Cada 7 de septiembre Ahuachapán se convierte en un mosaico de luces, para conmemorar la víspera del nacimiento de la Virgen María. La popular festividad es un testimonio vivo de la resiliencia y la creatividad de su gente.
Cada 7 de septiembre Ahuachapán se convierte en un mosaico de luces, para conmemorar la víspera del nacimiento de la Virgen María. La popular festividad es un testimonio vivo de la resiliencia y la creatividad de su gente.
Este fin de semana Ahuachapán Centro iluminará sus calles, parques y hogares para celebrar una de las fiestas más queridas de El Salvador: el Día de Los Farolitos, en honor al natalicio de la Virgen María.
Esta tradición, que hoy atrae a visitantes nacionales e internacionales, tiene su origen en el corazón de Ahuachapán y en la historia cultural del occidente salvadoreño.
De acuerdo con los testimonios históricos, las familias ahuachapanecas comenzaron a colocar faroles en las puertas de sus casas como símbolo de alegría, fe y esperanza, en vísperas de esa fecha.
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Con el paso de los años, la fiesta trascendió lo religioso y se convirtió en un fenómeno cultural, que se ha expandido a otros distritos de la región, como Apaneca, Concepción de Ataco y Tacuba, entre otros.
De igual forma, los faroles, elaborados artesanalmente con papel de china, madera y velas, se han transformado en obras de arte que reflejan la creatividad de niños, jóvenes y adultos.
Pero, ¿cómo nació esta festividad? Una primera versión se remonta a 1850 cuando, según la tradición oral, las luces de esta festividad se encendieron por primera vez. Un estudio (2002), elaborado por la desaparecida Casa de la Cultura de la localidad, reveló que los pobladores por temor a que ocurrieran más temblores en esa época, luego de un fuerte terremoto, salieron a dormir a las calles y al no tener energía eléctrica se alumbraban con candiles, rajas de ocote y candelas.
Los lugareños imploraron la protección de la Virgen María, prometiendo que por coincidir la fecha del terremoto con la víspera de su nacimiento, harían una celebración en su honor cada 7 de septiembre. Para ello iban a iluminar los exteriores de su vivienda con los medios que tenían a su alcance.
Una segunda versión es que pudo haber nacido porque Ahuachapán pertenecía a Guatemala, donde su patrona es la Virgen María.
Otro dato señala que en tiempo de la colonia, la ciudad recibía el nombre de Nuestra Señora de la Asunción de Ahuachapán.
En un principio las personas iluminaban los cercos alrededor de sus casas. Eran amarradas rajitas de ocote a las ramas de los árboles, con el tiempo se agregaron candiles de carburo y velas de cera, hasta llegar a los faroles que actualmente se conocen.
También se detalla que era costumbre colocar siete farolitos por casa, muy distinto a las amplias estructuras que se edifican hoy en día.
Rescate de la tradición
El tiempo marcó otro importante hecho, con el fin de preservar la costumbre entre los lugareños y las nuevas generaciones. En 1989, se celebró el primer Día de Los Farolitos, donde se incluyó una variedad de actividades, como la venta de comida típica o la participación de bandas musicales de centros educativos.
Y en 1990 se realizó el primer concurso de farolitos, como parte del rescate de esta tradición.
El Día de Los Farolitos también ha estado marcado por la unión comunitaria. En momentos difíciles, como el terremoto de 2001 o los años más duros de violencia, la tradición se mantuvo viva como un espacio de paz y encuentro familiar.
En 2014, la Asamblea Legislativa de El Salvador decretó el Día de los Farolitos como Patrimonio Cultural Inmaterial de El Salvador.
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Durante la pandemia de 2020, la festividad se reinventó: aunque no hubo concentraciones masivas, muchas familias mantuvieron la costumbre en sus hogares, reafirmando que la luz de los farolitos simboliza esperanza incluso en tiempos de adversidad.
La historia y la identidad cultural salvadoreña se ve reflejada en esta celebración. Más que una fiesta religiosa o turística, el Día de Los Farolitos es un testimonio del esfuerzo de los pobladores de Ahuachapán por mantener la tradición centenaria.
ACTIVIDADES EN AHUACHAPÁN CENTRO
La popular festividad se realiza el 7 de septiembre; sin embargo, los visitantes podrá disfrutar del colorido evento por más tiempo, ya que se realizará los días 6, 7 y 8, tanto en distrito de Ahuachapán como Apaneca, Concepción de Ataco y Tacuba, según detallaron las autoridades de la alcaldía.
«Tres días donde la fe, la cultura y nuestras tradiciones se unen para iluminar nuestros pueblos y nuestros corazones», compartió Carlos Milla, alcalde Ahuachapán Centro, en su cuenta de Facebook.
En la publicación se detalla que el sábado 6 de septiembre se dará inicio con fiesta y alegría, el domingo 7, la solemnidad y devoción en honor a la víspera del nacimiento de la Virgen María y el lunes 8, se celebrará con júbilo el nacimiento de la Virgen María.
De igual forma, el Ministerio de Turismo (Mitur) anunció que la festividad se espera en toda la Ruta de Las Flores (Nahuizalco, Salcoatitán, Juayúa, Apaneca, Concepción de Ataco y Ahuachapán), el 6 y 7 de septiembre, para disfrutar de las diversidades turísticas de la zona.
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