El nombre de Federico Morales comienza a desvanecerse, a pesar de haber sido una de las figuras clave en la creación de inmuebles icónicos como el mirador de Los Planes de Renderos y un sinfín de otros lugares. Aquí te contamos en detalle su legado.
El nombre de Federico Morales comienza a desvanecerse, a pesar de haber sido una de las figuras clave en la creación de inmuebles icónicos como el mirador de Los Planes de Renderos y un sinfín de otros lugares. Aquí te contamos en detalle su legado.
Tras la reciente intervención de las autoridades en el mirador de Los Planes de Renderos, El Diario de Hoy conversó con dos hijos del diseñador de este emblemático inmueble: Federico Morales Rodríguez. En la entrevista con sus hijos Federico y Marisela Morales Oliva descubrimos que su importancia no radica únicamente en el mirador, sino también en otras obras arquitectónicas, pictóricas y muralistas. En este artículo conoceremos a fondo el legado artístico del Ing. Federico Morales Rodríguez.
¿Quién fue?
Federico Morales, conocido cariñosamente por sus amigos como “Lico”, nació en Sonsonate el 20 de octubre de 1919. Sus padres, con la intención de dar formación académica a sus hijos, enviaron a Federico y a sus hermanos a San Salvador para que pudieran estudiar. En 1935 ingresó al Instituto General Francisco Menéndez (INFRAMEN), donde obtuvo el bachillerato en Ciencias y Letras en 1940.
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Desde joven mostró una profunda conexión con el arte. Formó parte de la primera generación de graduados de la Escuela de Dibujo y Pintura, hoy Centro Nacional de Artes (CENAR). Posteriormente, continuó su formación en la academia del maestro Valero Lecha, cuna de grandes artistas salvadoreños. Su educación superior la realizó en la Facultad de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad de El Salvador (UES), donde se graduó en 1956.
Este camino formativo explica cómo su preparación en arquitectura estuvo enriquecida por el arte, lo que lo convirtió en un hombre profundamente creativo. En 1946, junto a los ingenieros Jorge Alfaro y René Suárez, fundó la compañía ASM (por las iniciales de sus apellidos: Alfaro, Suárez, Morales). Bajo esa firma se construyeron diversos inmuebles emblemáticos y turísticos del país.
Según relató Federico Morales Jr., cada socio tenía una especialidad: Alfaro en cálculo estructural, Suárez en construcción y Morales en diseño arquitectónico. Con el tiempo, Alfaro dejó la empresa y en varias placas de obra solo quedaron los nombres de Suárez y Morales. Sin embargo, “Lico” no se limitó a la arquitectura: también dejó una huella en la pintura y el muralismo.
Federico se definía más como artista, pues también se destacó con sus piezas pictóricas y murales, algunos aún conservados y otros tristemente intervenidos. Su hija, Marisela Morales, lo describe como “intelectual, culto y sin egoísmos”. Además, ejerció como docente en la Facultad de Arquitectura de la UES, donde compartía sus conocimientos con gran cercanía: “Él se sentaba con los alumnos en las cafeterías para explicarles”, recordó Marisela.
Hombre alegre, creativo y sencillo, Federico Morales fue uno de los profesionales más valorados y versátiles del país por su legado arquitectónico, artístico y educativo. Falleció en 1989, dejando cuatro hijos y a su esposa María Elena Oliva. “Era un hombre tremendamente humilde, pese a que andaba volando bien alto en su carrera”, afirmó su hijo Federico.
Legado artístico
En el ámbito del arte, Morales dejó colecciones pictóricas únicas y valiosos murales. Sus lienzos retratan historias, costumbres y realidades. Según Marisela, dominaba múltiples técnicas, desde el grafito hasta la acuarela. Su hijo Federico agrega que, además de costumbrista, fue un estudioso de la figura humana.
En vida, realizó varias exposiciones. Por ejemplo, en la II Semana Cultural de la UCA (17 al 31 de mayo de 1973) presentó tres obras. Ese mismo año, el 3 de febrero, expuso en el Gran Hotel de San Salvador en el marco del “Mes del turismo”, inauguración en la que estuvo acompañado por el maestro Valero Lecha y el empresario italiano Gino Luzi.
Su legado trascendió su muerte. En 2013, gracias a Astrid Bahamón Panamá, directora de Museos y Salas de Exposiciones, se organizó una muestra en la Sala Nacional de Exposiciones Salarrué con más de 50 obras, además de una reseña de su producción arquitectónica. En 2023, la Casa de la Cultura de Sonsonate presentó “La vida íntima de Federico Morales”, poco antes del cierre definitivo de estas instituciones.
Actualmente, su familia conserva alrededor de 150 pinturas distribuidas entre sus hijos, aunque algunas piezas fueron vendidas en vida. En cuanto a sus murales, destacan los realizados en el aeropuerto internacional de Ilopango, la Facultad de Ingeniería de la UES, la Fuerza Naval, el ex edificio del ISTU, y el Pabellón Centroamericano en la Feria Mundial de Nueva York.
No obstante, varios han sido destruidos o alterados. Morales Jr. lamentó la desaparición del mural en el antiguo Bolerama Jardín (hoy Ministerio de Hacienda) y las amenazas en 2017 al mural del ISTU, que logró salvar tras insistencia. También señaló que el mural de la Fuerza Naval fue conservado, aunque modificado.
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Otros se mantienen en buen estado, como el de la OPAMSS, restaurado por Mauricio Mejía en 2017, y el de la Facultad de Ingeniería de la UES. De otros se desconoce si sobreviven, como los de Nueva York, el anfiteatro del CIFCO o el pabellón de El Salvador en la Feria Mundial de Uruguay.
Legado arquitectónico
Su faceta como arquitecto floreció gracias a la sociedad con Alfaro y Suárez en la firma ASM. La Junta Nacional de Turismo, dirigida en ese entonces por el poeta Raúl Contreras, contrató a la empresa entre 1949 y 1957 para levantar una red de turicentros impulsada por el presidente Óscar Osorio, aprovechando que Suárez era sobrino de Contreras.
Gracias a ello, construyeron algunos de los espacios recreativos más emblemáticos del país: Parque Balboa, mirador de la Puerta del Diablo, mirador de Los Planes de Renderos, y los turicentros de Los Chorros, Amapulapa, Atecozol, Apulo, Apastepeque e Ichanmichén. Todos estos lugares siguen siendo referentes turísticos de la nación.
Además, Morales diseñó otras edificaciones importantes, como el hotel de montaña en el Cerro Verde, residencias en la colonia Flor Blanca, un edificio en la Calle Rubén Darío, La Casona dentro de Galerías, la casa del lago del coronel Arturo Molina y múltiples inmuebles en el centro de la ciudad capitalina.
Valor de su memoria
Hablar de la obra de Federico Morales Rodríguez en todas sus dimensiones es inagotable, pues cada proyecto lo realizó con pasión y propósito. Aunque este artículo apenas recoge una parte de su extenso perfil, basta para dimensionar la magnitud de su aporte y la trascendencia que tuvo para El Salvador. Hoy, sus hijos mantienen viva su memoria a través de la cuenta (Federico Morales Rodríguez), donde comparten archivos, fotografías y recuerdos de “don Lico”, el hombre que dio forma a una parte esencial del arte y la arquitectura nacional.
La realidad en sus manos
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