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Impuesto a remesas y aranceles pueden frenar economía de El Salvador

El Grupo Cibest calificó como «alta» la vulnerabilidad que tiene El Salvador ante las políticas migratorias de Trump en EE.UU. Solo en remesas el país podría perder hasta $30.1 millones.

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El Salvador mantiene una vulnerabilidad alta, solo detrás de México, respecto al tema de las nuevas políticas migratorias del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Esto es parte del análisis que el grupo financiero Cibest dio a conocer este martes en conferencia virtual sobre el «Panorama económico actual de tres países clave de la región centroamericana: Panamá, Guatemala y El Salvador». 

Grupo Cibest (antes Bancolombia) elaboró un indicador de diez escalas y sitúa a El Salvador en el nivel seis de vulnerabilidad, solo por debajo de México, ante las políticas del gobierno estadounidense.

Esta calificación está relacionada con varios aspectos como: el número de migrantes que tiene El Salvador en Estados Unidos, es el origen de donde proviene más del 90% de las remesas que llegan al país, la cantidad de migrantes no autorizados, el número de repatriaciones y el porcentaje de las divisas respecto al Producto Interno Bruto -22% al cierre 2024 – según datos del Banco Central de Reserva (BCR), entre otros criterios.

El grupo financiero colombiano destacó que el mayor impacto de las políticas estadounidenses en El Salvador tiene que ver con el tema de las remesas, que hasta junio recibió $862.93 millones en concepto de dinero enviado por salvadoreños desde el exterior, según datos del BCR.

Esas divisas se verán afectadas por dos fenómenos: el aumento de las deportaciones, ya que las cifras de la Dirección General de Migración y Extranjería (DGME) indican que entre enero y junio del año en curso se registraron al menos 5,551 retornos desde Estados Unidos. El otro fenómeno es el nuevo impuesto del 1% que el Senado de Estados Unidos aprobó el 1 de julio para remesas enviadas de EE.UU. al exterior, como parte de su plan fiscal.

El impuesto, que se aplicaría a las transferencias realizadas a partir del 31 de diciembre de 2025, haría que en el caso de El Salvador estas sufran una caída de hasta el 0.35%, lo que equivale a $30.1 millones, indicó Cibest.

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Laura Clavijo, directora de Investigaciones Económicas, Sectoriales y de Mercado del Grupo Cibest, explicó que la depencia que El Salvador tiene de las remesas es un aspecto que hay que vigilar. 

La economista destaca que en países como El Salvador y Guatemala las divisas que genera el dinero enviado del exterior son clave para el sostenimiento de sus economías, pero es El Salvador el país que sería el más afectado, tanto por los impuestos como por las deportaciones, pues esto tiene que ver con el porcentaje que representan las remesas para el PIB y el flujo que tienen.

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Uno de los aspecto que podría influir en esta caída es que muchos inmigrantes temen que, a través de los canales que usan para enviar dinero, puedan ser localizables, por lo que también se prevé que puedan  cambiar el canal de envío por temor a ser deportados.

«No se sorprendan si empiezan a haber en flujos de remesas por otros canales, como por ejemplo los de activos digitales u otra serie de vías para hacer llegar el dinero a sus familias», explica Clavijo.

El efecto de los aranceles

Aunque todavía es temprano para hablar sobre el efecto que las tarifas arancelarias impuestas por Trump tendrán en El Salvador y Centroamérica, el Grupo Cibest estima que en el caso de El Salvador podrá provocar una caída del 4% de las exportaciones en 2026.

«Tanto Panamá, como El Salvador y Guatemala poseen más o menos un arancel efectivo entre el 10% y el 12%, dependiendo de los productos y tienen realmente una perspectiva de caída en exportaciones relativamente baja, del 4%», dijo Clavijo.

Otros países como Brasil, Ecuador y Argentina podrían experimentar descensos de 72%, 14% y 12% respectivamente, en sus exportaciones, luego de la entrada en vigencia de los aranceles, el pasado 7 de agosto.  

