y el 83% de las mujeres recibían pensiones insuficientes. Y el escenario es similar para el resto de países de Centroamérica, siendo el porcentaje más alto en Honduras, 93% en hombres y 96% en mujeres.
Los datos de la tabla de Variaciones de Pensiones tras la última reforma, publicador por el gobierno, indican que los ingresos mensuales por jubilación en el país rondan los $400 la mínima y los $3,000 la máxima.
Aunque no hay datos oficiales recientes de cuántos jubilados salvadoreños tienen los ingresos por jubilación más bajos, Patricio Pineda, de la Mesa de Trabajo para una Pensión Digna, señala que «matemáticamente el ritmo de pensiones mínimas se sigue manteniendo, por ejemplo, de cada 10 trámites, entre seis y ocho son pensiones mínimas».
Este monto si se compara con la canasta básica urbana $253.05 (sin incluir costo de vivienda, servicios, salud y otros) resulta insuficiente para la mayoría de la población salvadoreña jubilada.
Imagen grafica dolares.
Foto EDH/ AFP
El informe del ERCA también advierte una marcada brecha de género, pues las mujeres son quienes frecuentemente reciben pensiones más bajas en cinco de los siete países de la región: Honduras, Guatemala, El Salvador, la República Dominicana y Nicaragua.