“Vengo arrastrándome, y si estuviera agonizando, agonizante vendría...”, entró diciendo a una oficina de la Corte Suprema de Justicia el magistrado Florentín Meléndez, apoyándose en muletas y parafraseando al prócer José Simeón Cañas.
Afectado por una lesión en la columna causada durante un partido de fútbol, Meléndez le dijo a sus colegas en la sala de sesiones: “Por nada del mundo hubiera dejado de venir este día”.
Si bien el periodo de Meléndez y sus compañeros de la Sala de lo Constitucional, Belarmino Jaime, Sidney Blanco y Rodolfo González concluye este domingo, este viernes era el último día hábil, incluso para compartir como jueces del máximo tribunal como lo hicieron durante estos nueve años, proveyendo fallos que cambiaron la historia de El Salvador.
“No hemos hecho nada extraordinario, hemos tratado de cumplir con nuestro deber como jueces constitucionales”. Así resumió el magistrado Meléndez el trabajo que desempeñaron.
Mientras los colaboradores de los magistrados distribuían su tiempo en procesar sentencias de última hora y empacar pertenencias, los funcionarios hablaron con El Diario de Hoy sobre el legado que le dejan al país y la satisfacción de saber que con su llegada a la Sala se puede considerar “un antes y un después”, porque a, su juicio, ayudaron a que el país quede “un poco mejor de como lo encontraron” en 2009, al asumir el cargo.
Lee además: Cuatro candidatos a Corte Suprema entre favoritos de partidos
Ellos destacaron que con las sentencias que emitieron hubo avances en la judicialización de derechos sociales (salud, medio ambiente, protección de los consumidores, al trabajo y acceso a la información pública).
Además, desarrollaron nueva jurisprudencia, ya que a raíz de demandas presentadas por ciudadanos se logró potenciar el voto libre y democrático. También legislaron para proteger los derechos de las víctimas que han estado abandonadas por el ordenamiento jurídico y emitieron resoluciones para que se terminen de cumplir los Acuerdos de Paz.
Los funcionarios señalaron logros en materia de independencia judicial, que es la “columna vertebral del Estado de Derecho”, y avances en el combate a la corrupción y crimen organizado.
“Pudimos haber hecho más, pero el tiempo no lo permitió y probablemente nuestras capacidades, que son limitadas, como de cualquier persona, pero nunca nos abandonó el compromiso con este país. En esas áreas hemos contribuido, los colegas que llegarán deben avanzar en esto”, expresó Meléndez.
Una de las expectativas que tienen los magistrados de quienes los sustituirán es que den continuidad a las investigaciones de Probidad y la lucha contra la corrupción estatal.
Ante la posibilidad de que los nuevos magistrados de la Sala de lo Constitucional puedan revertir sentencias dictadas por sus antecesores, los funcionarios esperan que los cambios sean para mejorar, fortalecer y ampliar la jurisprudencia y se garantice el acceso a la justicia, especialmente a sectores de la población menos favorecidos.
“Que haya reversiones oscuras de volver a la situación de antes, de 2009, en temas de materia electoral, participación ciudadana, derechos políticos y control del poder sería muy difícil... Los cambios que se vaya a dar ineludiblemente estarán a la vista de todos”, opinó González.
Aunque durante su gestión los magistrados enfrentaron ataques de diferentes “sectores políticos” porque no estaban de acuerdo con las resoluciones que emitían, Blanco sostuvo que terminan su gestión con la alegría con la que asumieron el cargo.
“No tenemos miedo, no estamos pensando en cómo nos vamos a proteger, estamos pensando en todas las actividades futuras que vamos a realizar. Nos vamos con la frente en alto, orgullosos de haber formado parte de esta historia importante de nuestro país”.