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La crisis humana interminable en Sudán debido a la guerra

Millones de desplazados, infraestructura totalmente destruida, enfermedades, agua contaminada y la tasa de vacunación en niños más baja del mundo son parte de los efectos

La crisis humana interminable en Sudán debido a la guerra

Al menos unas 89 personas murieron durante diez días de ataques dirigidos por las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) de Sudán en Darfur (al occidente), según la información del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

Los ataques comenzaron el 11 de agosto y continuaron de manera ininterrumpida hasta el 20 en la zona de El-Fasher y cerca del campo de desplazados Abu Shouk.

Desde abril de 2023, estalló una nueva guerra en Sudán, país africano del norte del continente, en una lucha que enfrenta el jefe del ejército, Abdel Fattah al-Burhan, y Mohamed Hamdan Daglo, comandante de las RSF, que han dejado miles de muertes y un sinfín de afectaciones.

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«Los brutales ataques de las RSF… resultaron en la muerte de al menos 89 civiles en un período de 10 días hasta el 20 de agosto. Tememos que el número real de civiles muertos sea probablemente mayor», señaló la oficina de Derechos Humanos de la ONU.

«Estamos particularmente horrorizados por el hecho de que entre la más reciente oleada de asesinatos de civiles, 16 parecen haber sido casos de ejecuciones sumarias», añadió la oficina, al referirse a violaciones al derecho internacional humanitario por motivos étnicos.

Consecuencias

Sólo en la capital, Jartum, los combates obligaron al desplazamiento de cuatro millones de personas en un campo de batalla completo.

Según reportes de la AFP, los combatientes paramilitares desmantelaron las infraestructuras y saquearon todo, desde equipos médicos y bombas de agua hasta cables de cobre.

«Normalmente, en una zona de guerra se ve una destrucción masiva… pero casi nunca se ve lo que ha ocurrido en Jartum», considera Luca Renda, coordinador residente y humanitario de la ONU. «Se han llevado todos los cables de las casas, todas las tuberías fueron destruidas», explicó.

Hoy en día, precisamente los sistemas de energía y agua siguen siendo uno de los mayores retos de la ciudad.

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El jefe del departamento de electricidad del este de Jartum, Mohamed al Bashir, habla de «daños masivos» en las principales estaciones transformadoras de la capital sudanesa.

«Algunas centrales eléctricas quedaron completamente destruidas», dice.

Vastas zonas de Jartum siguen sin electricidad y, al no haber un suministro de agua fiable, este verano se produjo un brote de cólera. Según la ONU, se registraron hasta 1.500 nuevos casos al día en junio pasado, situación que se ha repetido.

En la segunda semana de agosto, al menos 40 personas murieron en Darfur, al oeste, en el peor brote de cólera registrado en años según Médicos Sin Fronteras. «Además de una guerra total, la población de Sudán está sufriendo ahora el peor brote de cólera que ha vivido el país en años», afirmó la organización médica en un comunicado, que atendió a más de 2,300 pacientes en esos días.

Desde julio de 2024, se han detectado cerca de 100.000 casos de cólera en todo Sudán, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que alertó que la dolencia se está propagando «por todos los estados sudaneses».

La organización de la ONU para la infancia, Unicef, indicó que desde agosto de 2024 se han registrado más de 2.408 muertes en 17 de los 18 estados de Sudán.

Agregó que más de 640.000 niños de menos de cinco años están amenazados por la enfermedad en Darfur del Norte, escenario de intensos combates.

Sistema de salud devastado

Una de las consecuencias que más golpea a los grupos más vulnerables, como los niños, es que todo el sistema de salud está devastado.

En las zonas golpeadas por el conflicto se estima que más del 70% de hospitales permanecen directamente fuera de servicio, según un reporte de El País. Los que quedan deben cargar con toda la presión para hacer frente a la situación pese a la escasez enorme de recursos, suministros y personal.

Uno de los aspectos que afecta más a los niños tiene que ver con la carencia de vacunas, apuntó el medio español. «Desde el inicio del conflicto, la tasa de inmunización de infantes en Sudán ha retrocedido 40 años y el país cuenta hoy con la cobertura de vacunación básica más baja del mundo, según datos publicados en julio por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef», señaló.

En 2022, antes de la guerra, la cobertura de vacunación en Sudán de niños de hasta un año era del 94%, mientras que en 2024 había caído al 48%, la más baja registrada en el país desde 1987 y muy alejada de la media global del 89%.

Jessica García
Jessica García