Trabajo infantil en El Salvador, un eco del siglo XIX que persiste en el XXI
A primera vista, la situación del trabajo infantil en El Salvador parece ser un problema del pasado. Sin embargo, los datos y la historia demuestran que es un fenómeno persistente que se esconde detrás de la pobreza y creencias arraigadas. Pero, ¿qué tan lejos hemos llegado y qué tanto nos falta por avanzar? El pasado y el presente nos invitan a reflexionar sobre esta realidad.
El informe sobre «El Trabajo Infantil en El Salvador del 2000 al 2023» del Ministerio de Trabajo y Previsión Social/SIMEL, evidencia un panorama que, aunque muestra avances, sigue siendo preocupante. En 2023, 70,171 niños, niñas y adolescentes (NNA) se encontraban en situación de trabajo infantil, lo que equivale a 5 de 100 menores. La mayoría de estos casos se concentran en zonas rurales y afectan principalmente a varones, que representan el 76.5 % de los casos.
Históricamente, el trabajo infantil en El Salvador ha sido visto por las familias de escasos recursos, especialmente en la zona rural, como una forma de darles a sus hijos las herramientas para sobrevivir o como un medio para mantener el hogar. Esta creencia, que se remonta a siglos pasados, aún existe en 2025, aunque el fenómeno es más difícil de detectar debido a las leyes que penalizan esta práctica y protegen los derechos de la niñez. Hoy, muchos niños y niñas trabajadores laboran en lo oculto.
Y si bien la educación ha sido vista como una forma de escapar de la pobreza, no tanto de realizarse como profesional, en el siglo XIX, la realidad de la niñez era muy diferente.
Los niños y niñas de la clase baja y rural se veían obligados a trabajar para subsistir y ayudar a sus padres, dejando la educación en un segundo plano.
Según la tesis de Luis Alberto Calero Vásquez de diciembre de 2008 para la UES, «Aproximación al trabajo infantil salvadoreño del siglo XIX (1860-1899)», los niños de la época «no asistían a las escuelas por el trabajo al que eran sometidos por sus familias». El trabajo infantil era la norma, y la educación era un lujo al que no todos podían acceder.
«El Jetón» de Arturo Ambrogi hace referencia al trabajo infantil en la historia del país. | Foto: UCA Editores
El autor señala que «el niño campesino, por ejemplo, comenzaba a trabajar desde muy pequeño y a temprana edad ya tenía la responsabilidad del sustento para su propia vida y en muchos casos para sus familias». Similar realidad vivían los pequeños entre los pueblos originarios.
A finales del siglo XIX, la situación de la infancia en El Salvador era precaria. La población infantil «sufría los rigores de una sociedad en crisis social y económica». Los niños no tenían garantizados sus derechos a la salud, educación y recreación, y muchos vivían en «condiciones de abandono e indigencia».
Herencia histórica
En este contexto, la educación se enfrentaba a grandes desafíos. A pesar de los esfuerzos del gobierno de la época, la asistencia escolar era baja, especialmente en las zonas rurales. Los censos escolares de principios del siglo XX revelan una realidad desalentadora: el número de niños en edad escolar era significativamente mayor que el número de matriculados. Una situación que persiste en la era de la IA.
Pintura «Niña hilando en El Cabañal» del español Joaquín Sorolla (1823-1923), óleo sobre lienzo de 1904. | Foto: Facebook
El autor de la tesis explica que «la herencia histórica del trabajo infantil tenía una incidencia negativa en los esfuerzos que el gobierno de El Salvador realizaba para mejorar la educación». Para muchos niños, el trabajo no era una opción, sino una necesidad para la supervivencia.
En la capital, la situación era similar. Los niños pobres de San Salvador de finales del siglo XIX «vagaban por las calles vendiendo y pidiendo limosna». Las autoridades de la época consideraban este fenómeno como un «problema moral y de higiene», ignorando que la pobreza era la causa principal de esta situación. La sociedad estaba «sumergida en una serie de contradicciones que limitaban un desarrollo integral de la niñez».
