Light
Dark

Jefas de hogar: el 42.6% de las familias salvadoreñas depende de una mujer

En El Salvador, 859,825 mujeres son jefas de hogar, una población que ha ido en aumento, afectada por una combinación de factores que profundizan su vulnerabilidad, opinan expertas.

mujeres preparando alimentos

En El Salvador, casi la mitad de los hogares son encabezados por mujeres. En 2023, tomando como base la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples (EHPM), el 42.6 % de los hogares salvadoreños era encabezado por una mujer, frente al 39.1 % que se registró en 2022, lo que marca un incremento de 3.5%. 

Por otra parte, el Censo 2024 reflejó que el 45% de los hogares tienen jefatura femenina y, dentro de los hogares monoparentales (a cargo de uno de los progenitores), el 87.7% son sostenidos por mujeres. 

Expertas en el tema de género señalan que esta realidad coloca sobre los hombros de las mujeres no solo la responsabilidad económica en sus hogares, sino también la carga del cuidado familiar, en un contexto marcado por la pobreza y la desigualdad que tiene a la base causas estructurales. 

«La pobreza en sí es un resultado de la desigualdad, particularmente de género», explica, Massiel Merino, directora del Centro de Estudios de Género de la Universidad de El Salvador (UES). 

vendedora de quesadillas
La cocina tradicional permite a algunas mujeres de la zona rural comercializar deliciosos alimentos.

«La brecha en la tasa de ocupación es un claro ejemplo», expone. Mientras el 81.5% de los hombres tienen empleo, solo el 50.5% de las mujeres logran insertarse en el mercado laboral, según la EHPM 2023.

 La experta añade que incluso cuando la mujer accede a un trabajo remunerado, la brecha salarial persiste, en promedio las mujeres perciben $89 menos al mes que los hombres, además de concentrarse en sectores peor remunerados debido a la segregación laboral. 

A esto se suma la sobrecarga de tareas domésticas y de cuidado, que limita sus oportunidades de formación y desarrollo personal.

La EHPM 2023 también refleja otros aspectos como que el 76.7% de la población económicamente inactiva son mujeres. 

«Esto no significa que no estén realizando actividades que tienen una gran relevancia para nuestra sociedad y para nuestro sistema económico. Los datos señalan que las mujeres que no están buscando empleo, más de la mitad de ellas (57%) no lo hace por dedicarse al trabajo doméstico y de cuidado, actividades indispensables para la sostenibilidad de la vida», añade la entrevistada.

QUIZÁ LE INTERESE: Seis de cada diez personas que viven en pobreza en el  país son mujeres

En el caso de los hombres que no trabajan, las razones por las que no buscan empleo son porque están asistiendo a un centro de educación, están de vacaciones, por incapacidad u otras razones. 

Carmen Urquilla, coordinadora del Programa de Justicia Económica y laboral de la Organización de Mujeres Salvadoreñas por la Paz (ORMUSA), advierte que esta situación genera un «círculo vicioso» difícil de romper, pues las mujeres sostienen el hogar, pero al mismo tiempo cargan con un trabajo no remunerado. 

«Se requieren políticas públicas que reconozcan y redistribuyan el trabajo doméstico y de cuidados, y que potencien la autonomía económica de las mujeres», opina. Las expertas coinciden en que, más allá de las cifras, las mujeres jefas de hogar enfrentan jornadas dobles o triples pues buscan generar ingresos fuera de casa y, al regresar, asumen nuevamente la responsabilidad del cuidado de hijos, personas mayores u otras dependientes.

Esta situación genera no solo presión económica, sino también desgaste físico y emocional.

Dependencia económica

La falta de independencia económica también está entre factores que puede incrementar el riesgo de violencia, uno de los factores que puede incidir en la crianza en solitario, opina Merino, pues muchas mujeres no pueden abandonar relaciones violentas porque dependen de los ingresos del agresor. 

«El gozar de autonomía económica es fundamental para que ellas puedan tomar decisiones libres y salir de situaciones de violencia», enfatizó la académica. 

Margarita Ventura, es madre de seis hijos, tras ser víctima de violencia doméstica se convirtió en jefa de hogar, cuando sus hijos aún eran muy pequeños. 

Señala que uno de los principales desafíos que ha enfrentado como madre soltera ha sido la falta de apoyo, incluso de su familia, además de las limitaciones económicas para cubrir necesidades básicas como la alimentación y la salud de sus hijos.

 Otro de los retos ha sido equilibrar el trabajo y el cuidado de sus hijos lo que la obligó a dejarlos muchas veces sin supervisión desde una edad temprana. Ahora sus hijos son adultos e independientes. 

«Se necesitan soluciones estructurales»

Ambas especialistas coinciden en que la salida no puede depender únicamente de los esfuerzos individuales. La inversión estatal en políticas sociales, programas de protección económica y sistemas nacionales de cuidado son clave para reducir la brecha.

Asimismo, destacan la importancia de fomentar la organización comunitaria, el acceso a créditos, la formación profesional y la generación de oportunidades de empleo digno.

LEA ADEMÁS: Las mujeres no estudian por los quehaceres del hogar

 «La pobreza no se supera con golpes de suerte, sino con políticas públicas que garanticen bienestar social», apunta la representante de Ormusa.

Asimismo señalan que el desafío está en abordar las causas de una manera estructural y cultural. 

Transformar los roles tradicionales de género, redistribuir las tareas de cuidado y garantizar condiciones de igualdad son pasos indispensables para romper este círculo de vulnerabilidad, apuntan. 

Patrocinado por Taboola