Para la economista, Guatemala y  El Salvador pueden ver en las tarifas arancelarias una ventaja competitiva respecto a otras naciones. 

«El Salvador y Guatemala, están relativamente mejor posicionados, incluso que muchos de sus competidores en algunos productos exportables, como por ejemplo los del sector textil o el café, donde competimos con Brasil que tiene impuestos más elevados y tendrá una caída superior al 70% en sus exportaciones», advirtió Clavijo.

La economista aclara que el fenómeno de las exportaciones debe evaluarse «con lupa» para analizar el tipo de el producto exportable, el segmento y la partida arancelaria.

«Quiero destacar que tal vez hay más oportunidades que desafíos, si uno lo mira en el gran panorama de otros países», añadió.

El en caso de El Salvador, la experta destacó que el café, el sector textil manufacturero y los productos electrónicos son industrias que podrían volver al país más competitivo.

El Grupo Cibest ha estimado que El Salvador podría aumentar sus exportaciones de café a Estados Unidos  hasta en un 21% (actualmente tiene una participación del 2.8%), las de papel en un 14%, las de muebles en un 15% y las de equipos eléctricos en un 13%, en 2026.

Sin embargo, aclaró que son estimaciones y todavía hay que esperar el impacto que los aranceles de Trump tendrán en cada uno de los países y como estos aprovechan o no estas tarifas. 

Economía salvadoreña seguirá a la zaga

El grupo financiero también reveló las proyecciones de crecimiento para Centroamérica y algunos países de Latinoamérica.

Clavijo destacó que El Salvador será el país que menos crecerá en la región, con una proyección del 2.2%, muy por debajo de Guatemala (3.6%), Costa Rica (3.1%) y Panamá (3.7). «Un crecimiento estimado del 2.2 % en parte porque la economía estadounidense, como ya lo mencioné, no crecería de la manera como esperábamos anteriormente (1.9% al cierre de 2025)», dijo la experta

«Un crecimiento estimado del 2.2 % en parte porque la economía estadounidense, como ya lo mencioné, no crecería de la manera como esperábamos anteriormente (1.9% al cierre de 2025)», dijo la experta.

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La proyección no dista de la de otros organismos internacionales como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), que en su último informe del 5 de agosto estimó que El Salvador crecerá un 2.4 % este año, una décima menos a lo proyectado en abril por la misma entidad, y tres décimas por debajo de lo estimado al cierre del 2024. También el FMI proyecta un crecimiento menor al 3%.

Para Clavijo, un reto clave para el país es lograr el ajuste fiscal que, a través del acuerdo con el FMI, se está pidiendo, aunque reconoció que se va encaminado a eso.

Edgardo Antonio Aguilar, director de Tesorería en Bancoagrícola El Salvador, también presente en la conferencia, destacó que si bien el aumento de la seguridad ha impactado de manera positiva a la economía salvadoreña, no es lo único necesario para que esta se dinamice.

«Sabemos que la seguridad es un elemento muy importante en la toma de decisiones inversionistas, pero no es la única. Digamos, hay también otros elementos, como tener un marco legal e incentivos fiscales», expresó.

El representante del Bancoagrícola destacó la modernización en la forma de hacer negocios que experimenta el país, el anuncio de algunos incentivos para atraer inversión extranjera, la ejecución de algunos proyectos residenciales y en la franja costera y el impulso al turismo, como aspectos positivos que pueden hacer crecer el PIB de El Salvador.

Sin embargo, reconoció que las políticas de Estados Unidos y otros aspectos, como el endeudamiento de El Salvador, son retos importantes a superar. 

Hasta junio de 2025, la deuda pública del país representaba entre 78 % al 80 % del PIB, según estimaciones de organismos como el FMI y reportes locales.

Tania Urías
Tania Urías