En 1826, Santa Ana protagonizó un episodio poco recordado de la historia centroamericana: 57 de sus vecinos solicitaron al Congreso Federal separarse de San Salvador y constituirse como un Estado propio dentro de la Federación.
En 1826, Santa Ana protagonizó un episodio poco recordado de la historia centroamericana: 57 de sus vecinos solicitaron al Congreso Federal separarse de San Salvador y constituirse como un Estado propio dentro de la Federación.
En 1826, apenas cinco años después de la independencia de Centroamérica, Santa Ana protagonizó uno de los episodios más olvidados pero reveladores del temprano republicanismo salvadoreño: la solicitud de convertirse en un Estado independiente dentro de la Federación.
El documento, firmado por 57 vecinos de la Ciudad Heroica, fue dirigido al Congreso Federal de Centroamérica. Y aunque nunca prosperó, dejó en evidencia las tensiones regionales y el frágil proceso de construcción estatal.
Este suceso evidencia que la independencia centroamericana no fue un proceso lineal ni homogéneo, sino lleno de tensiones locales, intereses económicos y rivalidades políticas. La “Cuarta reclamación” de Santa Ana sigue siendo un recordatorio de que la nación salvadoreña se construyó sobre negociaciones, imposiciones y proyectos frustrados.
“Queremos separarnos de San Salvador”, escribieron aquellos 57 vecinos hace casi dos siglos. Aunque su aspiración no prosperó, la memoria de esa lucha revela el dinamismo y la complejidad de las independencias en Centroamérica.
A continuación, los diez puntos esenciales que explican este capítulo de la historia, según la investigación del historiador Sajid Alfredo Herrera Mena, incluido en el documento «La opinión de un pueblo no se conquista. Independencia, estado y nación en la América hispánica», publicado por la Universidad de Costa Rica, Editorial Sede del Pacífico en 2022, bajo el título «Queremos separarnos de S[an]. Salvador: La solicitud independentista de Santa Ana al Congreso Federal de Centroamérica, 1826».
1 Un nuevo mapa político tras 1821
La independencia centroamericana, declarada en Guatemala el 15 de septiembre de 1821, no generó unidad inmediata. San Salvador, Sonsonate, San Miguel y Santa Ana vivieron tensiones constantes. El Estado salvadoreño se consolidó con la Constitución de 1824, que definió solo cuatro departamentos: San Salvador, Sonsonate, San Vicente y San Miguel. Sin embargo, viejas rivalidades jurisdiccionales seguían latentes.
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2 Santa Ana, un poder económico en ascenso
Desde el siglo XVIII, Santa Ana había crecido gracias a la producción de añil, azúcar y hierro, además de su ubicación estratégica en el occidente. Familias como los Méndez, Figueroa, Rodríguez y Calderón consolidaron haciendas y un peso político local. Su ayuntamiento, convertido en villa en 1812, reclamaba mayor autonomía frente a San Salvador.
3 El antecedente: la anexión a México
Durante la anexión centroamericana al Imperio de Iturbide (1822), Santa Ana apoyó la unión con México y se mostró distante de San Salvador, que lideraba la causa republicana. Ese episodio sembró desconfianza entre ambas ciudades y marcó la primera gran ruptura.
4 Tensiones con San Salvador
Con la caída del Imperio mexicano y la creación de la República Federal de Centroamérica en 1823, San Salvador se proclamó Estado y anexó de facto a Sonsonate. Para los santanecos, esa acción fue inconstitucional y un ejemplo del “espíritu de conquista” de la capital, que pretendía dominar a sus vecinos.
5 La “Cuarta reclamación” de 1826
El 27 de mayo de 1826, 57 vecinos de Santa Ana enviaron al Congreso Federal un escrito titulado “Cuarta reclamación de los vecinos de Santa Ana al Congreso federal, solicitando la formación de un nuevo Estado”. Argumentaban que el centralismo de San Salvador anulaba sus libertades y que deseaban constituirse como un Estado federado, al igual que había ocurrido con Nicoya al incorporarse a Costa Rica.
6 Protagonistas del movimiento
Entre los firmantes destacaban miembros de familias influyentes como José Gabriel Martínez, Felipe Beltrán, Bonifacio Paniagua y José María Vides. Ellos representaban a una élite local que defendía su autonomía política y económica frente a las imposiciones de la capital.
7 Argumentos legales y políticos
El escrito alegaba tres puntos clave:
-La anexión de Sonsonate fue inconstitucional, al no contar con el consentimiento del Congreso Federal.
-La concentración de poderes en San Salvador hacía imposible la imparcialidad.
-Las demarcaciones territoriales aún eran provisionales, por lo que el Congreso federal podía reconocer un nuevo Estado.
8 La visión federalista
Los santanecos no buscaban independencia absoluta, sino un lugar dentro de la República Federal de Centroamérica. Su propuesta reflejaba la visión de múltiples microseparatismos que proliferaron en la región en el siglo XIX, donde pueblos y villas aspiraban a elevar su estatus político frente a las capitales.
9 El obstáculo demográfico
Aunque el presidente federal Manuel José Arce consideró viable unir a Santa Ana y Sonsonate en un nuevo Estado, la propuesta chocó con la Constitución federal: se exigían al menos 100 mil habitantes para la creación de un Estado, pero la región apenas sumaba unos 60 mil.
10 Desenlace y olvido
La solicitud quedó en suspenso en medio del estallido de la Guerra Federal (1826-1829), que enfrentó a liberales y conservadores en toda Centroamérica. La inestabilidad política impidió que el Congreso atendiera el reclamo santaneco. Santa Ana nunca logró convertirse en Estado independiente, pero mantuvo su peso económico y social, que más tarde, con el auge cafetalero, la consolidó como la segunda ciudad más importante de El Salvador (artículo elaborado con asistencia de IA).
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