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¡Adiós al mito! El libro que cambia radicalmente lo que sabías de la Conquista en El Salvador

El historiador Carlos Aguiluz revela en su libro «Conquista y Evangelio» que la Colonia en El Salvador no fue solo un proceso de lucha, revalorizando el rol que jugaron los pueblos indígenas.

Libros "Evangelio y Conquista" del historiador Carlos Aguiluz

La obra «Conquista y Evangelio», del historiador salvadoreño Carlos Aguiluz, no es solo un esfuerzo editorial, sino la confluencia de una profunda convicción académica y un compromiso existencial por reexaminar la historia colonial temprana en El Salvador.

El autor concibió esta investigación motivado por una insatisfacción historiográfica: la narrativa predominante que simplifica la Conquista y la evangelización como una imposición unidireccional o un proceso de «blanco y negro». Un proyecto que concluyó en más de 600 páginas, que ha decidido publicar en cuatro volúmenes.

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En este primer volumen, fundamentado en rigurosas fuentes primarias, se propone demostrar la complejidad dialéctica del período. La fundación del orden colonial se presenta como un constante proceso de diálogo y negociación entre las autoridades españolas y las estructuras sociopolíticas preexistentes, en particular las de los pueblos pipiles y lencas.

El estudio resalta activamente la capacidad de acción y decisión indígena para modular el nuevo orden político, administrativo y, fundamentalmente, para realizar una reinterpretación cultural del cristianismo en el país.

La Conquista y la Evangelización
Obra de José Vivar y Valderrama, «La consagración de los templos paganos y la misa en México» Tenochtitlan, 1752, óleo sobre tela. Foto: Museo Nacional de Historia, INAH

Pero hay que subrayar, que la publicación del proyecto se consolidó a raíz de una promesa formal ante Dios, tras una experiencia cercana a la muerte por una grave cardiopatía que enfrentó Aguiluz. La recuperación del investigador, que concibe como una intervención divina y el apoyo altruista de allegados, transformó esta obligación moral en el principal combustible para culminar la ardua labor.

Este compromiso existencial permitió que la investigación metódica, la contrastación documental y la redacción de narrativas históricas intrincadas se concretaran, sacando a la luz un trabajo que, de otra forma, habría permanecido inédito.

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El libro revela un orden colonial forjado por la resiliencia indígena y el sincretismo. Analiza la negociación política, la coerción religiosa, y la adaptación cultural de los pueblos pipiles y lencas frente al poder español y las órdenes religiosas. Acá detallamos diez datos clave propuestos por Aguiluz para dimensionar el valor de su investigación.

1 La investigación muestra un conflicto religioso y la mezcla de culturas entre lo nativo y lo español. Los indígenas preferían a las vírgenes y figuras femeninas, pues les recordaban a sus antiguas diosas de la fertilidad y la tierra. Esto fue una manera discreta y astuta de mantener su propia fe, diferente a la de los españoles que veneraban más a los santos hombres.

Historiador salvadoreño Carlos Aguiluz
Historiador salvadoreño Carlos Aguiluz. Foto: cortesía del autor

2 El poder colonial no empezó de cero, sino que se montó sobre las estructuras políticas indígenas ya existentes. Tras la conquista, las Leyes Nuevas de 1542 dividieron el territorio en república de españoles e indios. Esta división fue una herramienta práctica de control para que la Iglesia y la Corona administraran eficientemente a la población y sus recursos.

3 Existía un fuerte contraste en la Conquista. Los frailes (dominicos y franciscanos) buscaban una «conquista espiritual», aprendiendo lenguas y defendiendo a los indígenas de los abusos de encomenderos y clérigos seculares que solo querían riqueza. Esto generó un conflicto de poder sobre el control de las almas y el de los recursos, como se vio con la llegada de los dominicos a San Salvador.

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4 Los registros de visitas coloniales muestran cómo los cronistas castellanizaron los nombres indígenas para poder escribirlos. Al no existir un sistema estándar, estos intentos de transcripción fonética (como cambiar Zenzonatí a Sonsonate, o Apanhecat a Apaneca) llevaron a la transformación y pérdida de la riqueza etimológica de los nombres originales. Cada cambio refleja cómo el oído del cronista adaptó el lenguaje.

5 La conversión al cristianismo fue una adaptación compleja, no solo una imposición. El trauma de la conquista (violencia y epidemias) hizo que los indígenas cuestionaran sus antiguas deidades. Vieron en la nueva fe un consuelo y una vía de supervivencia. Así, apropiaron y mezclaron el cristianismo con sus creencias, lo que les permitió preservar su identidad de forma sutil.

Libros "Evangelio y Conquista" del historiador Carlos Aguiluz
Portada del libro del connacional, que se puede adquirir en físico y de forma digital. Foto: cortesía del autor

6 Las órdenes religiosas se hicieron muy poderosas en la Colonia, actuando como intermediarios culturales y gobernantes de facto de territorios indígenas. Esta gran influencia, útil al inicio, se volvió un obstáculo para la Corona con las Reformas Borbónicas. El rey usó la secularización de doctrinas para reducir el poder de los frailes y reafirmar la supremacía real.

7 La evangelización fue un juego entre adaptación (sincretismo) y castigo (coerción). Los indígenas mezclaron sus ritos en secreto, como los ‘mitotes’ y ‘fandangos’ de Tacachico, para resistir. Al mismo tiempo, la Iglesia usó el miedo (castigo divino o Inquisición), simbolizado por la imagen de San Francisco que «azotaba», para imponer la ortodoxia. Así, la fe fue una negociación y un campo de batalla.

8 Los pueblos indígenas no fueron pasivos, sino que usaron su gran capacidad política para mantener sus estructuras locales. Aprendieron a usar el sistema legal y eclesiástico colonial en su favor. Participar en cofradías fue una estrategia para fortalecer sus comunidades. El caso de Tacachico, que logró remover una imagen de San Francisco que les causaba escozor, demuestra su agencia política para defender sus intereses.

9 La conquista incluyó a contingentes indígenas aliados (nahuas, probablemente tlaxcaltecas) que fueron actores clave para someter a los señoríos locales. A cambio de su lealtad, obtuvieron un estatus privilegiado y se les permitió fundar sus propios asentamientos. El Barrio de Mexicanos en Sonsonate y el pueblo «Los Mexicanos» son la prueba territorial de estas alianzas cruciales.

Manuscrito de Glasgow
Esta imagen en el Manuscrito de Glasgow muestra a un par de franciscanos quemando códices, vestimentas religiosas y máscaras de los pueblos originarios. El documento se encuentra en la University of Glasgow Archives & Special Collections.

10 La metodología se centró en la Memoria Eclesial Guatemalteca (paleografiada por la UNAM) y archivos históricos para optimizar el tiempo y evitar transcripciones. El autor ve el trabajo como una fase inicial y exploratoria para ordenar temas, y omitió mapas georreferenciados por presupuesto. El trabajo ya está en línea y puede adquirirse en varios sitios digitales.

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