Remesas no bastan para levantar la economía, señala financiera

EMFI plantea que el aumento en los envíos de dinero del exterior pueden ser respuesta a incertidumbre por TPS, pero ve un enfriamiento de la economía

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Bajo el título «Las remesas no son suficientes», la agencia financiera inglesa EMFI (Emerging Finance) señala en su reciente informe sobre El Salvador que esos ingresos no bastan para sostener la economía del país.

Si bien las remesas batieron un nuevo récord en el primer semestre de este año y eso inyecta dinero a la economía, hay otros signos de desaceleración económica que están bajo la lupa de expertos tanto dentro como fuera del territorio.

De allí que EMFI incluye en su último análisis estos aspectos relevantes de cómo está la economía salvadoreña y qué está influyendo en su bajo crecimiento.

El informe destaca que en junio el país recibió $862.9 millones en remesas, un 29 % más que el mismo mes de 2024. «Lo que sigue respaldando el consumo privado», indica la agencia. 

Según los datos del Banco Central de Reserva (BCR), los ingresos en remesas en los primeros seis meses de 2025 suman $4,837.69 millones y en el mismo lapso de 2024 fueron $4,102.03 millones.

«Esta tendencia al alza, que no muestra signos de moderación, puede ser una respuesta a la incertidumbre que rodea la renovación del TPS para los salvadoreños en EE.UU.», plantea el análisis.

Agrega que aunque el presidente estadounidense Donald Trump prorrogó el TPS por 18 meses, algunos países centroamericanos, como Honduras, no han tenido tanta suerte, «lo que refuerza la percepción de que el TPS salvadoreño también podría llegar a su fin». 

La agencia añade que en el caso salvadoreño el apoyo político de EE.UU. le ha permitido avances como la prórroga del TPS y una mayor cooperación en materia de seguridad, «pero también deja a El Salvador más expuesto a los vaivenes de la política exterior estadounidense, especialmente en materia comercial y migratoria, ya que se mantiene el arancel del 10 % impuesto a las importaciones salvadoreñas».

Ante ello, la financiera considera que cualquier cambio en estos ámbitos podría tener efectos inmediatos en las remesas y las exportaciones, que son dos motores clave de la economía salvadoreña. 

Desaceleración económica

En ese sentido, EMFI plantea el contraste entre el aumento de las remesas empujado por un factor externo y el freno económico dentro del país.

«La economía salvadoreña mostró signos de desaceleración a principios de año, con un crecimiento del 2.3 % en el primer trimestre de 2025, frente al 3.8 % del mismo periodo del año anterior. Esta moderación confirma el enfriamiento de la actividad económica tras el repunte observado en el último trimestre de 2024», dice en el informe.

Añade que la inversión y el consumo privado fueron los principales impulsores de ese resultado respaldado por el repunte de las remesas. 

Por el contrario, apunta la financiera, la disminución del consumo público, como consecuencia del impacto de los recortes fiscales destinados a cumplir los objetivos del acuerdo con el FMI (Fondo Monetario Internacional), así como la contracción de las exportaciones, debilitaron la demanda. 

En junio, EMFI divulgó otro informe titulado «Aún en la senda fiscal», en el cual apuntó que el gasto en consumo del gobierno disminuyó como «consecuencia de los despidos masivos de empleados públicos por parte de la administración Bukele» y eso influyó en el freno económico.

«Hasta ahora, el gobierno ha aplicado importantes medidas fiscales, que han dado lugar a un descenso del déficit fiscal, pero los duros recortes del gasto también han provocado una ralentización de la actividad económica», indicó en el anterior reporte.

Y en el reciente análisis agrega que la deflación se prolongó por tercer mes consecutivo en junio, situándose en -0.18 % respecto al año anterior y en línea con la ralentización económica.

«Los datos del sector real apuntan a una desaceleración económica. El índice mensual de actividad económica se ha estabilizado en torno al 2.3 a 2.5 % interanual entre febrero y abril, lo que sugiere un menor impulso general y podría indicar que aún es poco probable que se produzcan signos de repunte económico en el tercer trimestre del año», recalca la financiera.

Del mismo modo subraya que la inflación se ha mantenido negativa desde abril (-0.11 % interanual) hasta junio (-0.18 % interanual), lo que evidencia el enfriamiento de la economía salvadoreña.

Según datos del BCR, varios rubros mostraron deflación, es decir un descenso del nivel general de precios, como por ejemplo transporte (-3.6%), alimentos y bebidas no alcohólicas (-1.44%), recreación y cultura (-1.36%), así como prendas de vestir y calzado (-1.13%). 

Economistas han señalado que esa aparente baja de precios no es porque los productos o servicios cuesten menos, sino que los consumidores han tenido menos dinero para comprar. 

Bajas exportaciones

El informe también detalla que «el sector externo sigue siendo una fuente de presión» ya que el déficit comercial se amplió nuevamente en un 19.5 % respecto al mismo periodo del año anterior, acumulando una brecha de más de $845 millones en junio. 

En ese sentido, menciona que tanto las exportaciones como las importaciones disminuyeron en términos mensuales, pero el deterioro anual se explica por el mayor crecimiento de las importaciones (16.6 % más en relación a 2024) en comparación con las exportaciones (12.5 % más). 

«Este desequilibrio refleja la solidez de la demanda interna —en particular de bienes de consumo financiados principalmente por las remesas— que sigue creciendo por encima de la capacidad exportadora», destaca EMFI.

Lo que viene…

De acuerdo al análisis de la financiera, «El Salvador entra en la segunda mitad del año con señales mixtas en el frente económico», ya que la desaceleración observada en el primer trimestre de 2025 «sugiere que el impulso observado a finales de 2024, respaldado por el gasto público, no se ha consolidado».

También sostiene que si bien la inversión y el consumo privado, financiados por las remesas, siguen siendo los pilares del crecimiento, la caída del gasto público y la contracción de las exportaciones han limitado el desempeño económico.

Y agrega que la consolidación fiscal exigida por el acuerdo con el FMI, aunque necesaria para corregir los desequilibrios, impone un freno adicional a la actividad.  

En este contexto, EMFI proyecta que el crecimiento para 2025 será entre 2.5 % y 2.3 %. «dado un entorno menos dinámico de lo esperado y una actividad económica que aún no ha despegado».

Menciona que su pronóstico está en línea con las previsiones del Banco Mundial (2.2 %) y del FMI (2.5 %), que prevé que la economía de El Salvador es la que menos crecerá de la región.

En cambio, el BCR ha mantenido una proyección «algo más optimista», del 3%, o la del Ministerio de Hacienda que estima un crecimiento del 3.1 % como base para el presupuesto de 2025, comenta la agencia.

«Esta divergencia plantea riesgos fiscales: si el crecimiento real no alcanza el escenario optimista utilizado para estimar los ingresos tributarios, podría complicar los esfuerzos de consolidación fiscal y dificultar el cumplimiento de los objetivos acordados con el FMI», concluye.

Katlen Urquilla
Katlen Urquilla