El guitarrista de 27 años relató a El Diario de Hoy todo sobre su formación, desafíos y logros tras recibir el premio Andrés Segovia en los cursos musicales de Santiago de Compostela, España.
El guitarrista de 27 años relató a El Diario de Hoy todo sobre su formación, desafíos y logros tras recibir el premio Andrés Segovia en los cursos musicales de Santiago de Compostela, España.
Rodrigo Avilés, originario de Ayutuxtepeque, asegura que su historia con la música fue por causa del azar. “Eso fue pura suerte, porque yo no vengo de familia de músicos, ni algo por el estilo, es pura cosa del destino”, relató. Su primer contacto llegó en un cumpleaños, cuando le regalaron una guitarra.
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Poco después, su madre lo inscribió en clases de música impartidas en la alcaldía por el músico Benjamín Portillo, miembro del grupo Akumal. “Él fue el que me enseñó porque sabía tocar guitarra (…) me dejó así picado con esto de la música, y ahí fue que empecé”, dijo. Ese fue el punto de partida de una búsqueda constante por profesionalizarse y perfeccionarse como guitarrista.
Avilés admite que su formación en El Salvador no fue sencilla. Estudió en el Centro Nacional de Artes (CENAR), pero considera que la educación académica en música de esta institución todavía presenta muchas deficiencias: “La verdad es que mi formación ha sido un tanto desproporcionada (…) cada profesor enseña una cosa, otro otra, entonces uno sale a este tipo de experiencias y se da cuenta que le hace falta muchísimo”, explicó.
Ingresó formalmente al CENAR a los 16 años y logró graduarse, aunque señala que el diploma carece de reconocimiento oficial. “El detalle es que uno se gradúa, pero no es ni un diplomado, ni un técnico (…) si yo quiero optar por algún trabajo, pues eso no me servía para nada”, lamentó. Por esa razón, ha complementado sus estudios con clases en el extranjero y, actualmente, cursa una licenciatura en línea en una institución mexicana.
Trayectoria con retos
A lo largo de su trayectoria, Avilés ha participado en recitales estudiantiles y en agrupaciones, aunque se ha inclinado por el formato solista. “Estuve mucho tiempo con la Joven Orquesta de Guitarras de El Salvador (…) con ellos es que estuvimos trabajando muchos años. De repente hay proyectos que se acaban, se extinguen, pero he tratado de mantenerme como solista”, afirmó.
Su interés por promover la música nacional y dejar un legado lo llevó a grabar, en 2024, el demo “Resonancias salvadoreñas”, disponible en su cuenta de Spotify (Rodrigo Avilés). El material está compuesto íntegramente por obras de autores salvadoreños para guitarra. “Los compositores que tenemos en el país son principalmente académicos, con influencia europea (…) por ejemplo: Rafael Olmedo, David Granadino, Gilberto Orellana y Domingo Santos”, explicó.
Uno de los principales obstáculos que ha enfrentado es la falta de apoyo económico. “El típico y que todavía me encuentro es la falta de apoyo serio, porque al final un apoyo es algo financiero (…) sin eso no se puede hacer nada”, afirmó el guitarrista. Durante años buscó becas para continuar estudios en el extranjero, pero no logró acceder a oportunidades como las antiguas becas FANTEL.
Para hacer realidad su experiencia en los cursos musicales de Santiago de Compostela en 2024 y 2025, Rodrigo tuvo que recurrir a apoyos altruistas ante la falta de oportunidades que impulsen este tipo de formaciones. Sus viajes fueron posibles gracias a la Fundación Ancalmo y a un préstamo personal. “Casi que uno vive del día a día, por decirlo de alguna manera (…) casi siempre es eso: el apoyo”, comentó sobre el principal reto que ha identificado.
Experiencia en Compostela
Los cursos de música en Santiago de Compostela, fundados por el legendario guitarrista español Andrés Segovia en 1958, fueron una experiencia transformadora para Avilés. Allí tuvo contacto con un altísimo nivel académico y musical que lo marcó profundamente. “Una experiencia increíble, realmente increíble”, aseguró el joven músico.
