No se puede más que agradecer a la Providencia y hacer votos por que el plan de paz en Gaza permita la liberación de los rehenes en poder del grupo palestino Hamás y se acabe la zozobra de miles de familias del enclave que sufren por la guerra y el hambre.
Estados Unidos ya anunció que los 47 rehenes –se cree que sólo 20 están vivos– serán liberados entre el próximo lunes y martes, lo cual ha dado respiro de alivio a sus familias, que sufren la agonía desde el 7 de octubre de 2023, cuando milicias palestinas invadieron el sur de Israel, asesinaron y mutilaron a miles, violaron a mujeres y se llevaron a cientos de rehenes a Gaza, lo cual fue el detonante de la guerra que ha cobrado decenas de miles de víctimas.
Pero aún falta completar varios pasos de este plan de paz, de manera que aún no se puede cantar victoria plenamente, por lo menos hasta concretar la liberación de los rehenes a cambio de la excarcelación de 2000 prisioneros palestinos por Israel.
El intercambio debería ocurrir dentro de las primeras 72 horas de implementación del alto al fuego, con el retiro programado de las tropas israelíes y la entrada de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza.
No hay que olvidar que Hamás es un grupo violento, patrocinado por Irán, que ha jurado acabar con el Estado de Israel, por lo cual no se puede confiar plenamente en ellos, sobre todo a que se desarmarán.
«El grupo palestino había dicho durante mucho tiempo que estaba dispuesto a liberar a todos los rehenes a cambio de la retirada completa de las fuerzas militares israelíes de Gaza, el fin permanente de la guerra y la liberación de presos palestinos. El acuerdo alcanzado el jueves solo garantiza una de esas tres cosas: la liberación de los prisioneros. No hay certeza de que esto conduzca al fin de la guerra y, en un principio, solo prevé un repliegue parcial de las fuerzas israelíes», escribe Adam Rasgon, corresponsal de The New York Times desde Tel Aviv.
Esto, según analista que cita el periodista, «reflejaba cómo Hamás se había debilitado gravemente durante los dos años de guerra y había sufrido recientemente una enorme presión por parte de importantes aliados como Catar y Turquía», pero no es de atenerse, pues Hamás no quiere rendirse, pues significa capitular frente a Israel. La sola invasión y las atrocidades que cometieron contra civiles indefensos indica el grado de fanatismo y deshumanización de tales grupos, incluyendo a Hezbolá en Líbano, al Talibán en Afganistán, a los milicianos yemenitas y al fatídico Estado Islámico, más extremo y que también ataca y pone a temblar a todos los demás.
Medio Oriente, un campo de guerra permanente desde 1979
Como hemos dicho repetidamente, este infierno se desató en 1979 con la caída del sha de Irán y el ascenso al poder de clérigos fanáticos y sus seguidores que primero se tomaron la embajada de Estados Unidos en Teherán y mantuvieron secuestrado al personal por 400 días; luego desataron una guerra con Irak que duró una década; instauraron la sharia o ley islámica y degradaron a las mujeres, al punto de apalearlas públicamente si no usan un velo en la cabeza. Por si fuera poco, buscaron la expansión violenta del islam integrista en el exterior con grupos que causaron sangrientos actos de terrorismo, como la voladura de un cuartel de la ONU en Líbano, los ataques a Washington y Nueva York en 2001 y a ciudades europeas.
El Ejército de Estados Unidos ha dicho que enviará 200 soldados a Gaza para que se unan a las tareas humanitarias de supervisión en el marco de la implementación de la primera fase del acuerdo de paz con Hamás, con la ayuda de tropas de trabajarán de otros países como Egipto, Turquía y Emiratos Árabes Unidos.
Confiamos que termine pronto el calvario de los rehenes en manos de Hamás y de los habitantes de Gaza.