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Persiste contaminación en la Laguna de Olomega

En el departamento de La Unión hay áreas protegidas que son responsabilidad del Estado, pero carecen de mantenimiento según los habitantes de la zona.

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La mayoría de las viviendas siguen evacuando las aguas servidas por tuberías improvisadas que van a desembocar en la Laguna de Olomega. Algunas vacas y caballos deambulan a orillas del cuerpo de agua. Cerca hay un contenedor viejo donde la gente llega a depositar la basura. En el verano, los natones de la ninfa y zacate invaden el agua. Esas son las condiciones en las que se encuentra uno de los Sitios RAMSAR.

Estudios (a los que El Diario de Hoy tuvo acceso) que forman parte de las tésis de estudiantes de universidades nacionales registran que los peces están contaminados de parásitos por las heces.

La laguna de Olomega es compartida entre los departamentos de La Unión, en el distrito de El Carmen, y San Miguel, en Chirilagua.

El 2 de febrero de 2010 fue declarada como Humedal de Importancia Internacional por la Convención Ramsar. Su registro es el número 1899 en la lista de dicho tratado internacional, siendo el tercer humedal del territorio salvadoreño dentro de esa categoría.

Solo fue un anuncio y declaratoria que se quedaron en papeles, porque siguen los mismos problemas de contaminación y descuidos de la laguna, según algunos pescadores y lugareños, cuyo malestar es por el descuido que por décadas tienen el Gobierno y las alcaldías de la jurisdicción.

Laguna de Olomega
Las aguas servidas de las viviendas descargan en la laguna. | Foto EDH/Insy Mendoza.

«Las viviendas están situadas en los alrededores de la laguna y en ninguna de las comunidades contamos con un sistema para tratar las aguas de las letrinas o servicios sanitarios; algunas viviendas todavía las tiran directamente a la laguna, y otras en las fosas sépticas, pero todo eso siempre va a contaminar el agua de la laguna», dijo un adulto mayor habitante del cantón Olomega, quien pidió omitir su identidad por temor a represalias por parte de las autoridades y de sus mismos vecinos.

Un problema de años

Otro de los problemas identificados por años son los desagües para la época del verano que hacen algunos ganaderos en la jurisdicción de Chirilagua. Rompen algunos tramos de las orillas de la laguna para que las aguas lleguen a los terrenos donde pastan el ganado, o tienen sistemas de regadío, y eso provoca la disminución del cuerpo de agua.

Manuel Portillo, pescador artesanal, dice que en la laguna hay problemas que van más allá del descuido y la contaminación; señala que hay algunas personas que le están quitando espacio con algunas construcciones o cercas en las orillas: «donde va secando la laguna ahí va agarrando la gente, y ese problema se está dando en todos los alrededores, le están robando el espacio, y nadie del Estado o las alcaldías tratan de evitarlo».

En cuanto a las descargas de las aguas negras, Portillo explica que la mayoría de las casas ya dejaron de hacerlo, lo único que se está vertiendo son las aguas servidas, las que salen de los baños, de la cocina o cuando se lava ropa.

«Los trabajadores de Salud pidieron, hace varios años, que se taparan las tuberías, las prohibieron y solicitaron que cada casa hiciera su fosa. Entonces, todas las aguas que ven que salen de las viviendas no son de las letrinas», añadió Portillo.

Laguna de Olomega
Los caballos y vacas deambulan en los alrededores de la laguna sin ningún control. Foto EDH / Insy Mendoza

En noviembre de 2014 el Ministerio del Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) compró una barcaza, una máquina diseñada para recolectar las plantas invasoras, como jacinto de agua o ninfa, pero solo les funcionó cinco días, recuerdan en la comunidad.

La máquina la compró el ministerio en junio de 2014 por un monto de $221,528 en Illinois, Estados Unidos. Este proyecto fue financiado por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) a través del proyecto Fondo del Agua. La barcaza estaría destinada a trabajar en las lagunas de Olomega, y El Jocotal, en La Unión y San Miguel, respectivamente.

Manuel, de 59 años de edad, lamenta que no hay ningún tipo de mejoras por parte del Estado a favor de la laguna. Recordó que hace más de 10 años el ministerio llevó dicha máquina para retirar los natones, pero funcionó pocos días, y se la llevaron para otra zona del país. «Las autoridades de todas las instituciones ya saben de las necesidades que hay que resolver con la laguna, ellos no lo desconocen porque han salido publicados muchos reportajes, pero nunca se han preocupado».