“Lo primero es que sí se siente mucho la diferencia del cambio de sociedad. Estar en un curso tan histórico, donde si uno investiga desde cuándo se fundaron, y todas las personas que han llegado a esos cursos a formarse, pues uno básicamente siente como que está sentado en los hombros de los gigantes”, expresó el salvadoreño.
También lo sorprendió el nivel de los jóvenes músicos europeos. “Lo que siempre me deja en shock es el nivel que tiene la gente en esos países. El nivel musical que se puede alcanzar con personas tan jóvenes (…) hay gente de 12 años con un nivel altísimo, ya sea en guitarra, piano, violín o canto”, dijo, señalando que esa realidad lo motiva a seguir esforzándose.
Las jornadas eran intensas: clases de lunes a sábado, desde las 9 de la mañana hasta las 3 de la tarde, y conciertos por la noche. “No es de ir a turistear para nada, no da tiempo para eso. Para uno que va desde tan lejos, que hay que cruzar todo el Atlántico, pues tiene que sacar el jugo lo más que pueda”, comentó sobre el reto que representan los cursos en Compostela.
Durante 2025, en su segunda participación en los cursos de Compostela, Avilés recibió el premio Andrés Segovia, otorgado al alumno más destacado de la cátedra de guitarra. “Eso lo da el profesor de guitarra al alumno que más ha destacado en el curso. O sea, el que más se puso las pilas”, relató Avilés sobre el mérito que implica obtener este reconocimiento.
La noticia lo sorprendió, pues reconoce el alto nivel de competencia. “Son cosas que uno no se espera al ver tantos monstruos que hay allá, que tienen un nivel altísimo. Uno no se imagina, pero por eso es bueno salir, para no decir ‘yo ya sé’ o sentirse un pez muy grande en una pecera chiquita”, reflexionó sobre el conformismo que muchos músicos adquieren en el panorama nacional.
El premio, además de prestigio, significó para él una motivación personal: “Esto a uno lo ayuda a hacer como una introspección, y decir ‘me hace falta estudiar más, no importa que aquí me digan que suena bonito, hay que seguir estudiando’”, dijo, enfatizando esa necesidad de seguir formándose, ya que para él nunca hay que dejar de aprender.
El futuro musical
Actualmente, Avilés combina su carrera como concertista con la docencia en la Fundación Ancalmo. También continúa su licenciatura en música y planea volver a Compostela el próximo año. “Yo lo que busco es seguir mejorando, seguir llevando la guitarra a todos lados y, más que todo, ese formato de guitarra solista (…) básicamente la guitarra canta por uno; no hay necesidad de palabras, sino solo de sonido”, explicó.
El joven guitarrista tiene claro que el camino en la música requiere disciplina y buenos maestros. “Para mí, lo esencial es buscar un buen maestro. Yo toda la vida he tenido maestros; nunca he sido alguien de ‘no, yo solo, que inspiración divina’, eso es mentira”, enfatizó sobre el principal consejo para las nuevas generaciones que sueñan con ser músicos.
También advierte sobre la proliferación de escuelas sin rigor académico en el país: “Aquí en El Salvador hay muchos males bien grandes, pero el que yo he notado es que hay muchas escuelas de arte o de música, entre comillas, que es gente realmente charlatana (…) entonces, uno siempre debe tener mucho cuidado dónde va a aprender y con quién va a aprender”, expresó.
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Finalmente, comparte un consejo basado en su propia experiencia: “Yo siempre he dicho, yo no soy alguien que tenga talento; es puro esfuerzo, pura práctica, pura disciplina”. Para todos aquellos que deseen apoyar la carrera musical de Avilés, pueden seguir sus redes sociales para apreciar su talento: Instagram (@rodrigo.aviles98), Facebook (Rodrigo Avilés – Guitarrista) y Spotify (Rodrigo Avilés). Además, hace la atenta invitación a su presentación en el “Lunes Musical” del Museo MARTE, el próximo 29 de septiembre.
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