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Se crece con más pobreza

La pobreza siguió aumentando en 2022 y 2023, a pesar que la economía creció en 3% y 3.5%, respectivamente.

Prosperidad, pobreza y planeta

El verdadero desarrollo sólo es posible cuando se avanza con prosperidad, se reduce la pobreza y se fortalece nuestra porción del planeta. Algunos líderes del mundo venden falsas soluciones que presentan como mágicas, como la quimera de un crecimiento económico sustentado en más deuda, en reducir u omitir los programas para mermar la pobreza y hasta en descalificar la lucha contra el cambio climático. 

El mundo avanzó hacia gobiernos más autoritarios y que funcionan con menos lógica económica. Está privando la lógica política. 

En este contexto, las oficinas principales de los gobiernos tienen como prioridad identificar cuáles negocios impulsar y la repartición de los beneficios. El desarrollo sostenible está en pausa en un mundo con más incertidumbre y menos empatía con los pobres y el medio ambiente. 

¿Qué tanto se avanzó en el desarrollo?

En una mirada de largo plazo, la parte positiva es el resultado notable en prosperidad y pobreza. El componente débil o con menos avance es el medio ambiente. Sobre este último basta recordar que el agua que se sirve por la Administración Nacional de Acueductos y Alcantarillados (ANDA) ya no es potable (el atributo se perdió hace décadas), el aire está más contaminado que hace cinco lustros y cada año se aprecian más las vulnerabilidades al cambio climático.

Si se revisa el crecimiento del PIB real en los últimos 30 años, se aprecia un avance constante y modesto, calificado de crecimiento lento, con una expansión promedio del 2.5%. En este periodo, solamente se han experimentado dos retrocesos respecto al crecimiento, que corresponden a 2009 y 2020, ambos asociados a sendas crisis mundiales, la primera identificada como hipotecaria y financiera. La más reciente, con la pandemia de COVID-19. 

Costa Rica es la nación vecina que más ha progresado en los últimos 30 años, con un crecimiento promedio de 4.1%, que le ha permitido duplicar su economía en términos reales en 24 años. A nuestro ritmo se requieren cerca de 40 años para el mismo resultado, casi el doble. 

A pesar del ritmo de expansión modesto, la prosperidad generada logró reducir a la mitad el tamaño de los hogares en pobreza en El Salvador en apenas 14 años. Al final de la Guerra Civil (1992), la pobreza total de los hogares se ubicaba en torno al 60%. Para 2006, se había reducido al 30.7%.    

Desafortunadamente, se experimentó un período de retroceso en este esfuerzo y la tasa de hogares en pobreza retornó al 40% en 2008 y 2011, años de fuerte turbulencia mundial, con sendas crisis en los precios de los alimentos y en los rubros hipotecario y financiero. 

El periodo entre 2012 y 2019 fue de estabilidad, con crecimiento lento y se logró, nuevamente, llevar la pobreza al 22.8%. Pero la pandemia (2020) marcó otro retroceso y la elevó al 26.4%. El rebote económico de 2021 permitió mejorar solo parcialmente estos datos, hasta el 24.6%. 

La pobreza siguió aumentando en 2022 y 2023, a pesar que la economía creció en 3% y 3.5%, respectivamente. La razón del alza de la pobreza se asocia al incremento de precios, pero también ha jugado su papel el crecimiento excluyente o mayor desigualdad en este período (ver gráfica n.1).

Ante el repunte de precios experimentado desde el 2022, la respuesta política fue congelar los precios de las gasolinas, el diésel, las tarifas de energía eléctrica, el gas licuado de petróleo (GLP) y el agua potable servida por ANDA. 

Por tanto, se incrementaron los recursos destinados a subsidios generalizados, que no se focalizan en los hogares pobres. Además, se exhibió una pasividad o desinterés por establecer programas de alivio a los grupos vulnerables.