Santos Quinteros, un ambientalista comunitario del distrito de Conchagua, ha viajado hasta Colombia para capacitarse en temas relacionados con el medio ambiente con enfoque al ecosistema costero marino.

Dice que el Estado salvadoreño casi no le está poniendo cuidado a los temas ambientales: «en Las Tunas, del distrito de Conchagua, somos 20 personas ambientalistas que trabajamos en la limpieza de los manglares a través de los proyectos ambientales que vienen a la zona».

Quintanilla recalcó que el Estado no está protegiendo el medio ambiente: «sobre los recursos naturales lo que están haciendo es destruyéndolos, y ahí tenemos a las comunidades como la Flor de Mangle y El Condadillo, donde fueron destruidas áreas de manglares y ríos, donde están construyendo el nuevo aeropuerto».

Laguna de Olomega.
Algunas de las aves que habitan en la laguna, un lugar de diversidad ecológica. Foto EDH / Insy Mendoza

Pescadores artesanales

Un aproximado de 2 mil personas de las diferentes comunidades se dedican a las faenas de la pesca artesanal en lanchas y en la canoas, el producto en un 75 % es para el comercio y el resto, para el consumo en el hogar.

La pesca es el principal ingreso económico de las personas, seguido por las remesas que reciben de sus familiares residentes en el extranjero, y otra parte de la economía local sobrevive de la agricultura y la ganadería.

Alrededor de las 3:00 de la madrugada llegan las primeras canoas y las lanchas a orillas de la laguna a vender todo lo que lograron pescar durante jornadas de 12 a 24 horas de trabajo; sus clientes frecuentes y otros esporádicos están listos para llevarse el pescado fresco de las especies mojarras, tilapias, guapotes y bagre.

Óscar Lemus Quintanilla, en una jornada de 24 horas, logró sacar 9 docenas de pescado entre tilapia y bagre. Cada docena las vendió a $7.00, haciendo un total de $63.00. Gastó $12.00 en combustible, más la comida que llevó.

«Me fue bien, porque cuando nos va mal no logramos sacar ni la docena de pescado, y ahí es una pérdida para nosotros. Cuando hay temporada buena de la pesca se aprovecha, siempre trabajo las 24 horas todos los días, solo descanso el domingo», agregó Lemus Quintanilla.

De 39 años de edad, él vive en el caserío Punta Navarro, del cantón El Zapotal. Dice que a los 8 años empezó a trabajar en la pesca porque es el principal ingreso para la economía familiar. «Hay temporadas de mala pesca cuando empieza el natón de la ninfa a esparcirse con los vientos que empiezan a partir de noviembre, ahí si son días o semanas de pérdidas para nosotros los pescadores».

Andrés Hernández, un adulto mayor que se dedica a la pesca, sale a las 10:00 de la noche en su canoa y se dirige a puro canalete, regresa al día siguiente entre las 5:00 y 6:00 de la mañana.

«Me acostumbré a salir a pescar remando con el canalete en la canoa, logré sacar 5 docenas y cada una se la vendí a $4.00 a una de mis clientas de todos los días», narra.

Hernández recordó que hace varios años el Gobierno llevó una máquina para tratar de limpiar la laguna, «pero como la máquina que trajeron parece que se les dañó, no hicieron nada más, porque es un monte que les fue difícil de sacar», narró sobre un problema que se mantiene con el paso de los años.

Solicitud de información

El 21 de octubre se solicitó información a las autoridades del Ministerio del Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) a través de la unidad de comunicaciones, vía mensajes de texto por Whatsapp, respondieron que harían la gestión.

El 6 de noviembre nuevamente se les solicita la información, no hubo ningún tipo de respuesta.

También se buscó la versión de las autoridades municipales de San Miguel Centro, el 6 y 7 de noviembre a través de la unidad de comunicaciones. En esa ocasión respondieron que solicitarían con el departamento asignado, y al tener la respuesta la compartirían. Al cierre de la edición no hubo respuesta.

El 7 de noviembre se buscó la versión de la alcaldía de La Unión Sur, vía mensajes de texto a través de la aplicación de WhatsApp. La información se solicitó a la unidad de comunicaciones, pero tampoco hubo respuesta alguna. 

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