Feligreses buscan estar cerca de San Romero

A pocos días de la canonización, decenas de devotos visitan la capilla donde monseñor Romero ofició misa y fue asesinado.

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domingo23 de septiembre de 2018 Misa ofrecida por Cardenal Rosa ch·vez a peregrinos de San Miguel que llegaon en peregrinaciÛn al hospita Divina Providencia para celebrar una misa y conocer el lugar donde viviÛ y muriÛ MonseÒor Romero Foto EDH/ Menly Cortez

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04 October 2018

Con la próxima canonización de Monseñor Óscar Arnulfo Romero, el próximo 14 de octubre, el lugar donde fue asesinado se ha convertido en un centro de peregrinación. El 24 de marzo de 1980 recibió una bala en el pecho cuando daba misa en la capilla del hospitalito de la Divina Providencia, ubicado en la calle Toluca y avenida Rocío de la colonia Miramonte, San Salvador.

Ahora se ha convertido en un complejo que alberga un hospital de cuidados paliativos, la capilla y el Centro Histórico Monseñor Romero.

Desde tempranas horas de la mañana en días de semana, pero especialmente los sábados y domingos, recibe a muchos creyentes de todas partes de El Salvador y el extranjero, grupos que se coordinan, incluso, con meses de anticipación para organizar las excursiones y recorridos a la capilla y al Museo Monseñor Romero.

Según la Madre Rubí, encargada principal de atender a los visitantes, recibe todos los días a grupos muy diversos desde escolares, grupos de congregaciones de los diferentes departamentos del país; además de las frecuentes visitas de extranjeros de distintos países del mundo como Guatemala, México, Costa Rica, Venezuela, Estados Unidos, Italia, Alemania, Francia y Suiza, por sólo mencionar algunos. Hay días tranquilos y días muy ajetreados, pero sin falta siempre hay visitas.

Una vez que llegan los autobuses al complejo, los feligreses comienzan a descender de los vehículos con sus rostros llenos de respeto y expectativas. Algunos con algo de dificultad, debido a su edad; pero sin un ápice de incomodidad por la alegría de estar cerca de la memoria de Monseñor.

Con la ayuda de los más jóvenes, suben juntos la pequeña cuesta donde está el primer destino, la Capilla de La Divina Providencia. Es en este lugar donde la Madre Rubí recibe a los visitantes para iniciar con una recapitulación de los hechos más relevantes de la vida y martirio de Óscar Arnulfo Romero.

Posterior a evocar la memoria, la Madre Rubí prosigue con las indicaciones para tomar fotos e ingresar al Centro Histórico Monseñor Romero, lugar donde vivía antes de ser asesinado y hoy convertido en museo.

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La religiosa hace énfasis en mantener una actitud de oración y de respeto a las otrora pertenencias del beato. Por respeto a los aposentos de Monseñor, las personas ingresan en grupos pequeños para atestiguar los restos de manera más personal.

Después de una breve plegaria en honor al beato, los feligreses se movilizan hacia el museo donde, desde el primer momento de su ingreso según el testimonio de varios visitantes, se percibe un aura pacífica y evocadora entre las pulidas vitrinas llenas de fotografías personales, sus libros, reconocimientos y sus emblemáticos hábitos litúrgicos.

Quizá una de las vitrinas que más captura a los visitantes y causa mayor reflexión es aquella que resguarda los ropajes ensangrentados que utilizó en sus últimos momentos de vida, aquellos que reflejan de manera inequívoca la entrega que tenía hacia los más necesitados y sus ideales.

Tras el recorrido, abordamos a algunos de los creyentes para tomar sus impresiones respecto al recorrido y sus reflexiones personales.

Los más jóvenes tienen en sus recuerdos las visitas que hicieron en su infancia con sus escuelas. Algunos otros fueron presentados a su imagen cuando tenían más edad, obteniendo un renacer en su fe. Sin embargo un punto en común en el reconocimiento de la obra sobre Monseñor Romero es la familia, es el recuerdo transmitido por aquellos que testificaron su obra y han heredado a sus familiares sus historias, valores y enseñanzas.

Ese es el caso de María José Ramírez, quien de pequeña pudo visitar el museo, pero regresó como una joven universitaria para una vivencia de manera más profunda y reflexionar respecto a los conceptos de fe, solidaridad y egoísmo de la época de Monseñor y cómo nuestra sociedad contemporánea parece padecer de los mismos carencias. Por momentos así piensa María José, que es necesario denunciar las injusticias y abocarnos a la protección de los desvalidos y no olvidar que todos somos una familia y debemos velar por el bien social.

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Destaca la reflexión de Danilo Pérez, catequistas del Colegio Santa Inés de Santa Tecla, respecto a la importancia del conocimiento y entrega como salvadoreños a la memoria de monseñor Romero y es el llamado a la santidad: “la canonización es importante porque los salvadoreños como pueblo podamos sentirnos identificados con la santidad, pues esta siempre ha sido un referente externo, los santos que conocemos y nos encomendamos siempre son de otros países y rincones del mundo; pero por primera vez en nuestra historia un miembro de nuestro pueblo alcanza ese ideal de ejemplo y entrega e independientemente de si nos dedicamos o no al clero, sus valores humanos son algo a lo que todos podemos llegar a alcanzar y sentirnos orgullosos como salvadoreños, igual que Monseñor”.

Cada día más cercanos a su canonización, afloraran cada vez más los recuerdos de su labor y entrega al pueblo salvadoreño y cada momento es una oportunidad para no sólo saber de Monseñor Romero, sino de intentar poner en práctica los valores humanos que tanto lo caracterizaron, para el bien de la familia.