Habitantes describen lo ocurrido como «una crisis sin precedentes». Calculan que hay al menos 12 comunidades afectadas.

Los peces se están muriendo. Miles de estos han salido a la orilla de los ríos, o a la ribera del embalse Cerrón Grande, a buscar oxígeno. Muchos otros aparecieron flotando, ya muertos, relatan lugareños en las comunidades Sitio Cenicero y alrededores de Copapayo, lugares que rodean el lago de Suchitlán, en Suchitoto, donde ha ocurrido la «mortandad».
Desde hace algunos días, videos y fotografías en redes sociales han mostrado la crisis que se vive en el lugar. Miles de peces salían a flote «buscando sobrevivir», explican habitantes de la zona.
El Diario de Hoy hizo un recorrido el jueves por estos lugares, donde se pudo evidenciar parte de la problemática que está afectando de manera directa e indirecta a un aproximado de 12 comunidades.
«Los primeros días fue triste esto. Eran miles de pescados, y la gente ha aprovechado, han llenado redes completas con pescado, pero también ha habido miles que han muerto en el lugar», dijo Rogelio Miranda, presidente de la comunidad Sitio Cenicero.
Los lugareños confirman que la problemática empezó desde hace 8 a 9 días, aproximadamente. Fotos compartidas a este medio por habitantes en las comunidades muestran cantidades enormes de peces que días atrás buscaban las orillas del lago.

Este jueves, en río Hondo, a la altura del puente Los Holandeses, decenas de especies Carpa China, Tilapia, Mojarra y Quilín buscaban la superficie tratando de tomar oxígeno, mientras una media docena de hombres luchaban por atrapar con redes la mayor cantidad posible, algunos para consumo familiar, otros para la venta.
«Con temor la gente está consumiendo los pescados, unos dicen que pueden estar envenenados, pero solo son rumores», comentaron en la zona.
El puente Los Holandeses se ubica sobre la carretera a Copapayo, donde el olor putrefacto se percibe a varios metros de distancia. Al recorrer río abajo, es evidente la cantidad de peces muertos, muchos ya en estado de descomposición acechados por numerosas aves de rapiña.
«Mire cuántos vienen, es una barbaridad. Esto no se había visto antes. Qué lástima», exclamó Israel Esteban Nativí, de 77 años, quien llegó al lugar desde Ilobasco, Cabañas.
Sacó 17 Carpas China en un solo atarrayazo, de por lo menos dos a tres libras cada uno. Su ayudante cargó al menos tres costaladas a medio llenar hasta la carretera.
«Aquí se han llevado millones de estos animales. Es una vena de azufre que todos los años regresa», dijo el septuagenario, al hablar sobre lo que considera la causa, «pero nunca se había visto tanto pescado muerto como ahora», añadió.
«Esto parecía una pecera. Desde aquí del puente no se veía la claridad del agua, era una gran cantidad de pescado saliendo a la superficie», relató, por su parte, Jonathan, un trabajador de telecomunicaciones que frecuenta todos los días la zona.
Este jueves, como lo ha hecho los últimos días, hizo una parada en su ruta para observar a quienes llenan los costales o cubetas desde el puente.

En Sitio Cenicero el panorama parece ser diferente. «Las aves de rapiña y los perros han limpiado toda la orilla del lago», repitieron varios de los habitantes de esta comunidad, donde habitan alrededor de unas 60 familias, cuya actividad económica principal es la pesca y la agricultura.
Rogelio Miranda describe lo ocurrido como «una mortandad»
«Si bien ocurre todos los años, ahora ha sido peor. Acá hace una semana fue una murición (sic) de peces. Desde el viernes hasta tipo lunes era una barbaridad de pescado. No se soportaba el olor a peces muertos», relató.
El líder comunitario aseguró que se contaban por miles, y que se extendían por toda la orilla del lago, desde San Juan hasta llegar a la Isla Tierra Colorado, en un aproximado de seis kilómetros.
«En el río San Nicolás, cuando fuimos a ver eran millones de pescados. El pescado cuando no tiene oxígeno busca los ríos, en ese tiempo que hubo esa murición había bastante lechuga aquí, eso hace que no haya oxígeno, y luego de que esta lechuga se trasladó hacia Copapayo, también hubo otra murición allá. Toda esta semana todavía se está sacando bastante pescado allá», continuó.
«Muchos nos beneficiamos porque salimos a agarrar pescado, pero era insuficiente la cantidad de personas para el volumen de peces», dijo otro lugareño.
«Era lamentable ver la cantidad de peces que se estaban muriendo», comentó, por su parte, Mercedes Menjívar, de 63 años, lideresa comunitaria.
Otra de las afectaciones que se ha generado y que mantiene preocupada a las comunidades es la proliferación de zancudos, lo que se convierte en un riesgo para la salud.

«Esto de la lechuga ha sido para esta comunidad, y para muchas comunidades, tan difícil ahora también con la plaga de los zancudos. Nos están matando los zancudos. Son miles picándonos y nada que solo mordiditas chiquitas, angustiándonos. No nos dejan comer cena», expuso Menjívar.
«En esta crisis que estamos estamos pasando en este momento ha habido una proliferación de la mosca que llamamos Conga, y una proliferación de zancudos que viene a raíz de la proliferación de la lechuga», explicó Edgardo Molina, presidente del Comité de Reconstrucción y Desarrollo Económico Social de Comunidades de Suchitoto (CRC), organización integrada por 32 comunidades rurales.
Sobre la causa de la «mortandad» los lugareños tienen varias hipótesis: «es una vena de azufre», «con drones regaron veneno o algún tipo de químico para quemar la lechuga», «la contaminación del río con desechos residuales es alarmante al grado de provocar esta crisis», opinaron.
«Para entender lo que está pasando con el lago necesitamos datos científicos, pero los estudios que revelan lo que verdaderamente está pasando son reservados y solo los pueden ver las instituciones de Gobierno, es información que no se comparte con las comunidades, nosotros sabemos que la principal causa es la contaminación de desechos residuales», añadió Molina.
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