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CRÓNICA. El Salvador se despidió del Mundial

La Selecta cuscatleca perdió anoche contra Guatemala, su tercer caída como local, y se despidió de la Copa del Mundo 2026

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La Selecta se despidió ayer del Mundial 2026 al perder en el Cuscatlán 0-1 ante Guatemala, en su tercera derrota en condición de local en las eliminatorias.

Intentó ser frontal El Salvador desde los primeros minutos del partido, llevar la iniciativa, asomarse al área guatemalteca en un partido desordenado ante un rival que buscaba ganar las segundas pelotas para irse al frente.

En el desorden, ante un rival sin carácter para ir al frente, que buscaba ser frontal desordenadamente en busca de unos desaparecidos Darwin Lom y Óscar Santis, El Salvador era mejor, dominaba, llegaba, pero perdía sus duelos en la última jugada en un partido cortado.

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Repitió la Selecta, en los primeros minutos del primer periodo, la fórmula de saltar líneas en busca de un Brayan Gil bien custodiado por los centrales chapines; sin embargo, cuando entendió que la estrategia le facilitaba la labor a la zaga rival, empezó a bajar el balón, buscar por los laterales a tratar de hacer daño, adonde encontró a Nathan Ordaz y Joshua Pérez que demostraron ser los jugadores distintos en la Selecta.

Precisamente fue Ordaz el primero en avisar a los 37 segundos de juego con un disparo por derecha que pasó cerca de la meta de Nicolás Hagen y luego al 10′, cuando se escapó por el centro y desde izquierda cruzó el disparo que el meta chapín logró tapar con lo último a córner.

Se veía más cerca El Salvador. Tenía la pelota, sobre todo por los laterales, con Valladares y Jairo Henríquez que le daban llegada por las bandas, aunque no tenía la suficiente profundidad porque Gil estaba rodeado y Nathan y Joshua lo intentaban, pero morían sus intentos en los últimos tres cuartos de cancha.

Foto EDH / Emerson Del Cid

Echó en falta la Selecta de un jugador desequilibrante en los últimos minutos del primer periodo, aunque pudo encontrar la ventaja al 30′ con un cabezazo de Ronald Rodríguez que se estrelló en el travesaño y luego, en el rechazo, la pelota le quedó lejana a Cerritos ante la rápida reacción de Hagen.

Lo siguió intentando El Salvador, arrinconó a Guatemala, que, agazapada, únicamente esperaba el error que le permitiera encontrar la ventaja. Pero la Selecta estaba encima, buscaba hacer daño, pero no encontraba la calma y la claridad para encaminar el partido. 

Cayó el partido en un bache. Se cortó demasiado por parte del cuadro chapín, que empezó a cortar los avances nacionales con jugadas que, muchas veces, reñían con el reglamento.

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Se fue El Salvador al descanso con la sensación de que, con más orden, pudo encontrar la ventaja. Guatemala, aunque trató de responder a la iniciativa de la Selecta, no halló las armas para tratar, al menos, de inquietar de mejor a Mario González con apenas un disparo a meta.

Castigo

Y si fue la Selecta la que amenazó temprano en el primer tiempo; en el segundo fue Guatemala la que castigó una desconcentración en la zaga salvadoreña en los primeros segundos después del descanso cuando Óscar Santis, por derecha, solo y con tiempo, sacó un derechazo imposible para la estirada de Mario González.

Cambió el guion del partido el gol guatemalteco porque el equipo de Luis Fernando Tena ejerció de oficio y empezó a alargar el partido y a jugar con la ansiedad y los nervios de unos salvadoreños notablemente afectados en lo anímico.

Y en medio de la desconcertación salvadoreña, el fútbol se le volvió errático, ansioso, inseguro e impreciso.

Foto EDH / Emerson Del Cid

Movieron piezas los estrategas; el primero de ellos Tena, que, si se pensaba que iba a guardar el resultado, mandó a dos jugadores con vocación ofensiva buscando la tranquilidad. Llegaron Rubio Rubín y Pedro Altán por Lom y López. Mientras, «Bolillo» optó por Noel Rivera por Jairo Henríquez para buscar más llegada por izquierda.

Sin embargo, El Salvador estaba demasiado golpeado y sin el jugador que le midiera los tiempos en el centro era muy difícil cambiar el devenir del encuentro. Aunque, en medio del desconcierto, del nerviosismo local, pudo llegar el empate.

En un jugada a balón parado, un centro que halló a Brayan Gil en el centro del área, el delantero alcanzó a tocarla antes que Hagen, pero Morales sacó la pelota casi en la línea de gol que ahogó el grito de un Cuscatlán también afectado por el marcador.

Foto EDH / Emerson Del Cid

Tenía la pelota El Salvador, daba la impresión de ser mejor, pero era intrascendente al frente. Se perdió Nathan, desapareció Joshua, y el equipo de «Bolillo» lo sintió y empezó a necesitar de más modificaciones, que llegaron en las piernas de Enrico Dueñas y Rafael Tejada, al 70′, por Pérez y Ordaz.

Tejada intentó echarse el equipo a la espalda. Encaró, superó en varias ocasiones a su marcador, Morales, trató de encontrar al compañero, pero una golondrina no hace verano, dice el adagio. Y en medio de la desesperación, se le partió el equipo a «Bolillo» y se le hizo largo el terreno de juego, ante una Guatemala replegada atrás, conteniendo bien a los salvadoreños, que no intentaron ni una vez ante la meta de Hagen.

En lo último Guatemala ejerció de oficio y empezó a alargar el partido, a jugar con la desesperación nacional que, una vez más, se quedó en el camino y sumó cuatro años más sin ir a una Copa Mundial que, aunque matemáticamente aún quede una mínima esperanza, tras el empate 1-1 entre Panamá y Surinam, parece demasiado difícil lograrlo. Y es que dejar ir nueve puntos de nueve disputados en condición de local se antoja imposible soñar. Y, de nuevo, la desilusión reinó en el Cuscatlán.

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