La foto de pobreza en los nuevos Municipios

El país dispone de 2 estimaciones de pobreza, el enfoque multidimensional (utiliza 20 variables) es calificado como más preciso comparado con el método más simple basado sólo en ingresos. 

La mitad de los municipios, 22 de 44, registran niveles de pobreza superiores al promedio nacional en ambas mediciones al mismo tiempo (monetaria y multidimensional). Es el conjunto de municipios que están ubicados en el cuadrante superior derecho en la gráfica. 

Si se toma en cuenta sólo un método, los municipios que superan el promedio nacional se elevan a 28 en la multidimensional y 30 en la monetaria.

Para tener un acercamiento más individual a cada uno de los municipios, se analizó cuántos de estos presentan un nivel de pobreza superior al 35%. Son 7 municipios por el método multidimensional y 5 en por el de ingresos. 

Por otro lado, 4 municipios cuentan con un nivel de pobreza mayor al 40% por el método multidimensional y 2 por la estimación monetaria.

Los municipios que superan el 40% de hogares en pobreza multidimensional son Ahuachapán Sur (50.2%), Morazán Norte (46.7%), Sonsonate Norte (45.5%) y Usulután Oeste (42.5%). Por su parte, con el enfoque de ingresos se limitan los casos extremos de pobreza a Ahuachapán Sur (43.8%) y Usulután Norte (49.1%).

En el otro lado del espectro, los municipios que registran un nivel de pobreza inferior al promedio nacional en ambos métodos son 9 (cuadrante inferior izquierdo). Estos son Chalatenango Norte, San Salvador Centro, San Salvador Este, La Libertad Este, San Miguel Centro, Santa Ana Norte, La Libertad Sur y San Salvador Norte.

La medición de pobreza por las nuevas identificaciones de municipios ha generado imprecisiones. A manera de ejemplo, en el pasado, Antiguo Cuscatlán era el municipio con menos pobreza. Ahora, integrado en un solo municipio con Huizúcar, Nuevo Cuscatlán, Zaragoza y San José Villanueva pierde su liderazgo como La Libertad Este.

Se debe tener presente que, mientras más grande es el territorio o la población, el promedio tiende a generar distorsión sobre la precisión de la situación de pobreza. En efecto, la gran diferencia entre pobreza rural y urbana en el enfoque multidimensional, así como el promedio nacional y el que corresponde a Usulután Norte en el método monetario. 

Para desarrollar una política pública sustentada en evidencia se requiere una mayor profundización para asignar fondos públicos a favor de los más pobres. Estos datos pueden dar directrices en ese esfuerzo.

¿Cómo avanzar en el desarrollo?

Es inobjetable que la ruta del desarrollo pasa por el mayor crecimiento económico. En los últimos años, el país ha crecido en construcción y turismo. Son los sectores más beneficiados con incentivos fiscales. La duda razonable es si son inversiones sostenibles y si se está generando un desarrollo equilibrado entre prosperidad, pobreza y medio ambiente.

Para crecer, el país requiere mayor inversión pública y privada. La pública tiene limitaciones y el horizonte de mediano plazo es de ajuste fiscal. La privada responde a oportunidades y condiciones. 

Entre 2019 y 2024, El Salvador captó $2,600 millones en inversión extranjera directa (IED), apenas el 5.7% de la IED que recibió Centroamérica en ese periodo. La región superó los $46,000 millones liderada por Costa Rica. 

Se tienen identificadas las razones por las que el país es el menos atractivo a la inversión de toda la región y se está haciendo algo para remediarlo.

Sin embargo, en este contexto los pobres han salido de la agenda de política pública, a pesar de que la pobreza se incrementó en los últimos años. Los últimos programas serios relacionados con esta lucha que se diseñaron e implementaron fueron el Programa de Red Solidaria y Pensión Básica Universal, de ARENA y FMLN, respectivamente.

Economista de La Lupa, Observatorio El Salvador en formación

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