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Así pasa sus días el centenario artesano de los populares pájaros de madera

¿Te gustaría vivir 100 años? Pero sin consumir alcohol y con tener amor a Dios. Manuel tiene 100 años y comparte sus secretos

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Don Manuel parece una persona tímida y seria; pero cuando comienza el diálogo su rostro refleja una sonrisa, que es acompañada del relato de su vida. 

Tiene en su memoria muchas etapas de su vida, desde que viajó a varios países Centroamericanos, que fue destazador de cerdos, que recolectaba leña para llevar el sustento a su hogar y que, hace cuatro años, comenzó a elaborar figuras de madera.

Lo cuenta con una elocuencia envidiable a pesar que el 5 de febrero pasado cumplió 100 años, siendo una de las personas más longevas en el país.

Manuel de Jesús Ruiz Mejía tiene 100 años de edad. Es cuidado por su hija, Edis Eloisa de Ancheta, de 47 años. Foto EDH/Cristian Díaz
Manuel de Jesús Ruiz Mejía tiene 100 años de edad. Es cuidado por su hija, Edis Eloisa de Ancheta, de 47 años. Foto EDH/Cristian Díaz

A El Diario de Hoy le reveló su secreto para llegar a un siglo de vida: no ingerir aguardiente, cervezas y tampoco consumir cigarros “porque todo eso le daña el cerebro a uno. El aguardiente le cose los intestinos y la cerveza lo pone a uno barrigón también, ese es el secreto”.

Pero el ingrediente principal “es entregarse a Jesucristo, que es lo primero”, dijo al recitar, de memoria, versículos de la Biblia relacionados al amor a Dios y al prójimo.

“Si usted lo hace va hacer feliz en su vida”, agregó.

Él fue el segundo de cinco hermanos; fue el único en llegar a esa edad.

El creador de contenido, Nay Santos, es una de las personas que más ha apoyado a don Manuel en los últimos años. Foto EDH/Cortesía

Don Manuel tomó notoriedad en redes sociales por su avanzada edad y porque hasta hace poco se dedicaba a elaborar figuras decorativas en madera, en el distrito de Salcoatitán, municipio de Sonsonate Norte.

Nadie le enseñó dicho oficio. Hace cuatro años comenzó su elaboración como una medida para contribuir a la economía de su hogar.

Pero debido a que comenzó a perder la movilidad de su cuerpo, sufrió una caída y le disminuyó la visión en su único ojo en buenas condiciones, su familia lo instó, hace año y medio, a dejar la ocupación.

Todo eso provocaba que se hiciera heridas constantes en sus manos al momento de desempeñar su oficio.

536 personas

tienen 100 años en el país, de acuerdo al  VII Censo de Población y VI Censo de Vivienda 2024, realizado por el Banco Central de Reserva (BCR)

La hija de Manuel de Jesús Ruiz Mejía, Edis Eloisa de Ancheta, de 47 años, relató que siempre fue un padre proveedor en su hogar.

Pero, especialmente, contó sobre el amor y cariño que le mostró a ella desde pequeña. 

Las idas a traer a la escuela o cuando sacaba alguna fruta de su mochila cuando, por alguna razón no lograba comer, son recuerdos presentes en ella.

“La vida que tuvo de niño fue bastante difícil (por la pobreza); no estudió, aprendió a leer y escribir por emergencia. Se puede decir que a él no lo conocí joven, cuando yo nací ya era un hombre anciano”, dijo de Ancheta.

Don Manuel camina a pausas por su avanzada edad; en ocasiones lo hace apoyado con un bordón y otras veces por su hija, quien en la actualidad se dedica completamente a su cuidado.

Manuel de Jesús Ruiz Mejía tiene 100 años; se dedicaba a la elaboración de artesanías de forma artesanal. Las mismas eran vendidas a turistas de la ruta de Las Flores. Foto EDH/Cortesía

Algunas enfermedades que padece no le han quitado el deseo de vivir y la sonrisa que lo caracteriza cuando entabla una conversación.

Aunque no precisa la edad, relató que de joven viajó a Guatemala al ver “la pobreza de mi pueblo”.

Luego viajó a San Pedro Sula, en Honduras, donde vendía objetos de fantasía.

Años después regresó al país donde se casó y tuvo, con su esposa, 11 hijos. 

Para llevarles el sustento, trabajó como destazador de cerdos; la carne la comercializaba su esposa.

Luego “me dediqué a trabajar en el campo, en los cafetales, podando, deshierbando, así fue como fui criando a mis hijos”, relató.

Cuando de Ancheta tenía 7 años (hace cuatro décadas), la familia de don Manuel vivía de colonos. 

2 personas

tienen 100 años en el distrito de Salcoatitán, Sonsonate Norte. Aunque la persona con mayor edad en dicho distrito tiene 110, de acuerdo a los datos del Censo

Para llevar el sustento, don Manuel, ya de 60 años, recolectaba leña de las fincas y algunos de sus hijos salían a ofrecerlas a las panaderías que tenían hornos artesanales. 

Las ganancias servían para comprar diez libras de maíz para las tortillas, una libra de azúcar y una bolsa de café. En dichos artículos gastaban diez colones de los veinte que lograban vender al día, ocasionalmente, en leña. 

Don Manuel también recordó su etapa como emprendedor de artesanías, principalmente de pájaros, que eran compradas por los turistas que transitaban sobre el kilómetro 80 de la carretera Ruta de las Flores.

Antes no se había dedicado a dicho oficio; pero con un corvo, comenzó a tallar las figuras, de manera rústica.

Don Manuel camina a pasos lentos, con ayuda de su hija o un bastón. Foto EDH/Cristian Díaz

La edad y sus creaciones, se combinaban para llamar la atención de las personas.

Algunos creadores de contenido le ayudaron a construir una humilde vivienda, donde estableció su pequeño negocio.

“Yo en mi papá, a pesar de las pobrezas, tuve todo. Tuve el amor de un papá; para decirle que hubo un tiempo que no había nada qué comer y compraba un atado de dulce, lo partía y me daba para endulzar el café. Mi papá me venía a dejar a la escuela. A veces salía oscuro de la escuela y ahí estaba él; en el invierno, con el plástico, acurrucado, esperándome a que saliera”, recordó la sonsonateca.

Los cuidados que ahora demanda don Manuel han generado que su hija deje su trabajo para dedicarse por completo a su padre, que requiere de medicamentos, pampers y alimentación.

2 personas

tienen 125 años, siendo la edad más alta registrada oficialmente en El Salvador. Ambas personas son mujeres

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La ayuda de algunas personas y el salario de su esposo, permiten cubrir sus necesidades.

“Tiene tres enfermedades desarrolladas que ya no tienen cura”, reconoció de Ancheta.

Una de sus condiciones es la pérdida de visión. Su ojo izquierdo lo perdió de pequeño; mientras que la visión, del derecho, comenzó a presentar deterioro hace más de un año.

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