Palabras del otrora capitán de la Selecta sobre el exfutbolista, historiador, periodista y escritor Manuel de Jesús Cañadas
Palabras del otrora capitán de la Selecta sobre el exfutbolista, historiador, periodista y escritor Manuel de Jesús Cañadas
Muchos me preguntan por qué admiramos y siempre hablamos tan bien de Manuel Cañadas, «Manue» como le dicen sus hermanos, Meme o Memito como le decimos algunos de los que lo queremos. Pues bien, paso a contarles por qué.
Resulta qué, cuando nos iniciamos en el fútbol, los más jóvenes no teníamos ni voz ni voto en el vestuario, los mayores hablaban entre ellos y nosotros no podíamos entrar en ese círculo especial, de los más curtidos, de los que más sabían, solo podías opinar o hablar si ellos te lo pedían o autorizaban; así era el camerino, los jóvenes: ver, oír y callar.
Tuve la suerte de llegar al equipo con el maestro Don Hernán Carrasco Vivanco y Don Isaías Choto como entrenadores; Don Hernán cuando se refería a mí como «cabro chico».
Era un centro delantero goleador, procedía del Dragón de San Miguel, liga de ascenso. Los directivos me contratan luego de que juego en un preliminar en el estadio Flor Blanca, anoté un gol y los directivos del Atlético Marte, que jugaban de estelar, me contactan y me hacen la propuesta para jugar con los Mustang, bombarderos, carabineros, guerreros azules; antes tenía una oferta de Luis Ángel Firpo, para jugar en el equipo usuluteco.
Me decidí por Marte, pues además me ofrecieron que me iban a conseguir un trabajo afuera del fútbol. Me presenté a entrenamiento y Don Hernán, con esa clase especial, me dice: «cabro chico», acá no tienes lugar para jugar, te cedo a Negocios Internacionales y allí si vas a jugar en tu posición, acá juegan tres, estaban: Sergio Méndez, Elenilson Franco, Ernesto Aparicio (ambos se fueron ese año), Alfredo Erazo y esperando turno dos o tres jóvenes más.
Pero testarudo como soy, le digo a Don Hernán, me quiero quedar y él me dice: «pero tienes que saber que no vas a jugar»
Acepté y me quedé, no me tomaban en cuenta, sólo Don Isaías se encargaba de mi estado físico, era un calvario, extenuante, pero nunca claudique.
Hago toda esta introducción para resaltar el trato, las formas del cómo Memito se encargaba de los más jóvenes, siempre pendiente de nosotros, él era joven pero con experiencia, venía de ser bicampeón, con su anillo (perdido en el camerino), pero ganado con esa valentía, entrega, calidad de un grande.
Memito sabía que veníamos de hogares con valores pero con falencias económicas, siempre nos preguntaba si habíamos comido, si teníamos para el bus, eso era afuera del campo de juego, adentro del campo era la extensión de Don Hernán, con mucho conocimiento táctico, estratégico y un liderazgo a toda prueba, todos cumplíamos a rajatabla los mandatos de Memito, sabiendo que era para bien de todo el equipo.
Al final y antes de los partidos, sonriente, alegre, chistoso, dicharachero, ocurrente, con picardía de la buena, un líder genial.
Gracias Memito
Gracias Manuel de Jesús Cañadas Aguirre.
PD: Con aprecio, de alguien que no se olvida la ayuda que brindaste, cuando era más necesaria.
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