Aunque el trabajo infantil ha disminuido en el país, sigue siendo una realidad. Los datos arrojados por el Ministerio de Trabajo hasta 2023 indican que la agricultura, ganadería, silvicultura y pesca concentran el 38.2 % del trabajo infantil, seguidas por el comercio, hoteles y restaurantes con el 32 %. En estas actividades, la mayoría de los NNA se desempeñan como trabajadores no calificados (51.7 %) y muchos de ellos (47.7 %) no reciben salario.
Pintura «Niños con chumpe» de la salvadoreña Julia Díaz de 1984, técnica mixta sobre lienzo. | Foto: Marte
Estos datos nos recuerdan que, aunque han pasado más de 100 años, el trabajo infantil sigue siendo un problema arraigado en la cultura y la pobreza. Es un eco del siglo XIX que se resiste a desaparecer. Y que la lucha por la erradicación del trabajo infantil no solo debe enfocarse en la aplicación de leyes, sino también en la creación de oportunidades económicas, la promoción de la educación de calidad y un cambio de mentalidad en las familias. Solo así se podría romper el ciclo y garantizar un futuro digno para los niños y niñas de El Salvador.
Leyes y convenios para contrarrestarlo
El Salvador ha ratificado un marco legal integral, tanto a nivel nacional como internacional, para proteger a la niñez del trabajo infantil y garantizar sus derechos. Las leyes salvadoreñas y los convenios internacionales se complementan para establecer las bases de la protección infantil.
Estas leyes y convenios trabajan de forma conjunta para crear un sistema de protección para la niñez salvadoreña, sentando las bases para prevenir y sancionar el trabajo infantil en todas sus formas. Acá algunas de estas.
Leyes salvadoreñas
-Constitución de la República: Artículo 35: establece que el Estado debe proteger la salud física, mental y moral de los menores, y garantizar su derecho a la educación y asistencia.
-Ley Crecer Juntos para la Protección Integral de la Primera Infancia, Niñez y Adolescencia: esta ley, que ha sustituido a la Ley de Protección Integral de la Niñez y Adolescencia (LEPINA), establece el marco legal para la protección y garantía de los derechos de los NNA. Prohíbe el trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer la educación, así como cualquier forma de explotación económica y establece que la edad mínima para que un menor trabaje son los 14 años, siempre y cuando no entorpezca su educación.
Tanto en el libro de Roque Dalton como en la publicación de Dani Fano, sobre Miguel Mármol, hay referencia a que Mármol trabajó desde pequeño. | Fotos: UCA y MUPI
-Código de Trabajo: en su Capítulo V, establece las condiciones de trabajo para los menores. Prohíbe el empleo de menores de 14 años y restringe la jornada laboral para los adolescentes (14 a 17 años). También prohíbe el trabajo de menores en labores peligrosas o insalubres, para lo que el Ministerio de Trabajo y Previsión Social tiene un listado de actividades prohibidas para esta población. En el artículo 104 se establece que «El trabajo de los menores de dieciocho años debe ser especialmente adecuado a su edad, estado físico y desarrollo».
-Código Penal: Sanciona a quienes incurran en la explotación económica de niños, niñas y adolescentes.
Convenios
El Salvador ha ratificado varios convenios internacionales clave de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y las Naciones Unidas que abordan el trabajo infantil:
-Convenio de la OIT N.º 138 sobre la edad mínima de admisión al empleo de 1973: Establece la edad mínima legal para trabajar en 15 años y 14 «como medida transitoria a medida que fortalecen sus sistemas educativos y economías». El Salvador se ha alineado a esta disposición. El objetivo es la abolición efectiva del trabajo infantil.
-Convenio de la OIT N.º 182 sobre las peores formas de trabajo infantil de 1999: Este convenio prohíbe y exige la eliminación inmediata de trabajos como la esclavitud, la trata de niños, la servidumbre por deudas, el reclutamiento forzoso para conflictos armados y las actividades ilícitas como la producción de drogas.
-Convención sobre los Derechos del Niño (CDN): Es el principal instrumento internacional de derechos humanos que reconoce a los niños como sujetos de derecho. Su Artículo 32 obliga a los Estados a proteger a los niños de la explotación económica y de cualquier trabajo que pueda ser peligroso, perjudicial para su salud o que impida su educación.